Vitoria en el recuerdo

D¨ªa grande para el baloncesto. Barcelona y Real Madrid dirimen un nuevo episodio de su hist¨®rica rivalidad en un escenario solo mejorable si este enfrentamiento hubiese tenido lugar en la gran final europea. Aunque seguramente sus protagonistas le quitar¨¢n hierro al asunto y contar¨¢n eso de que cada partido es una nueva historia, el recuerdo de lo ocurrido en Vitoria durante la Copa del Rey planea sobre el an¨¢lisis previo a la espera de saber si sobrevolar¨¢ tambi¨¦n durante el partido. Y es que aquel fant¨¢stico encuentro desbarat¨® una tendencia que parec¨ªa haberse establecido y que comenz¨® precisamente un a?o anterior con el asalto de los madridistas en el Palau Sant Jordi tambi¨¦n durante la Copa. El proyecto blanco se afianz¨® definitivamente y mostraba tanto futuro que parec¨ªa solo cuesti¨®n de tiempo terminar definitivamente con el dominio azulgrana. Estuvo a punto de ocurrir en la final de la Liga, de la que a¨²n saliendo el Madrid derrotado, dej¨® entrever que era el campe¨®n el que ten¨ªa m¨¢s cosas que arreglar. En la Supercopa de septiembre, el triunfo madrile?o fue incuestionable, ahondando en la sensaci¨®n de cambio de l¨ªder en esta eterna carrera entre los dos. Y cuando lleg¨® la Copa el Madrid estaba lanzado en juego y resultados mientras el Barcelona emulaba al Dr. Jekill en Europa y a Mr. Hide en la Liga dom¨¦stica. Pero ya sabemos todos lo que all¨ª ocurri¨®.
El escenario que se contempla tres meses despu¨¦s tiene demasiadas similitudes con el de febrero como para no tenerlo en cuenta
El escenario que se contempla tres meses despu¨¦s tiene demasiadas similitudes con el de febrero como para no tenerlo en cuenta. Por un lado viaja el Madrid henchido de la confianza que da haber sacado el pasaporte para Londres de una forma tan c¨®moda como contundente, su estado f¨ªsico parece ¨®ptimo, todos los jugadores est¨¢n sanos y descansados y han recuperado la chispa en el juego. Desde Barcelona las se?ales no son tan optimistas, con la agon¨ªa de los cuartos ante el Panathinaikos, la enfermer¨ªa con demasiado trabajo y casi sin haberse podido tomar un respiro en la Liga, donde les quedan tareas por resolver. A¨²n contando que a un partido las sorpresas del guion son m¨¢s factibles, y por mucho que se intente desde el bando madridista que no les cuelguen el siempre molesto cartel de favoritos, s¨ª que parece que al Madrid le llega en mejor momento esta trascendental cita. Pero entonces es cuando aparece de nuevo el recuerdo de Vitoria. No hay duda de que la competitividad del Madrid ha crecido de forma casi exponencial las dos ¨²ltimas temporadas. Y tambi¨¦n que el Barcelona ha ido perdiendo algo de gas y su ascendencia no es tan marcada. Ahora bien, al Madrid le sigue faltando un paso y el Barcelona sigue sacando vidas por donde sea. El asalto blanco a un gran torneo no se ha producido y el Bar?a defiende con gran orgullo su estatus, salvando ya en varias ocasiones situaciones l¨ªmites, la ¨²ltima en Grecia, lo que habla muy bien de su consistencia an¨ªmica.
Ci?¨¦ndonos al juego, varios apuntes. Por un lado, el Barcelona parece conocer a la perfecci¨®n c¨®mo llevar los partidos por la senda que m¨¢s le conviene, que es justo la contraria a la ideal del Madrid, no dejando que los partidos cojan vuelo y terminen decant¨¢ndose en unas pocas acciones, donde se manejan muy solventemente. Pero en el otro lado de la balanza, no estar¨¢ Mickael, habitual tormento madridista, y los problemas f¨ªsicos de Jawai, cuya participaci¨®n es incierta, les resta potencial en una zona donde la tripleta madridista formada por Begic, Hettsheimer y Slaughter no termina de ser fiable. En estas circunstancias, el factor Tomic, que no solo ha cambiado de camiseta sino parece otro en t¨¦rminos de incidencia y agresividad, se antoja crucial. Por ¨²ltimo, tenemos el apasionante duelo estelar entre Navarro y Rudy. Sobradamente conocida es la persistencia de Juan Carlos en hacer da?o al Real Madrid, y con el fichaje de Rudy el Madrid ha pretendido equilibrar cuestiones de capacidad resolutiva y liderazgo. Encuentros como el de hoy son que los que dan o quitan sentido a este tipo de apuestas. Partido grande, en resumen, con sobrados alicientes como para no perd¨¦rselo por nada del mundo.
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