Nadal, como el s¨¦ptimo de caballer¨ªa
El espa?ol maniata 6-2 y 6-4 a Wawrinka, gana su quinto torneo en siete citas tras su lesi¨®n y celebra su 40? Copa sobre arcilla
El primer punto del partido le anuncia a Stan The Man Wawrinka que la victoria (6-2 y 6-4) de Rafael Nadal en la final del Mutua?Madrid Open es inevitable. El espa?ol ataca el peloteo con la contundencia del que tiene un mensaje que transmitir: Stan, cualquier resistencia es in¨²til. El mallorqu¨ªn pega un derechazo que retumba contra las vallas met¨¢licas igual que un ca?onazo. Acaban de apagarse los altavoces, por los que suena la banda sonora de Los Piratas del Caribe, y el n¨²mero cinco mundial asalta el encuentro al abordaje. Pasada 1h 11m, Nadal celebra su quinto trofeo en los siete torneos que ha disputado desde que volvi¨® a competir en febrero y da un paso m¨¢s con vistas a Roland Garros (desde el 26 de mayo): si el domingo que viene defiende su t¨ªtulo de Roma, le quitar¨¢ el n¨²mero cuatro mundial a David Ferrer y tendr¨¢ un sorteo m¨¢s amable en Par¨ªs.
"Quiz¨¢s esta victoria es a¨²n m¨¢s especial por donde venimos, de una temporada complicada", se felicita el campe¨®n con la espalda a¨²n llena de tierra, porque ha celebrado el t¨ªtulo tir¨¢ndose en la arena. "El torneo ha salido mejor imposible. Es el partido en el que he estado m¨¢s agresivo, he jugado un gran partido. He conseguido jugar a un nivel alto".
Como Wawrinka no ofrece resistencia, el mallorqu¨ªn pronto abre el panorama y protagoniza un partido total: ataca por las dos orillas, acorta los intercambios, se lanza a tumba abierta por el partido
Todo esto pasa antes. Wawrinka busca su primer masters 1000. Nadal, el 23? con el que extender su r¨¦cord y el 40? sobre arcilla entre todas las categor¨ªas. Para cuando Rosendo canta Maneras de vivir ya se han visto dos maneras del competir: la del suizo, que se deshace como un azucarillo ante la presi¨®n del ogro de la arcilla, y la del heptacampe¨®n de Roland Garros, que es colmillos y garras, deseo, hambre de triunfo. Wawrinka llega al duelo sobre la ola de su triunfo en Estoril, la semana pasada (derrota a David Ferrer, el n¨²mero cuatro), e impulsado por su triunfo en cuartos sobre Tsonga (el ocho) y por su remontada ante el checo Berdych (el seis) en semifinales. Nadal le despacha como si todo eso no hubiera ocurrido, como si fuera una fantas¨ªa, o tenis de otra divisi¨®n u otro planeta.
El que ser¨¢ n¨²mero diez mundial desde el lunes acaba desbordado por lo mismo que ha ahogado a tantos tenistas con rev¨¦s a una mano. Nadal trabaja ese golpe con la insistencia de un torturador, igual que la gota malaya. Sabe que suma un 33-0 contra Gasquet, Wawrinka, Almagro y Haas, quiz¨¢s los tenistas con pasado y presente en el circuito que tienen mejor ese golpe exceptuando a Federer. Como Wawrinka no ofrece resistencia, el mallorqu¨ªn pronto abre el panorama y protagoniza un partido total: ataca por las dos orillas, acorta los intercambios, se lanza a tumba abierta por el partido y gana el ciento por ciento de los puntos con su primer saque en el set inaugural. Esa primera manga dura media hora. El encuentro, 1h 11m. Nadal es el s¨¦ptimo de caballer¨ªa y Wawrinka, un tenista normalmente combativo y de bell¨ªsimos golpes, polvo en el camino.
Solo se ven detalles del tenista explosivo, a veces furioso, que es el suizo, un hombre dif¨ªcil de desbordar, que rompe la pelota con el rev¨¦s y la derecha. Remonta un 0-40 que es su perdici¨®n (2-6, 2-2 y 0-40). Pega un grito. Mueve las piernas intentando activarse. No sirve de nada: le pesan demasiado las horas gastadas en las rondas previas y le maniatan los precedentes (8-0 para el espa?ol, sin un solo set para el suizo). Nadal devora el t¨ªtulo y contin¨²a con su sorprendente vuelta al circuito: tras siete meses parado con una rotura parcial de ligamento rotuliano y una hoffitis en la rodilla izquierda, suma cinco t¨ªtulos (dos masters 1000) y dos finales. Casi nada.
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