El ¨²nico patr¨®n es Nibali

Detr¨¢s de Nibali, los secundarios, todos, pelean por ser segundos, por un hueco en el podio, por acabar entre los 10 primeros. Ur¨¢n, Evans, Scarponi, Niemiec, Majka, Intxausti, Betancur¡­ Delante con Nibali de rosa y m¨¢s patr¨®n que nunca, un s¨ªmbolo, el elegido, Mauro Santambrogio, un corredor de lujosos mofletes y orejas que se empe?an en escaparse del abrazo del casco, casi un Netol, que ya no es tan joven (28 a?os) y nunca ha sido gran cosa como ciclista.

Ambos han arrancado invisibles, sin directo televisivo (los helic¨®pteros amarrados en la base: niebla, hielo, nieve, pleno invierno en los Alpes, fr¨ªo deportivo), a dos kil¨®metros de la cima del Jafferau, la cima final a casi 2.000 metros que permanece de una etapa mutilada, el recorrido (eliminado, por su descenso imposible, el paso por Sestriere), no as¨ª el sufrimiento de los ciclistas. Los dos llegan juntos a la meta, solos, grandes, y Nibali, el patr¨®n, mangas cortas en su maglia rosa, sin guantes que protejan las manos que agarran firmes el manillar, le permite pasar por delante a Santambrogio, quien gana la etapa. Es un gesto, un regalo, la victoria y los 20s de bonificaci¨®n aparejados, y un agradecimiento por los servicios prestados que forma parte de un plan.

En el Giro ya no est¨¢ Wiggo, que se fue enfermo. En el Giro ya no hay lucha ni rival. Se acab¨® el suspense una semana antes de su final, cuando a¨²n quedan si no el Galibier (la nieve sigue haciendo peligrar la llegada el domingo a su cima, situada a m¨¢s de 2.600 metros) todos los Dolomitas. Por eso, para mantener el inter¨¦s, y as¨ª lo desvelaba L¡¯?quipe hace un par de d¨ªas, Luca Scinto, carism¨¢tico y voceador, ronco de voz y ¨¢gil de ideas, propuso un trato a Nibali: yo quiero que ganes, le dijo el director del Vini Fantini; yo quiero que gane un italiano porque el futuro de nuestro ciclismo, la recuperaci¨®n de los patrocinadores, pasa por una victoria italiana; y para que ganes, para deshacerte de colombianos, espa?oles, australianos, polacos, holandeses y croatas, le prometi¨® al siciliano, cuenta conmigo, cuenta con el apoyo y el trabajo de mi equipo. Okappa, le respondi¨® Nibali, cuyo mayor temor es la falta de equipo, con su Aru, el fen¨®meno sardo, enfermo, con Tiralongo, su auxilio siciliano, tocado en la rodilla. ?Y a cambio qu¨¦ obtengo? A cambio, replic¨® Scinto, a cambio lo mejor del trato: t¨² ayudas a mi chaval, a Santambrogio, que es buen escalador y muy simp¨¢tico, a colocarse en el podio. Imag¨ªnate qu¨¦ victoria: un podio tricolor. Italia siempre.

Los planes, como la seda, se desarrollaron en el asfalto como bien se comprob¨® entre la bruma acuosa y glacial del Jafferau, all¨ª, por encima de Bardonecchia, donde los turineses que no caben en Sestriere van a esquiar los domingos, donde Merckx hace 40 a?os, cuando la subida a la cima no era sino un camino de cabras sin asfaltar, hizo doblar la rodilla a Fuente en el ¨²ltimo kil¨®metro. Gan¨® Santambrogio, lombardo de Como, uno que cuando se le pregunta c¨®mo corre tanto este a?o teniendo en cuenta que en los tres anteriores a?os en el BMC no hizo nada, responde que por eso se fue del equipo de Evans y Van Garderen, porque ¨¦l no quiere vivir de gregario, ¨¦l quiere ser campe¨®n. Y acab¨® en la cuadra de Scinto, junto a viejos campeones ca¨ªdos y vueltos a levantar como Garzelli y Di Luca, que en la subida a Jafferau pusieron su talento y sudor al servicio de Nibali.

Ellos, as¨ª se o¨ªa en Radio Giro, los fosforescentes del Fantini, fueron los que acabaron con el intento de Henao, el colombiano que corre como un boxeador, y de Betancur, el otro talento colombiano, de aislar con sus ataques a Nibali para que rematara Ur¨¢n, el colombiano que piensa en la victoria. Y cuando calmados los furores colombianos, Nibali atac¨® a dos kil¨®metros del final, solo Santambrogio, que esperaba esa se?al, le pudo seguir. ?La ayuda del Fantini?, le preguntaron a Nibali en la cima. ¡°Han trabajado para Santambrogio, que estaba muy fuerte, y se ha visto¡±, respondi¨® el patr¨®n. Quiz¨¢s no lo vean tan claro Intxausti, que no tuvo su d¨ªa m¨¢s brillante (entr¨® empapado y helado 17?, a 1m 24s: el mejor espa?ol fue Samuel S¨¢nchez, cuarto, a 26s de la pareja), ni Ur¨¢n, ni Betancur, ni Majka¡­ ni todos los que estorban en el dise?o tricolor del Giro de Nibali.