Azulgrana en la calle y en el campo

La Rambla es del Bar?a, Col¨®n viste la zamarra azulgrana y en Cornell¨¤-El Prat ondea ahora la bandera del FC Barcelona. El Bar?a gan¨® el derbi en la calle y en el campo para desdicha del Espanyol. A rega?adientes, por orden de la jefatura y de manera disimulada, los blanquiazules recibieron a los azulgrana -que actuaron con la camiseta tropical- la? con el pasillo de honor de los campeones, para despu¨¦s claudicar sin discusi¨®n en la cancha. Al Barcelona le dio lo mismo que algunos aficionados le dieran la espalda mientras la mayor¨ªa homenajeaba a los muchachos de Clemente que protagonizaron una hist¨®rica Copa de la UEFA en 1988. El equipo de Tito Vilanova funcion¨® con seriedad y solidez, suficiente para cantar victoria y aspirar a cobrar una prima de un mill¨®n de euros, el premio a repartir en la plantilla si suma 100 puntos e iguala el r¨¦cord del Madrid de Mourinho; le alcanza con ganar el pr¨®ximo s¨¢bado al M¨¢laga.

Adjudicado el t¨ªtulo, no solo se impone activar las causas colectivas, sino tambi¨¦n despertar las individuales para llegar con decoro al final de la Liga. Ausente Leo Messi y convertido en un pivote Villa, vive el Barcelona de Alexis. El chileno ha alcanzado su mejor punto de forma en mayo, justo cuando se especulaba con su traspaso, despu¨¦s de ser considerado un mal fichaje porque no met¨ªa goles. Ya no juega para sus compa?eros sino que ha tenido que reivindicarse ni que fuera por amor propio, y felizmente ha encontrado la porter¨ªa: seis tantos en los ¨²ltimos siete partidos. El de Cornell¨¤ fue muy bonito: tom¨® la pelota en el pico derecho del ¨¢rea, tir¨® la pared con Villa, la control¨® con el pecho, recort¨® al central y la puso de rosca junto al poste izquierdo de Cristian ?lvarez. La agresividad y movilidad de Alexis S¨¢nchez anim¨® un partido presidido por la intensidad y la presi¨®n, poco luminoso, por otra parte, sin mucha continuidad en el juego. La afici¨®n reparaba sobre todo en el contencioso Alves-Wakaso, un pulso tan bravo como inocuo, propio de una tarde de ritmo m¨¢s que de f¨²tbol. Hasta Iniesta tom¨® una tarjeta de Fern¨¢ndez Borbal¨¢n.

Nada mejor que la rivalidad ciudadana para alimentar el fin de campeonato. A falta de elaboraci¨®n y precisi¨®n, se impon¨ªa la recuperaci¨®n y los ataques cortos protagonizados por los azulgrana, que formaron con los titulares, nada de rotaciones ni promociones, a excepci¨®n de Thiago y Song, que jugaron por Xavi y Busquets. El camerun¨¦s estuvo muy puesto como mediocentro y el equipo pudo desplegarse con criterio, incluso por la banda derecha, propiedad de Alves ante la falta de un 7. Aunque escasas, las llegadas del Bar?a fueron concretas, especialmente por parte de Cesc, muy participativo y por contra desafortunado en el tiro: un remate franco dio en el poste. No hubo apenas noticias del Espanyol hasta el descanso por el buen control de partido del Barcelona.

La afici¨®n reparaba sobre todo en el contencioso Alves-Wakaso, un pulso tan bravo como inocuo

Aunque despabilaron los blanquiazules en la reanudaci¨®n, el Bar?a pudo cerrar el partido en una ocasi¨®n clamorosa de Villa. Habilitado por Cesc, El Guaje se qued¨® solo ante el portero y marr¨® el disparo despu¨¦s de controlar la pelota y mirar la porter¨ªa. Tuvo demasiado tiempo para pensar y se equivoc¨® Villa. El asturiano tiene la cabeza en otro sitio, seguramente Londres.

No import¨® demasiado porque el Espanyol de Aguirre no ha encontrado la manera de jugarle al Barcelona. Fracas¨® en el Camp Nou (4-0) y volvi¨® a perder en Cornell¨¤-El Prat (0-2). A pesar de que tuvo m¨¢s presencia en la cancha contraria, apenas provoc¨® la intervenci¨®n de Vald¨¦s. Al t¨¦cnico mexicano no le qued¨® m¨¢s remedio que arriesgar con los cambios para intentar descolocar al Bar?a. La respuesta azulgrana, sin embargo, fue ¨®ptima, tambi¨¦n desde el banquillo: supo organizarse el equipo y presionar lo justo para rematar el encuentro con un gol de Pedro a pase de Xavi. La expulsi¨®n de rigor de Wakaso, cuyo arrebato no tiene fin, acab¨® por desquiciar al Espanyol, el mismo equipo que permiti¨® que el Bar?a cantara el alir¨®n despu¨¦s de empatar con el Madrid. No hay m¨¢s color en Barcelona desde entonces, en la calle y en el campo, que el azul y grana del Bar?a.