Guerra interna sin calado social
La batalla por la propiedad de la entidad balear amenaza con volver al primer plano
El regreso a Segunda, 16 a?os despu¨¦s, abre para el Mallorca un rompecabezas que se resolver¨¢ en las pr¨®ximas semanas y meses. El banquillo, el terreno de juego, el palco y las gradas, todos los estamentos del club, est¨¢n marcados con un interrogante. Hoy por hoy, la ¨²nica certeza es el reajuste econ¨®mico al que deber¨¢ enfrentarse un club que hace apenas un a?o super¨® un concurso de acreedores con el que redujo su deuda a unos 40 millones.
Gregorio Manzano se reunir¨¢ el lunes con la directiva para decidir su futuro. El contrato del entrenador estipulaba una renovaci¨®n autom¨¢tica de lograr la permanencia. Frustrado el objetivo, Manzano podr¨ªa anunciar en breve el fin de su tercera etapa en el Mallorca. Serra Ferrer, el m¨¢ximo accionista, busca un t¨¦cnico con experiencia en Segunda para dirigir a una plantilla que sufrir¨¢ bajas significativas. El Mallorca contaba con el traspaso casi seguro de su m¨¢ximo goleador Tomer Hemed (11 tantos), una venta que ha quedado pr¨¢cticamente descartada por la lesi¨®n de seis meses que sufri¨® el futbolista en la pen¨²ltima jornada. Pero hay clubes espa?oles interesados en Giovani dos Santos y en j¨®venes de la cantera como Tom¨¢s Pina. Ninguno de los capitanes ¡ªMart¨ª, Aouate y Nunes¡ª ha renovado, a la espera de conocer el destino del club balear. Otros titulares fijos como Javi M¨¢rquez, Tissone y Geromel tambi¨¦n desconocen su futuro.
Las acciones mandan Serra Ferrer
Consumado el descenso, la guerra por la propiedad del Mallorca, larvada durante meses, amenaza con volver al primer plano. Preguntado por sus intenciones inmediatas, Serra Ferrer fue tajante: ¡°Las acciones mandan¡±. El mallorqu¨ªn ostenta el 45% de los t¨ªtulos y controla indirectamente otro 10%. Serra enviaba as¨ª un mensaje a los enemigos que tiene en casa: dos de los consejeros del club, Pedro Terrasa y el empresario alem¨¢n Utz Claassen, que aspiran a ampliar su paquete accionarial y lograr el control de la entidad.
La ¨²ltima inc¨®gnita es saber c¨®mo responder¨¢ en Segunda una hinchada que, en las ¨²ltimas temporadas, ha firmado una de las peores asistencias medias de Primera. Los 12.000 habituales de Son Moix son, en su mayor¨ªa, socios, y solo la iniciativa de regalar entradas ha logrado maquillar las gradas. El Mallorca, que aspiraba a dejar de ser un equipo solo de la capital, Palma, para pasar a ser el club bandera de toda la isla y, por extensi¨®n, de toda la comunidad balear, ha perdido calado social. Muchos mallorquines se han alejado del equipo, y los que van al estadio tambi¨¦n lo ven desde lejos, separados forzosamente de los jugadores por la pista de atletismo que hace de Son Moix uno de los campos m¨¢s fr¨ªos del f¨²tbol espa?ol.
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