La felicidad del crack
No s¨¦ cu¨¢ntos d¨ªas se les da a los fichajes deslumbrantes. Lo que s¨ª s¨¦ es que cuando menos se mezclen los goles con la felicidad, mejor para todos.
Las primeras palabras que oigo de Neymar fueron para expresar la enorme felicidad que siente por su incorporaci¨®n al Barcelona. Eso es bueno. Bueno para ¨¦l y para el club que paga su millonaria ficha. Y supongo que tambi¨¦n para un sector importante de la afici¨®n. Yo entre ella. Pero debo reconocer que esa demostraci¨®n de exultante felicidad que el crack brasile?o nos comunica me suena a canci¨®n mil veces o¨ªda. Todav¨ªa recuerdo las declaraciones de amor barcelonista de Rivaldo. No olvido las de Ronaldinho. Esas manifestaciones tan grandilocuentes de afecto y entrega a la causa del equipo que desembols¨® por ellos ingentes cantidades de euros, siempre me parecieron que pend¨ªan de un hilo. Que la frontera entre la felicidad y la no felicidad de estos ases estaba sujeta a un repentino y enigm¨¢tico cambio de humor. De un d¨ªa para otro el crack comenzaba a ausentarse de sus deberes. Comenzaba a instalarse en su semblante y en sus botas una corrosiva tela de tristeza que lo embargaba todo. Pas¨® con Rivaldo. Las tardes y noches de f¨²tbol grande, de goles tan ag¨®nicos como imborrables, comienzan a trocarse por una irreversible e incurable melancol¨ªa.
?Quiere decir ello que debemos desconfiar de Neymar? ?De su ahora flamante y contagiosa felicidad? El tiempo lo dir¨¢. Y los goles. Sobre todo los goles. A los pol¨ªticos se les suele dar cien d¨ªas de margen para que demuestren sus prestaciones. No s¨¦ cu¨¢ntos d¨ªas se les da a los fichajes deslumbrantes, suponiendo que se les d¨¦ alguno. Pero lo que s¨ª s¨¦ es que cuando menos se mezclen los goles y las asistencias con la felicidad (o la tristeza), mejor para todos. Si se es capaz de separar estas dos cuestiones, miel sobre hojuelas. Y si no, que sepamos todos que la felicidad no dura siempre.
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