Gracias, viejo
San Mam¨¦s se despide tras un siglo de historia con Iribar bajo los palos en un emotivo partido entre el Athletic y una selecci¨®n vizca¨ªna
Un d¨ªa de agosto de 1913, Seve Zuazo puso el bal¨®n en juego (entonces no se llamaban estadios como tampoco los s¨²per se llamaban hiper a?os despu¨¦s). Un poquito despu¨¦s, unos minutos despu¨¦s de ese d¨ªa de agosto con el rey Alfonso XIII mirando no se sabe qu¨¦, Pichichi, que era un ansioso, arre¨® un bal¨®n a la red. Era lo suyo, para eso estaba, para eso viv¨ªa, aunque vivi¨® poco. Se trataba de coger el bal¨®n y ponerlo en la red, que luego, como los perfumes, fueron a?adiendo aromas que hac¨ªan el f¨²tbol m¨¢s sutil, como lluvia de verano, o m¨¢s intensos, como una reina del reality, o m¨¢s asfixiante, como un pub de carretera.
Athletic , 0 - Sel. vizca¨ªna, 1
Athletic: Iraizoz (Ra¨²l, m.46, Iribar, m.91); Iraola (Ramalho, m.46), Gurpegui (Ekiza, m.46), San Jos¨¦ (Castillo, m.46), Aurtenetxe (Andrinua, min.88); Iturraspe (Orbaiz, m.85), De Marcos (Guerrero, m.86), Herrera (Galarreta, m.46); Susaeta (Toquero, m.46), Ibai G¨®mez (Aduriz, m.46) e Isma L¨®pez (Dani, m.90).
Selecci¨®n vizca¨ªna: Goitia (Herrer¨ªn, m.46); Exp¨®sito (Unai Medina, m.64), Etxeita (Tarantino, m.46), Alex Goikoetxea (Alain Arroyo, m.46), Koikili; Lafuente, L¨®pez Garai (Urko Vera, m.64), Be?at (Vilarchao, m.46), Mikel Rico, Muneta (Arriaga, m.46) y Azkorra (Merino, m.64).
Goles: 0-1. M.66: Arroyo.
?rbitro: Carlos Delgado Ferreiro.
Unos 40.000 espectadores, lleno, en el ¨²ltimo partido que se ha disputado en San Mam¨¦s antes de que comience a ser demolido ma?ana. Antes del partido se rindi¨® un homenaje a los ex-jugadores y ex-entrenadores del club bilba¨ªno que estuvieron representados en el c¨¦sped por cerca de 150 de ellos.
Un d¨ªa de junio de 2013, Ibai movi¨® el bal¨®n para ponerlo en juego. El gol es lo que manda, es la traducci¨®n futbol¨ªstica de la prima de riesgo. Si alguien no la da para adelante, el gol es imposible. Normalmente, lo primero que siente la vieja, la pelota, es una caricia. Luego se somete a los designios del destino. Y la caricia la dio Ibai G¨®mez, un honor que no pasa a la historia, salvo para los enfermos del f¨²tbol y las sensaciones. Pero entre un bal¨®n y otro, entre el San Mam¨¦s que nac¨ªa y el que agonizaba viendo las excavadoras del futuro, estaban Iribar y Zamora, Di St¨¦fano y Zarra, Panizo y toda la Argentina, Gainza y Ryan Giggs, Rojo y Amancio, Kubala y Uriarte y un etc¨¦tera tan largo como 100 a?os sin ninguna soledad. 100 a?os de San Mam¨¦s resumidos en la presencia de los ex futbolistas y de un p¨²blico variopinto que mezclaba pasado, presente y futuro con distintas intenciones y distintas sensaciones.
Pero el pasado tiene sus cadenas. Va del principio al fin. Y sorprendi¨® que al principio, cuando un centenar de exjugadores del club rojiblanco desfilaron hasta el c¨ªrculo entre los aplausos del p¨²blico, m¨¢s intensos cuanto m¨¢s recientes eran, con Guerrero entre los preferentes, Urzaiz entre los festejados, Etxeberria entre los celebrados. Y entre medio Iribar, Rojo, el pichichi Carlos, o Koldo Aguirre, Maguregui, entre tantos otros, pero la memoria tiene las nubes l¨®gicas de la edad.
Un centenar de exjugadores rojiblancos desfilaron antes del encuentro
?Y las mujeres? Si el pasado va de ayer hasta hace un rato, ?d¨®nde estaban las mujeres del Athletic, las anteriores y las presentes? ?d¨®nde la Catedral de la igualdad?, ?d¨®nde las hacedoras de los ¨²ltimos t¨ªtulos?, ?d¨®nde Nerea Onaindia, la primera mujer en marcar un gol en San Mam¨¦s? ?D¨®nde Eli Ibarra, la ¨²ltima? ?Qui¨¦n es ex jugador?
Fuera del partido, que era secundario, estaba el morbo de ver a Be?at con la selecci¨®n vizca¨ªna, curiosamente poblada de futbolistas del Mirand¨¦s, a Mikel Rico, del Granada, inscritos en algunas agendas period¨ªsticas apresuradas, de animar a Bielsa en un fondo para que se quede y pedir la dimisi¨®n de Urrutia, si no se queda. El presente sobre el esp¨ªritu del pasado, lo cotidiano por encima de lo trascendental, lo visceral por encima de lo sentimental. Curiosamente, los m¨¢s vociferantes se ubicaban en la Tribuna Garay, uno de los futbolistas m¨¢s elegantes de la historia rojiblanca. As¨ª va cambiando el f¨²tbol incluso en las catedrales laicas y presuntamente librepensadoras.
Y el partido segu¨ªa ah¨ª abajo, en el viejo c¨¦sped con el sabor que dejan los detalles, transcurriendo como la vida en una peque?a plaza llena de p¨²blico en la fiesta mayor. Galas rojiblancas en los rojiblancos y azul Bermeo en los vizca¨ªnos ¡ªla mayor¨ªa ex futbolistas del Athletic¡ª dirigidos por I?aki S¨¢ez y Txetxu Rojo, dos aprendices.
Y el partido, ah¨ª abajo segu¨ªa transitando por la amable monoton¨ªa de los cumplea?os, con la ola como entretenimiento colectivo, con los cambios como el tiempo de los aplausos mientras los operarios esperaban en las afueras para hacer su trabajo para hacer sitio al futuro. Un futuro que no comenzar¨¢ con la pr¨®xima Liga, donde el Athletic tendr¨¢ que empezar jugando en Anoeta, seguramente porque el cumplimiento de las promesas, de los plazos, no ha sido una virtud en este pa¨ªs.
Arroyo, de la cantera de Lezama, y hoy en el Mirand¨¦s, autor del ¨²ltimo gol
Y el partido segu¨ªa ah¨ª abajo hasta que Alain Arroyo, un ex de Lezama ahora en en el Mirand¨¦s, bati¨® a Ra¨²l y se fue a casa con el honor de haber marcado el ¨²ltimo gol de San Mam¨¦s. Oficial o no, fue el ¨²ltimo gol, como oficial o no, fue el primero que marc¨® Pichichi en 1913 ante el Racing de Ir¨²n como homenaje a la vieja, como llamaba Di St¨¦fano a la pelota, a la madre del f¨²tbol, pero al f¨²tbol se juega en un campo, en un estadio o en un potrero. Y entonces desfilaron en el equipo Orbaiz, Guerrero, Dani (que se lesion¨®), Andrinua e Iribar, siempre el Txopo, la sombra alargada de San Mam¨¦s, el cobijo del Athletic, el guardi¨¢n de la cueva. El irrepetible. Y San Mam¨¦s se despidi¨® a s¨ª mismo con el ¡°Iribar, Iribar, Iribar es cojonudo¡±. Porque para jugar al f¨²tbol, siempre hace falta un campo, dos equipos y un ¨ªdolo. Y San Mam¨¦s siempre fue ¡°el campo¡±, la madre de ninguna batalla, la abuela de un juego. Por estos pocos 100 a?os, gracias viejo y gracias viejos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.