A Neymar le basta un golazo
Una genialidad del delantero da la victoria a Brasil, que resuelve con m¨¢s autoridad que juego frente a la abnegada Jap¨®n (3-0)
Si a la Confederaciones le falta algo de p¨²rpura, nada mejor que un estreno que se firmar¨ªa en Hollywood: un golazo de Neymar, el p¨®ster del evento, en el primer remate del campeonato. Evocador, adem¨¢s, en un estadio al que da nombre una leyenda del regate y el f¨²tbol de chistera, el inolvidable Man¨¦ Garrincha. Neymar tambi¨¦n es un pajarillo, aunque todav¨ªa no vuele tan alto sobre el c¨¦sped. En Brasilia, la genialidad del ¨²ltimo icono brasile?o parec¨ªa presagiar la primera fiesta del torneo. No fue as¨ª, result¨® epis¨®dico dentro de un partido de tono bajo. Al ritmo cansino y previsible del anfitri¨®n respondieron los japoneses de forma tan abnegada como escasamente creativa. Sin mayores tramas, Neymar, para gozo de los organizadores, se gan¨® los titulares y dio la primera portada de la Copa con su 21? gol en 34 encuentros con la brasile?a.
Brasil, 3 - Jap¨®n, 0
Brasil: Julio C¨¦sar; Alves, T. Silva, David Luiz, Marcelo; Luiz Gustavo, Paulinho; Hulk (Hernanes, m. 75), ?scar, Neymar (Lucas Moura, m. 74); y Fred (Jo, m. 81). No utilizados: Jefferson, Cavalieri; Dante, Filipe, Jean, Rever, Fernando, Jadson y Bernard.
Jap¨®n: Kawashima; Uchida, Yoshida, Konno, Nagatomo; Endo (Hosogai, m. 77), Hasebe; Kiyotake (Maeda, m. 51), Honda (Inui, m. 88), Kagawa; y Okazaki. No utilizados: Nishikawa (p.s), Gonda (p.s); Inoha, G. Sakai, Kurihara, H. Sakai, Nakamura, Takahashi y Havenaar.
Goles: 1-0. M. 3. Neymar. 2-0. M. 48. Paulinho. 3-0. M. 93. Jo.
?rbitro: Pedro Proen?a (Portugal). Amonest¨® a Hasebe.
Unos 55.000 espectadores en el Estadio Nacional Man¨¦ Garrincha de Brasilia.
Tres minutos tard¨® el nuevo compa?ero de Messi en dejar su sello, el ¨²nico de la tarde. Suficiente, de momento, para la pasarela. Marcelo tir¨® un centro lateral desde la orilla izquierda y Fred, un ariete-p¨ªvot, acolch¨® la pelota con su corpach¨®n. Pero el do de pecho lo dio Neymar. Con la pelota a¨²n suspendida en el aire tras el bote, en el balc¨®n del ¨¢rea, el azulgrana enganch¨® un disparo con la pierna derecha que aterriz¨® en la escuadra de la meta nipona. Un remate a 20 metros de la porter¨ªa que aterriz¨® en la red a 98 kil¨®metros por hora, seg¨²n las mediciones de televisi¨®n brasile?a. Un fogonazo. Poco a poco, Neymar se diluy¨®, engullido por el tono gris de un partido plano que Brasil resolvi¨® con m¨¢s autoridad que juego. A salvo con el gol de Neymar, el grupo no exhibi¨® todo su potencial.
No es este Brasil un equipo de fantas¨ªa. Hace tiempo que en su caladero prevalecen los futbolistas de rigor t¨¢ctico, aquellos que imponen su f¨ªsico y se conceden pocas libertades. En muchos aspectos, Brasil se ha ido europeizando, se ha despojado de agudeza, de la chispa por la que tan agraciada fue por este deporte. Ya no es una f¨¢bula, desde hace tiempo es una selecci¨®n m¨¢s bien pragm¨¢tica. Un conjunto que se ajusta a la convencionalidad de los dos medios centros defensivos ¡ªLuiz Gustavo y Paulinho, que no son Mauro Silva¡ª y que se arrima al gol con dos tanques como Fred y Hulk, que casi cierran el marcador al filo del descanso. Hasta que irrumpe Neymar, la Canarinha se agita desde los costados, por donde asaltan Alves y Marcelo.
El azulgrana enganch¨® a la escuadra un remate que entr¨® a 98 kil¨®metros por hora
A la poca cadencia brasile?a tambi¨¦n contribuy¨® el estado del c¨¦sped, alto y bacheado, lo que reten¨ªa el tr¨¢nsito del bal¨®n, que dio m¨¢s de un brinco. Tampoco Jap¨®n anim¨® el duelo. Nunca tuvo la iniciativa y dio la sensaci¨®n de que el temprano gol de Neymar le dej¨® sin partitura. El equipo que entrena el italiano Zaccheroni tiende a imponer paso a paso su perseverancia y sentido del deber, es un conjunto que se toma los encuentros a largo plazo. Si descarrila pronto y se pone en desventaja se queda a la intemperie, sin propuestas para tomar el mando. A Julio C¨¦sar, portero local, solo le entretuvieron con disparos lejanos.
Sin derroche alguno de f¨²tbol, la selecci¨®n brasile?a no sinti¨® agobios. Y menos cuando Paulinho, a los tres minutos del segundo acto, certific¨® el segundo gol. La hoja de ruta, como la del primero, por los carriles. Esta vez el origen no estuvo en la banda de Marcelo, sino en la de Alves. Su centro lo caz¨® Paulinho y se col¨® bajo el cuerpo de Kawashima. Abajo el tel¨®n mucho antes de que Jo, en el ¨²ltimo suspiro, cerrara el resultado de un encuentro del que solo quedar¨¢ la huella del primer tanto, por su ejecuci¨®n y el lustre del autor. Lo que no sirvi¨® para maquillar que desde la diana inaugural apenas hubiera noticias de Neymar, descolgado por la izquierda donde no encontr¨® muchas soluciones. Alg¨²n centro sin destino y un goteo de intento de regates sin productividad. Sin predicamento en el juego, Scolari le retir¨® al primer contratiempo, un pisot¨®n que le dej¨® dolorido. El chico necesita todo el cuidado. Es el m¨¢stil de los brasile?os y el gran reclamo de un campeonato al que ya ha hecho un gui?o. Ahora le faltar¨¢ certificar un partido bastante m¨¢s completo.
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