Cuando Isco hace de Romario

En ocasiones, los estilos est¨¢n tan definidos que el desarrollo de los partidos est¨¢ cantado. Antit¨¦ticas Espa?a y Noruega, se intu¨ªa mucha pelota para La Rojita y tanto orden como temor de los n¨®rdicos. As¨ª fue. Con ese guion los futbolistas de Lopetegui se han metido en la final del Europeo, el martes contra Italia, que derrot¨® por 1-0 a Holanda. Lo han hecho respetando el estilo, aplicado con el celo de los puristas como se vio desde la primera jugada en la que Espa?a tuvo que construir. Presion¨® Noruega en la banda y persigui¨® la pelota hasta De Gea. La respuesta del guardameta fue devolver el bal¨®n a la banda con un pase preciso. Y a jugar. Y jug¨® Espa?a.

Pase corto, apoyos, pase largo e Isco entrando poco a poco en el juego. Hasta que empez¨® a carburar con esos registros que se entremezclan para componer un jugador indescifrable. Lo mismo mezcla maniobras con aires de Romario en el ¨¢rea que maneja los tiempos del juego con el dominio cansino que aparentaba Riquelme. Hasta que acelera el juego con un pase imposible. As¨ª naci¨® la primera gran ocasi¨®n de Espa?a. Filtr¨® Isco un pase a Tello y a este le sac¨® su intento de picar la pelota Nyland. La segunda ya fue de Isco, que pis¨® la pelota para girarse en el ¨¢rea y soltar un disparo que tambi¨¦n top¨® con Nyland.

En ese guion prescrito estaba claro que el portero noruego estaba expuesto a una tarde de gloria o a un tormento. Detuvo un zambombazo de Moreno, que empal¨® la volea perfecta en un rechazo. Hasta en esos peque?os detalles tambi¨¦n Espa?a fue superior, bien colocada, sabiendo aprovechar que los noruegos se met¨ªan con todo en su ¨¢rea. Tras esa intervenci¨®n lleg¨® otro disparo de Illarramendi que desvi¨® tras pegar en un defensa. Un tiro cruzado de Rodrigo en uno de esos desmarques cortando en diagonal se escap¨® por poco. Fue su aviso antes de sacar el instinto de cazagoles que le hab¨ªa permitido presentarse en el torneo como el goleador de la fase de clasificaci¨®n. Estir¨® la pierna para cambiarle la direcci¨®n a un bal¨®n que se iba fuera. Volvi¨® a apostar Lopetegui por ¨¦l y le sali¨® bien. Incuestionable en la brega, tambi¨¦n necesitaba un gol para justificarse porque Morata le presiona con remate (tambi¨¦n marc¨® este s¨¢bado) y con juego.

Ese primer tanto oblig¨® a los noruegos a abandonar su exceso de precauci¨®n. Lo intentaron en los primero minutos de la reanudaci¨®n y en algunas jugadas a bal¨®n parado. Hasta que Isco, ayudado por Thiago, Koke e Illarrramendi, volvi¨® a decidir a qu¨¦ se jugaba. Y volvi¨® el toque para gestionar el gol una vez m¨¢s y para ampliar la ventaja. Fue en otra jugada con Romario en la memoria. Control, recorte arrancada y zas, punterazo a la escuadra de un futbolista que lo mismo crea que juega a ser un nueve mentiroso. Indescifrable, mand¨®n y devastador en el ¨¢rea y fuera de ella.