Una final sin sonido
Consideraba que el baloncesto deber¨ªa ser un juego de equipo, no de un grupo de personas. Pero la verdad no es tan sencilla
Para ver el s¨¦ptimo partido de la final de la NBA, me fui a una habitaci¨®n de un hotel fuera de Los ?ngeles. No era una especialmente bonita. En realidad, era un motel, una palabra que es una combinaci¨®n entre ¡°motor¡± y ¡°hotel¡±.
Mientras estaba viendo el s¨¦ptimo partido en la habitaci¨®n de mi motel, hice algo curioso: quit¨¦ el sonido que acompa?aba al partido y lo vi en silencio.
Nos han dicho que esta final se defin¨ªa seg¨²n varias l¨ªneas argumentales. Hubo redenci¨®n: el regreso de Tim Duncan, la relevancia de Ray Allen y el resurgimiento de Chris hombre-p¨¢jaro Andersen. Hubo la explosi¨®n de los asesinos de tres puntos: Danny Green y Gary Neal, que eran unos desconocidos. Pero, principalmente, la final fue un estudio de contrastes. El equipo contra lo individual, lo viejo contra lo nuevo, lo correcto contra lo equivocado. Vean los titulares de dos art¨ªculos escritos el d¨ªa antes del partido: ¡°Los Spurs usan la cena de medianoche para unirse antes del s¨¦ptimo partido¡± y ¡°LeBron James promete que est¨¢ listo para su pr¨®ximo momento de la verdad: el 7? partido¡±. En un lado, el equipo noble y experimentado re¨²ne sus recursos colectivos para prepararse para el ¨²ltimo esfuerzo que le permita alcanzar la gloria. Y en el otro, la joven estrella impetuosa se prepara para echarse a su equipo a la espalda en su b¨²squeda del estrellato individual.
En el deporte, como en la vida, no hay ganadores y perdedores; solo est¨¢n los que consiguen vivir un d¨ªa m¨¢s y los que no
Todos somos c¨®mplices del desarrollo de estos t¨®picos predecibles. Consideraba que los Spurs eran buenos y que los Heat eran malos, y no pod¨ªa evitar considerar que una victoria de los Heat iba en contra de mi opini¨®n personal de que el baloncesto deber¨ªa ser un juego de equipo, no de un grupo de personas. Pero la verdad no es tan sencilla. Y cuando quit¨¦ el sonido, fui capaz de verlo. Record¨¦ que el baloncesto no puede reducirse a esos grandes temas. Un partido de la NBA no se decide por la fuerza de voluntad de un hombre. Los Heat no ganaron gracias al tiro en suspensi¨®n de LeBron James despu¨¦s del tiro en suspensi¨®n de LeBron James (aunque eso ayud¨®.) Ganaron por un fallo de Tim Duncan en el s¨¦ptimo partido o por una p¨¦rdida de bal¨®n de Kawhi Leonard en el cuarto o por un triple de Mario Chalmers en el segundo (o por un triple de Ray Allen en el sexto).
Hay algo de belleza en esto, y es en parte la raz¨®n por la cual nos gusta tanto el deporte. Tenemos que pensar que los detalles mundanos son lo que importa porque, en la vida, los detalles mundanos son casi todo lo que conseguimos. Pero aqu¨ª estoy yo, intentando hacer un gran alegato donde puede que no sea necesario hacerlo y contribuyendo a la algarab¨ªa.
Supongo que lo que estoy tratando de decir es esto: la NBA ha terminado por este a?o y si nos quedamos en lo obvio, esto podr¨ªa ser tanto bueno como malo: tu equipo gan¨® o no gan¨®. Pero no estoy seguro de que tenga sentido quedarse en lo obvio. El deporte no trata realmente de ganadores y de perdedores, aunque los periodistas les digan que lo es. Los Heat ganaron, dir¨¢n, y LeBron James fue importante, as¨ª que olv¨ªdense de todos los dem¨¢s. Pero somos m¨¢s inteligentes. Sabemos que, en el deporte, como en la vida, no hay ganadores y perdedores; solo est¨¢n los que consiguen vivir un d¨ªa m¨¢s y los que no. Y a veces, la ¨²nica forma de recordar esto es haciendo lo que hice cuando vi el ¨²ltimo partido de esta preciosa temporada: quitar el sonido.
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