La ensalada del miedo
Alberto Contador se ve implicado en una ca¨ªda a poco m¨¢s de tres kil¨®metros de meta
Para preparar la traves¨ªa de la C¨®rcega montuosa como trazada sobre el mapa por una reina hiperactiva de ajedrez (recta como una torre hacia el norte por el Este junto al mar, ayer; diagonal de alfil hacia el Oeste, hoy, y torre de nuevo por el Oeste hasta Calvi ma?ana), los equipos hab¨ªan enviado a sus esp¨ªas hace semanas, que prepararon informes y an¨¢lisis, concienzudos, detallados y estudiados, y en ninguno de ellos entraba la variable de un autob¨²s de equipo australiano patrocinado por una firma especializada en fracking y conducido por un vasco atrapado bajo el sensible marco de meta relleno de materiales de medici¨®n y de c¨¦lulas electr¨®nicas.
De la etapa de hoy, la diagonal, y de la de ma?ana, reflejaban los informes el paso por los dos primeros puertos de segunda, temidos por sus carreteras estrechas, por sus curvas sinuosas, por sus descensos de los llamados t¨¦cnicos m¨¢s que por su dureza manejable o por las cuevas rec¨®nditas protegidas por casta?os en que se ocultan los bandidos que por la noche asaltan los poblados. Con ellos, con los puertos y sus carreteras, el miedo cerval a lo incontrolable hac¨ªa su entrada en la ensalada t¨¢ctico-estrat¨¦gica del Tour, pensaban, no con un autob¨²s atascado junto a la playa fea de Bastia como un muro infranqueable hacia el que, como en una pel¨ªcula de suspense un convoy de metro sin conductor se dirig¨ªa el pelot¨®n lanzado e infrenable a m¨¢s de 70 por hora. De la etapa de este s¨¢bado, de la primera que en 100 ediciones el Tour corre en C¨®rcega, se tem¨ªan los ¨²ltimos 30 kil¨®metros, la salida abrupta de una autov¨ªa hacia una carreterita infame bordeada por un bordillo amarillo que la separa de un carril bici ir¨®nico, que reventar¨ªa por los nervios. Eso tem¨ªa Contador, eso sab¨ªa, y pese a eso se cay¨®.
Eso sab¨ªan todos, como sab¨ªan que la primera etapa sirve para inventarse un puerto de cuarta en una cuesta y asignar el maillot de lunares al primero que pase por ah¨ª ¡ªy lo hizo el joven Lobato, de Trebujena y del Euskaltel y espr¨ªnter, que entr¨® en la primera fuga en su primer Tour junto a, entre otros, el viejo Flecha, que en su regreso al Tour luci¨® como estigmas las cicatrices del atropello de hace dos a?os¡ª y para que el destino que tanto decide designara a sus malditos del a?o. El pelot¨®n, cada a?o m¨¢s sabio tambi¨¦n, crey¨® haber evitado el designio malvado (hasta entonces solo se hab¨ªa ca¨ªdo Froome, nada menos, y en la neutralizada, pero ni un rasgu?o). Con el equipo de Contador al frente, y con Contador casi en cabeza, tomaron los favoritos la salida de la autov¨ªa y una vez en las carreteras malignas, comprobada su presencia, todos levantaron el pie, pusieron las manos en la parte superior del manillar, se irguieron y ocuparon en tregua todo el ancho de la carretera. Fue entonces cuando el autob¨²s del Orica y de Gari Atxa, el ¨²ltimo que deb¨ªa pasar bajo el arco, se atasc¨®. Quedaban 10 kil¨®metros que se convirtieron en 15 minutos de blasfemias y caos, ca¨ªdas y lamentaciones.
Ante el muro del autob¨²s, el presidente del jurado, el espa?ol Vicente Tortajada, decidi¨® que el sprint final se adelantara y se disputara en el arco de los tres kil¨®metros. Eso lo anunci¨® a falta de seis, y a?adi¨® que a todo el pelot¨®n, dada la problem¨¢tica, se le aplicar¨ªa el mismo tiempo pasara lo que pasara. El aviso provoc¨® m¨¢s nervios que calma, fue la chispa. No m¨¢s de 200 metros despu¨¦s de que el anuncio les llegara a los corredores v¨ªa pinganillo, Gert Steegmans, que as¨ª se llam¨® ayer la mano del destino y corresponde al belga espr¨ªnter lanzador de Cavendish, nada menos, provoc¨® una ca¨ªda terrible en la parte delantera del pelot¨®n, por la izquierda, con nombres magn¨ªficos entre los ca¨ªdos: Tony Martin, Geraint Thomas, Tejay van Garderen, Peter Sagan, Alberto Contador¡
¡°No tengo nada roto, varios golpes en clav¨ªcula, codo y rodilla que espero se puedan curar con hielo, que no vayan a m¨¢s y que no me impidan acoplarme a la bici en la contrarreloj por equipos¡±, dijo Contador. ¡°Por lo menos este a?o, a diferencia de hace dos cuando tambi¨¦n me ca¨ª en la primera etapa, no he perdido tiempo, y f¨ªsicamente estoy perfecto¡±.
El destino de la ensalada del miedo fue ir¨®nico: al final se desatasc¨® al autob¨²s y el sprint, tras nuevo aviso, se disput¨® junto a la playa. Y al mismo no lleg¨® el espr¨ªnter del Orica, precisamente, Goss, que se cay¨®. Gan¨® el alem¨¢n Kittel.
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