Dos espa?oles en cuartos
Ferrer remonta 6-7, 7-6, 6-1 y 6-1 ante el croata Dodig y Verdasco le propina un triple 6-4 a De Scheppers ¡ñ Sus rivales ser¨¢n Del Potro y el vencedor del Murray-Youzhny.
Goran Ivanisevic, el campe¨®n de 2001, observa sin exaltarse la exhibici¨®n de su compatriota Ivan Dodig: el croata, inspirado en el saque, s¨®lido en el fondo, valiente como pocos, devora a David Ferrer en el tie-break de la primera manga y le hace pagar al espa?ol no haber aprovechado ocho pelotas de rotura. Este no es el Ferrer de siempre, porque compite con un tobillo infiltrado que limita sus posibilidades. Con el paso de los minutos, Dodig se agranda. Tiene tres bolas de break para adelantarse en la segunda manga. Se pone en cabeza en el tie-break que decide ese parcial. Sue?a con tener dos sets de ventaja. Sigue sacando como los ¨¢ngeles y, a¨²n as¨ª, Ivanisevic no se altera. El campe¨®n sabe que la magia no es eterna, que si Ferrer, el n¨²mero cuatro, aguanta, Dodig, el 49, acabar¨¢ por emborronar su partitura. As¨ª ocurre: Ferrer remonta 6-7, 7-6, 6-1 y 6-1 y se cita con el ganador del Del Potro-Seppi en los cuartos de Wimbledon, ronda en la? que tambi¨¦n estar¨¢ Fernando Verdasco (triple 6-4 a De Scheppers), que se medir¨¢ a Murray, que se deshizo de Youzhny en tres sets (6-4, 7-6 y 6-1).
La remontada de Ferrer, segunda consecutiva tras la lograda ante Dolgopolov, es un tributo a la resistencia al dolor, porque la v¨ªspera el alicantino apenas se ejercita, intentando proteger su tobillo. El premio a su esfuerzo son los cuartos de Wimbledon, que alcanza por segundo a?o seguido, y el sue?o de convertirse en el segundo espa?ol que compite las semifinales de los cuatro grandes (Rafael Nadal). En la frontera le esperar¨¢ Del Potro, al que elimin¨® el a?o pasado en octavos y que pena una dolorosa lesi¨®n en la rodilla izquierda.
El alicantino tiene el sue?o de convertirse en el segundo espa?ol que compite las semifinales de los cuatro grandes, junto a Nadal
Hay pocos tenistas completamente sanos en Londres, pocos competidores que pisen la hierba sin sentir dolores. Ferrer, que nunca cedi¨® el saque y firm¨® cinco breaks de quince posibles, no es uno de ellos. Lo que distingue al espa?ol, en cualquier caso, es su capacidad de sufrimiento y su talento al resto. Cuando comienza el encuentro, el saque de Dodig parece inalcanzable, vuela la pelota, y alcanza el croata un porcentaje de primeros saques alt¨ªsimo que impide a Ferrer completar el abordaje. Cuando acaba el encuentro, el saque de Dodig parece disparado por una pistola de agua, neutralizado primero y destruido despu¨¦s por Ferrer y sus tiros.
Como tantos otros antes que ¨¦l, el n¨²mero 49 paga el precio de haber querido ir al cuerpo a cuerpo con el alicantino, que le exige y le retuerce, que le mueve y le mueve, hasta que Dodig, al principio contest¨®n, revienta entre resoplidos. Hu¨¦rfano de piernas, baja el nivel de saque. Hu¨¦rfano de saque, baja su dictado en el partido. Sin amas a las que agarrarse, desnudado, el croata se despide. Ivanisevic ya lo sab¨ªa. Para ganar a Ferrer hay que jugar mucho m¨¢s que dos sets al ciento por ciento. Ferrer exige la vida, el mundo entero, antes de ceder, porque eso, su todo, es lo que ¨¦l est¨¢ dispuesto a poner sobre la pista.
El espa?ol competir¨¢ ahora por las semifinales, como tambi¨¦n har¨¢ por primera vez en su carrera en Wimbledon Verdasco, de nuevo acertad¨ªsimo en el servicio ante De Scheppers, gran¨ªtico en la propuesta, recordando en alg¨²n instante al tenista que se aup¨® hasta el n¨²mero siete del mundo. El madrile?o hizo lo que quiso con el saque del franc¨¦s, el n¨²mero 80 del planeta, que ten¨ªa ese ¨²nico argumento, y luego se marc¨® un baile sobre el c¨¦sped para celebrar su victoria. En todo el torneo solo ha cedido un set. Sobre la hierba de Wimbledon, Ferrer y Verdasco avanzan con paso firme.
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