R¨¢fagas violentas en el valle
Las rotondas, el mistral y las ca¨ªdas endurecen al pelot¨®n y el sudafricano Impey acaba de amarillo Greipel se lleva la etapa
Como una sucesi¨®n de an¨¦cdotas, un relato por acumulaci¨®n, fluye el Tour, que atraves¨® el R¨®dano, por donde baja fuerte el mistral seco, y lleva consigo hasta el Mediterr¨¢neo rosa de sal los olores y la suciedad fabril del Norte, y un cargamento de miedo que reparte en un pelot¨®n de los nervios y termina convirtiendo en l¨ªder al ciclista sudafricano llamado Impey que present¨® a Froome a su novia, celestino.
En la salida, hinchable como los cuentos y las haza?as de los pescadores domingueros que esconden a la vista la bella Aix-en-Provence e impiden hasta imaginar que all¨ª al lado se eleva el monte de Sainte-Victoire, la luz y el color de C¨¦zanne, los cronistas viejos constatan las barbillas marcadas de los nuevos cuadros del Tour, su se?a de identidad, qu¨¦ fuerza, y las miradas de perfil de los ciclistas j¨®venes, desconfiados sus ojos ocultos tras gafas infames. Despu¨¦s de hacerse una imagen del nuevo ciclismo vuelan hacia la etapa, hacia el viejo Tour.
La etapa es Bouhanni, el esprinter boxeador, el pr¨ªncipe de los martirizados, y su carrera publicitaria, que pierde contra el coche escoba. Bouhanni quiso esprintar en Marsella para ver si quedaba el 12 o el 13, tan valiosas son las posiciones an¨®nimas en el Tour, y en su ¨ªmpetu provoc¨® una ca¨ªda que dej¨® retirado al habitual Van den Broeck y con un dedo roto al duro Zubeldia, quien se une alegre al grupo de tullidos ¡ªHesjedal y su costilla rota, Vandevelde y su hematoma en el esternocleidomastoideo, Thomas y su pelvis fisurada, Tony Martin y su piel quemada¡ª que convierten cada etapa en una demostraci¨®n de valor y resistencia.
Clasificaciones
SEXTA ETAPA
Aix en Provence-Montpellier-, 176,5 km.
Velocidad media: 44,3 Km/h.
1. Andre Greipel (Lotto) 3h 59m 02s
2. Peter Sagan (Cannondale) m.t.
3. Marcel Kittel (Argos) m.t.
5. Juan Jos¨¦ Lobato (Euskaltel) m.t.
GENERAL
1. Daryl Impey (Orica) 22h 18m 17s
2. Edvald Boasson Hagen (Sky) a 3s
3. Simon Gerrans (Orica) a 5s
11. Alberto Contador (Saxo) a 14s
Montpellier-Albi: 205,5 km.
A 90 kil¨®metros de la meta Bouhanni se baja de la bici y monta en el coche. Se retira, porque un ciclista nunca abandona, y el pelot¨®n de los tullidos comienza a engordar entre las rotondas y el pavor. Purito se cae en el kil¨®metro 80, entrando en Tarasc¨®n, donde Tartar¨ªn, y Nairo Quintana, que se hab¨ªa ca¨ªdo en el 75, y se hab¨ªa golpeado la rodilla izquierda, vuelve a caerse y volver¨¢ a caerse, valiente y a contrapi¨¦, perdido el dominio de la situaci¨®n, otras dos veces. El viento, dicen en la tele, sopla a 30 kil¨®metros por hora, lateral, pero no hay rectas donde organizar abanicos en los Alpilles, las m¨ªnimas colinas provenzales y minerales, y donde las hay, protegen a los ciclistas las tapias de los cementerios antes del avituallamiento violento que serpentean entre olivos y cipreses de ramas agitadas al ritmo del cric cric de las cigarras.
El pelot¨®n corre a r¨¢fagas, a toques de corneta a los que acuden presurosos los l¨ªderes por los pasillos que les abren hasta la cabeza sus escoltas, Evans y Quinziato que arrollan a Purito, Valverde y su buen Iv¨¢n Guti¨¦rrez, Contador y sus Ro-Ro, Rogers y Roche. Y cuando pasa el miedo se relajan, y Paulinho le lleva un pl¨¢tano a Contador, que lo pela con los dientes y lo engulle ¨¢vido.
El peligro, finalmente, son las rotondas desprotegidas y feroces. En una de ellas est¨¢ enterrado Lou Sanglier (El Jabal¨ª), famoso toro cocardier y bravuc¨®n que vivi¨® entre 1918 y 1933, y fue el pionero en las corridas camarguesas del golpe de barrera sobre la que saltan ¨¢giles los mozos de blanco. Y en la siguiente, en Lunel, vuela ¨¢gil Cavendish con el maillot destrozado en otra ca¨ªda y aplanado sobre su bici en fren¨¦tico tras coche para alcanzar a un pelot¨®n que no mira atr¨¢s.
En la gran recta de Montpellier, donde no se cae nadie, a Greipel lo lanzan magn¨ªficamente sus Lotto Sieberg y Henderson, y Cavendish, que llega solo y sin equipo y culebrea entre corredores como entre pivotes clavados en el suelo, no lo alcanza. Gana el alem¨¢n y ha llegado con tanta velocidad y tan harto estaba el pelot¨®n de seguir pedaleando veloz que a espaldas del 16? se abre un hueco de 5s tras el que entra el l¨ªder, Gerrans, con todos los grandes, lo que permite a su compa?ero m¨¢s vivo, Impey, vestir de amarillo y una nueva dosis publicitaria para los insaciables Orica, protagonistas desde su autob¨²s en Bastia.
Junto a los autobuses, con bufandas de hielo en el cuello, los ciclistas pedalean en sus rodillos para relajarse y enfriarse. Disfrutan entonces del ¨²nico viento que aprecian, la m¨ªnima fresca brisa agitada al pasar por j¨®venes hermosas de faldas voladas. Y algunos piensan en el aire de los Pirineos, que llegan ma?ana.
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