Contador quiere creer
El madrile?o, sin grandes sensaciones, a?ora los Alpes Valverde, segundo, se recrea en los Pirineos El l¨ªder Froome lo f¨ªa todo a la contrarreloj de ma?ana: ¡°Ser¨¢ m¨ªa¡±


En la playa del hotel de Contador, las muchachas en flor huyen de la sombra, felices en la arena quemada al perfume proustiano que impregna todas las playas atl¨¢nticas en cuyas terrazas viejos de polo blanco que podr¨ªan llamarse Fred Perry encuentran en el Chablis fresco aromas incluso de los viejos f¨®siles de conchas marinas que siembran las colinas donde nacen los vi?edos. Y por el paseo mar¨ªtimo paralelo al edificio del hotel de nombre ruso (o de vi?edo), Hermitage, y de arquitectura chocantemente alsaciana y verde, pasea Contador en cabra y melanc¨®lico.
No se sabe qui¨¦n contagia a qui¨¦n, los salones alfombrados de lujo decadente del albergue al ciclista o viceversa, pero cuando habla Contador, que busca su tercer Tour, se oye la voz de una persona desanimada que, como quien se come una magdalena y recuerda su pasado, reconoce que no est¨¢ d¨®nde querr¨ªa (en la general, tras dos de sus d¨ªas favorables, sexto, a 1m 51s de Froome), habla de la posibilidad de la tercera semana, que tan bien se le ha dado siempre a ¨¦l, su fuerte, y dice en alto como para o¨ªrse y darse ¨¢nimos y creerse que tiene que creer, que quien no cree no va a ning¨²n sitio.
¡°Pero¡±, reconoce casi desesperanzado, ¡°la contrarreloj del mi¨¦rcoles [ 33 kil¨®metros llanos con final en el tur¨ªstico Mont Saint Michel] me va mal, volver¨¦ a perder tiempo con Froome. Sin embargo, en los Alpes, y si Froome vuelve a quedarse aislado, lo probar¨¦, aunque no me encuentro extraordinario¡±.
Valverde lamenta que Contador no le apoyara m¨¢s atacando a Froome en los Pirineos
Al aire de la brisa marina, salina y atl¨¢ntica y bochorno, los ¨¢rboles lanzan p¨®lenes malignos y las j¨®venes hermosas estornudan. Alguien recuerda que la primavera tan lluviosa ha retrasado de abril-mayo a junio-julio la temporada de las alergias, el enemigo hist¨®rico de Contador, que no se encuentra y sufre cuando su potencial se ve limitado por factores que no puede controlar.
La posibilidad de volverse a encontrar en un recodo de los Alpes, en el Alpe d¡¯Huez que se visita dos veces, o en el Semnoz novedad, a Froome solo, tambi¨¦n la evoca Valverde, cuyo hotel est¨¢ justamente en la Francia contraria, la Vend¨¦e agraria del cereal, y eso tambi¨¦n imprime car¨¢cter. Como buen agricultor, el murciano maduro y tranquilo (a los 33 a?os la paz de esp¨ªritu le habita y no sufre el Tour como un enemigo traicionero, sino como un espacio de gozo), celebra lo cosechado (es segundo, no mucho mejor de tiempo que Contador, a 1m 25s de Froome, pero es un segundo conquistado, no un primero perdido, aunque tambi¨¦n aumentar¨¢ su desventaja en la contrarreloj) y aspira a cosechar m¨¢s, pero sin arriesgar el granero. Y lamenta la posibilidad perdida de haber cosechado m¨¢s. ¡°Si Contador hubiera colaborado el domingo en los Pirineos con nuestro trabajo, el del Movistar, quiz¨¢s le hubi¨¦ramos hecho da?o al Froome aislado y no pensar¨ªamos en una oportunidad perdida¡±, dijo. ¡°No s¨¦ si Contador no pudo o no quiso, pero no lo hizo¡±.
Como Froome se qued¨® sin equipo el domingo, que como dir¨ªa Toshack actu¨® como una banda de pollos sin cabeza, los viejos con memoria que no necesitan comer magdalenas para reavivarla recuerdan que en la historia s¨®lo un ciclista de amarillo gan¨® el Tour solo, el Greg LeMond del 90. Y, recuerdan los memoriados, una vez cada 100 a?os es una vez cada 100 a?os, no todos los a?os. A ellos, a los que piensan que hay tanto Froome como poco Sky, les dedic¨® David Brailsford, el patr¨®n del equipo ingl¨¦s, un show de compa?erismo y conjunto en la rueda de prensa, que dieron los ocho supervivientes del team. Y Brailsford prometi¨®: ¡°En la etapa del domingo cometimos graves errores, y no dir¨¦ cu¨¢les, pero hemos aprendido la lecci¨®n y no suceder¨¢ m¨¢s¡±. Y Froome, a su lado, en el s¨®tano m¨¢s working class del mismo hotel que el de los salones de Contador, car¨¢cter impreso tambi¨¦n, el de arriba y abajo, asiente y remacha: ¡°Y prometo que la contrarreloj ser¨¢ m¨ªa, que aumentar¨¦ mi ventaja y que despu¨¦s solo tendremos que defendernos¡ Y os prometo tambi¨¦n que Porte volver¨¢ a donde debe, adelante¡±.
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