¡°El segundo es secundario¡±
Contador admite que la diferencia con Froome, que necesit¨® ox¨ªgeno, ¡°es ya muy grande¡±
Tan caracter¨ªsticos son los caracteres de los protagonistas de esta historia de j¨®venes que se enfrentan solos o acompa?ados a su destino en las monta?as, que no cuesta mucho a los cronistas imaginar qui¨¦n ser¨ªa el novelista ideal para escribir la vida y las peripecias de cada uno. Para Chris Froome, hijo de inglesa pobre de los barrios de los sirvientes blancos en Nairobi, la elecci¨®n es f¨¢cil: es el Mowgli de Kipling o uno tantos ingleses desarraigados, perdidos hijos de un imperio desmoronado que pueblan las historias de Le Carr¨¦ o William Boyd, y por tanto impelidos a un destino singular.
Pero ni uno de ellos, ni tampoco Mowgli, se encontr¨® nunca, estando sano y no fumando, en una situaci¨®n que requiriera de una bombona de ox¨ªgeno, ni siquiera como recurso literario, para seguir respirando, que es lo que hizo Froome, con tanta capacidad pulmonar como demuestra tener (los datos son secretos) nada m¨¢s cruzar la meta, tan asfixiado estaba, tanto esfuerzo le hab¨ªa costado dejar a Quintana en los ¨²ltimos kil¨®metros. Cosas como esa, lo de la bombona de ox¨ªgeno, son de las que se leen en la biograf¨ªa de Merckx (que tambi¨¦n la necesit¨® tras ganar en el Ventoux, y tambi¨¦n de amarillo, en 1970: para Mallejac y Kubler, que desfallecieron en el 55, m¨¢s urgente que el ox¨ªgeno fue un lavado de est¨®mago, y a Simpson no le sirvi¨® de nada ni el boca a boca) o cuando Roche enga?¨® a Delgado y a los espa?oles en La Plagne 87, cuando parec¨ªa que estaba muerto y bajo la m¨¢scara de ox¨ªgeno gui?aba el ojo a los periodistas: era un truco para salir m¨¢s r¨¢pido, evacuado en ambulancia, y evitarse estar una hora de pie atendiendo a los periodistas. ¡°Yo lo necesitaba¡±, dijo Froome, ¡°me ha servido para recuperarme m¨¢s r¨¢pido, pues nunca me hab¨ªa sometido a este esfuerzo¡±.
La vida de Quintana, una leyenda nacida en el misterio andino, v¨ªctima de enfermedades m¨¢gicas, destinado a un destino ¨²nico y a¨²n no escrito, la escribir¨ªa claro Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez, quien tambi¨¦n habla pausado y reflexivo, como el colombiano que siempre supo en la ascensi¨®n que Froome estaba m¨¢s fuerte y que inevitablemente se quedar¨ªa al final (e, inevitablemente, pues en el Tour debajo de cada piedra a la que se d¨¦ una patada hay una leyenda esperando ser revelada, el ataque definitivo de Froome se produjo justo donde una piedra grabada recuerda la muerte de Simpson, tambi¨¦n ingl¨¦s en el 67: ¡°evidentemente no eleg¨ª el momento, fue una coincidencia¡±, dijo Froome, quien no quiso recordar a su compatriota sino a todos los que hab¨ªan hecho hist¨®rica la cima ¡°con sus victorias¡±. ¡°Fue Quintana el que lo eligi¨® al desfallecer ah¨ª¡±, dijo), porque hab¨ªa atacado muy pronto. ¡°Fue un ataque de instinto, pero pensando que pod¨ªa llegar¡±, dijo Nairo Quintana. ¡°He llegado pero vac¨ªo, nunca hab¨ªa hecho tal esfuerzo¡±, resumi¨® el peque?o colombiano, el gran agitador de la ronda cuando la carretera mira hacia arriba, como en los Pirineos.
M¨¢s complicado ser¨ªa dar con el autor de Alberto Contador en esta carrera de regreso despu¨¦s de perderse la pasada por su sanci¨®n por dopaje. Podr¨ªa ser quiz¨¢s un Lawrence Durrell atacado de vejez y cierta nostalgia costumbrista que hubiera escrito como pre¨¢mbulo a su Quinteto de Avi?¨®n a cinco voces un Entre los trigales del Cher (por el lugar del abanico del viernes), pero al que no pudo dar continuidad ayer con un frustrado Los cerezos del Ventoux. Sin embargo, o¨ªdas las declaraciones del espa?ol, tercero en la general a¨²n, pero ya a 4m 25s del l¨ªder Froome y con todav¨ªa una contrarreloj y m¨¢s monta?a por delante ¡ª¡°el camino a Par¨ªs es a¨²n largo, pero la diferencia es ya muy, muy grande¡±, dijo, y a?adi¨®, enigm¨¢tico: ¡°Ser segundo es secundario¡±¡ª, quiz¨¢s el ideal ser¨ªa una celos¨ªa, una realidad caleidosc¨®pica y fragmentaria, a lo Robbe-Grillet. El Tour de Contador es la emboscada, es su arma y su inteligencia, y su equipo: habr¨¢ que entender, pues, que si no es primero no le importa al ganador de 2007 y 2009 ser segundo o quinto, o tercero en la general como es ahora, y mejor espa?ol.
Al cuarto personaje del d¨ªa, aunque tercero en la etapa y tambi¨¦n tercero en la general de la monta?a, que puede aspirar a ganar, le debe Contador parte importante de su a¨²n tercer puesto. Se llama Mikel Nieve y es duro como el cemento de los frontones de Leitza, su pueblo, y a¨²n no se le ha pensado narrador. Nieve, de 29 a?os, por si acaso, dijo: ¡°He tenido buenas piernas. Estoy contento con la subida. Para m¨ª, era importante acabar tercero en esta cima m¨ªtica. Estoy en mi primer Tour y estar a este nivel, tercero en el Mont Ventoux, es para estar contento¡±.
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