Dos viajes extraordinarios
Froome y Quintana, los que han hecho el Tour de las 100 ediciones, se citan para la 101?
El 100? Tour son dos viajes extraordinarios desde tierras lejanas, dos grandes talentos que confluyeron anoche en el podio iluminado y nocturno por primera vez de los Campos El¨ªseos, bajo el aplauso ¨²nico de m¨¢s de 300 gigantes de la ruta de todos los tiempos, t¨ªtulo que un ciclista solo logra si termina el Tour.
Si solo se sospecha que pertenecer al Sky, y hacer gala de ello, y llevar hasta las ¨²ltimas consecuencias su fe, es malo para la salud mental (y el estado lamentable en que qued¨® Bradley Wiggins tras sus victorias integristas el a?o pasado puede ser prueba de ello), se sabe a ciencia cierta, en cambio, que el solo hecho de vestir el maillot negro y asim¨¦trico azul del equipo ingl¨¦s genera autom¨¢tica antipat¨ªa en el mundillo amplio del ciclismo. Y esa antipat¨ªa se convierte casi en inquina cuando adem¨¢s la vestimenta negra dura nada y es r¨¢pidamente sustituida por un maillot amarillo deslumbrante y tan superior que el resto del pelot¨®n solo puede mirar con la boca abierta, y encima lo viste un ingl¨¦s que llega de ninguna parte.
La ventaja del ingl¨¦s, cinco minutos, ha sido la mayor desde la de Armstrong en 2004
Si contra el enorme ruido de sospecha que acompa?¨® su prestaci¨®n extraordinaria (sobre todo el sprint del Ventoux), su equipo ha jugado la baza de la comunicaci¨®n y la oferta de m¨¢xima transparencia, y haciendo p¨²blicos los datos de sus entrenamientos y controles, y ha logrado acallar los titulares, contra todos los prejuicios antiSky, Chris Froome, ganador sin oposici¨®n (y con cinco minutos de ventaja sobre el segundo (la mayor desde los 6m 19s de Armstrong a Kl?den en 2004) del Tour de 2013 solo ha podido oponer su sonrisa, su buena educaci¨®n (un ni?o incapaz de romper un plato) y el relato de su vida, la vida de un ni?o blanco en Kenia y Sud¨¢frica, de un joven que no sabe d¨®nde est¨¢ su verdadero hogar, de un hombre de paso por el mundo, pero que si se siente algo es africano, aunque sea rubio, y lo sabe al ver c¨®mo se expande su coraz¨®n cuando vuelve a Kenia y se deja invadir por las grandes sonrisas de los aduaneros en Nairobi. Y empez¨® a andar tarde en bici, y su carrera ha estado marcada por una enfermedad parasitaria que le roba la sangre y le deja d¨¦bil de tanto en tanto (y el par¨¢sito sigue en su organismo), y aunque tenga ya 28 a?os solo lleva seis de profesional, con lo que su futuro en el ciclismo es largo. ¡°Quiero volver al Tour y quiero seguir intentando ganarlo¡±, dijo el s¨¢bado en la conferencia de prensa del ganador, en la que, como todos los que antes de ¨¦l sostuvieron ese mismo micr¨®fono en esa misma situaci¨®n, para a?os o meses m¨¢s tarde desdecirse, asegur¨® que la victoria no le cambiar¨ªa para nada. ¡°Y, no, Brad Wiggins no me ha llamado ni un solo d¨ªa en el Tour, ni un mensaje¡±, dijo de su compa?ero de equipo, al que permiti¨® ganar el Tour pasado.
Fue despu¨¦s de aquel Tour en el que Froome debi¨® frenar en las monta?as para no abandonar solo a Wiggins cuando su novia (fianc¨¦e, la llama ¨¦l), Michelle, le cogi¨® por banda y le dijo que era demasiado bueno, que no se pod¨ªa decir que s¨ª a todo, que alg¨²n d¨ªa se tendr¨ªa que plantar ante Dave Brailsford, el patr¨®n del Sky, y decirle que no a alguna de sus ideas locas. Obediente como siempre, Froome hizo caso a su chica, potenci¨® dentro del equipo la figura de Nicolas Portal (el feeling latino dentro de la maquinaria inglesa, el chico de Auch que disfruta tambi¨¦n con el ciclismo a la antigua, el ciclista en soledad frente a sus rivales y frente a sus propias decisiones), al que ascendieron a primer director, ensay¨® en la Vuelta c¨®mo har¨ªa en el Tour y se lanz¨®.
Por eso, quiz¨¢s, y tambi¨¦n por la diferentes caracter¨ªsticas cicl¨ªsticas de Froome, el Sky del 13 no ha sido la m¨¢quina engrasada sin alma (o con el alma anulada) del 12; por eso, quiz¨¢s, el Tour del 13 deja en el aire un amago de esperanza, una puerta abierta. Quiz¨¢s por eso, s¨ª, y tambi¨¦n, seguro, por la emergencia de Nairo Quintana, a quien Froome admira y ya teme: ¡°Ser¨¢ el gran rival en 2014¡±.
Como Froome, Quintana llega de una tierra lejana, del altiplano andino, de los 2.800 metros de Tunja, en Colombia, de una familia campesina, de otro mundo, aunque sus ra¨ªces est¨¦n mucho m¨¢s clavadas en su rinc¨®n que las del ingl¨¦s. Y como Froome, al Quintana ciclista lo ha disciplinado y ha construido un proyecto cient¨ªfico y riguroso, el Colombia es Pasi¨®n (y as¨ª lo reconoci¨® el colombiano discreto, casi secreto, ¨ªntimo, haciendo con sus manos sobre la cabeza un coraz¨®n, su s¨ªmbolo, al cruzar la meta en Semnoz, y fotografi¨¢ndose feliz con los chavales del equipo que disputar¨¢n el pr¨®ximo Tour del Porvenir, como ¨¦l mismo hace solo tres a?os), una especie de Sky a la colombiana, un proyecto comprometido contra el dopaje. Y la distancia entre ambos, entre Froome y Quintana, quien debi¨® asumir el liderato del Movistar mediado el Tour, tras el abanico de Valverde, cuando ya hab¨ªa dejado pasar los Pirineos con el freno de mano puesto (o atacando desde muy lejos para abrir camino a su l¨ªder), no es tampoco tan grande como los 5m 3s de la general pueden hacer indicar. En la monta?a, ambos, pese a todo, pese a los vaivenes t¨¢cticos del colombiano, hicieron juego parejo. Una clasificaci¨®n del Tour entre las etapas pirenaicas, el Ventoux y las tres alpinas ser¨ªa: 1. Froome. 2. Quintana, a 19s. 3. Purito, a 2m 12s¡ Contador, a 6m 1s.
Quintana no se atrev¨ªa a venir al Tour y quer¨ªa probarse antes en el Giro o en la Vuelta. ¡°Pero Eusebio Unzue me convenci¨®, y acert¨® de pleno, como siempre, y se lo agradezco¡±, dice y goza por anticipado del placer que le supondr¨¢ conocer por fin Par¨ªs, y llegar en bicicleta y destacado. Quintana, la esperanza, termina segundo (el mejor colombiano de la historia), y con el maillot blanco de mejor joven (como antes Fabio Parra en el 85 y ?lvaro Mej¨ªa en el 91; como solo antes que ¨¦l acabaron, en el podio y de blanco, Jan Ullrich, segundo y primero; Andy Schleck y Contador, primero en 2007; y solo dos colombianos), y con el maillot de lunares de mejor escalador, como Lucho Herrera dos veces, Botero y Soler, otros colombianos antes que ¨¦l: pero Quintana es el primer corredor en la historia del Tour que es a la vez mejor joven y Rey de la Monta?a.
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