Mireia se ba?a en agua sagrada
La espa?ola rebaja en dos segundos su mejor marca y bate el r¨¦cord nacional, pero solo puede ser cuarta en el imperio de Ledecky, reina de los 1500 m¨¢s r¨¢pidos de la historia
Hace tres a?os Mireia Belmonte abandon¨® una piscina en mitad de una prueba de 800 y rompi¨® a llorar. No soportaba nadar las pruebas de fondo. Se agobiaba. Le asaltaban pensamientos asfixiantes y se paralizaba. Ayer en el Palau Sant Jordi particip¨® en la carrera de 1.500 metros m¨¢s r¨¢pida de la historia. Considerando su falta de experiencia en esta distancia, su comportamiento fue extraordinario. Baj¨® dos segundos su mejor marca, bati¨® el r¨¦cord de Espa?a, y se remoj¨® en el agua consagrada de un vaso que durante un cuarto de hora se agit¨® al ritmo que impuso la maravillosa Katie Ledecky.
Ledecky tampoco tiene experiencia en esta distancia. A sus 16 a?os, su piel fina y lechosa revela una inmadurez importante. En pleno desarrollo f¨ªsico y mental, sin embargo, domin¨® la situaci¨®n con la firmeza de un veterano. Se siente c¨®moda marcando la pauta. Mandando. Dice que se entrena mucho y que est¨¢ preparada para eso, as¨ª es que simplemente lo hace. Como si entre la f¨®rmula y la ejecuci¨®n no hubiese diferencia. Se lanz¨® al agua y empez¨® a picar piernas y a empujar con la suavidad de un colibr¨ª. Cada palanca, cada apoyo que imprim¨ªa con los pies y las manos, traccionaban el agua a su alrededor de tal modo que se impulsaba por el espejo como si fuera una canoa. De cerca le sigui¨® la poderosa danesa Lotte Friis, de fuertes brazos de estibadora, movi¨¦ndose con la cadencia de un martillo de fragua. Ledecky fue en cabeza los primeros 300 metros. A un ritmo inaudito. A una velocidad asombrosa. Las dos hicieron los cuatro primeros largos tres segundos por debajo del r¨¦cord del mundo de Kate Ziegler en 2007.
He sufrido much¨ªsimo. Es la primera vez que nado un 1.500 a un nivel tan alto¡±
Mireia y la neozelandesa Lauren Boyle se afirmaron en la estela que dejaban las duelistas principales. La espa?ola fue acelerando progresivamente a partir de los 700 metros. Primero dio 38 brazadas por largo, despu¨¦s 40, y as¨ª hasta meter 41 cada 50 metros. Cuanto m¨¢s intentaba acelerar, menos eficaz era su progresi¨®n. Boyle se le perdi¨® de vista y se estanc¨® en la cuarta plaza. Fue un momento angustiante. El esfuerzo, la evoluci¨®n, y el coraje, no le alcanzaban para engancharse a la pelea por las medallas. ¡°Me ha sorprendido bastante el ritmo¡±, dijo, al salir del agua. ¡°He intentado seguirle, pero imposible, no he podido. He bajado dos segundos mi marca y estoy contenta con el r¨¦cord de Espa?a. He sufrido much¨ªsimo. Es la primera vez que nado un 1.500 a un nivel tan alto. No sab¨ªa c¨®mo iba a ir la carrera¡±.
Agenda de Mireia
Mi¨¦rcoles: Preliminares y semifinales de 200m mariposa
Jueves: Series de 4 200m libre; Final de 200m mariposa; Final de 200m libre (si nada esta prueba)
Viernes: Series de 800m libre
S¨¢bado:? final 800m libre
Domingo: Series de 400m estilos; Final de 400m estilos.
Mireia permaneci¨® entre los mortales. Su tiempo, 15m58,83s, la situ¨® entre las 20 mejores especialistas que han existido. Pero a su alrededor hubo demasiado genio. Los 15m44,71s de Boyle le habr¨ªan convertido en campeona en los Mundiales de 2011. Hasta ayer, habr¨ªan constituido la mejor marca mundial del a?o y la tercera mejor de todos los tiempos. Pero la carrera fue tan fabulosa que Boyle fue un simple bronce.
Ledecky se dispuso a abrir una nueva era. A los 1.200 metros, despu¨¦s de permitir que Friis mandara durante medio kil¨®metro, aceler¨® progresivamente. En el ¨²ltimo viraje dio cinco patadas subacu¨¢ticas, emergi¨® como un anfibio, puso en marcha todos los motores de su tren inferior, y con unas 35 brazadas se puso en la meta. Hizo 29,47s en el ¨²ltimo largo, un tiempo digno de un largo de la final de los 200 libre. Par¨® el cron¨®metro en 15m36,53s. Friis toc¨® en 15m38,88s. Boyle en 15m44,71s. El viejo r¨¦cord mundial (15m42,54s) pas¨® a los libros de historia. La peque?a estadounidense sali¨® del agua simplemente feliz y admiti¨®, humildemente, que ella se esperaba algo parecido. Con el aplomo de quienes se sienten due?os de su destino.
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