Yannick se deja llevar hasta el oro
El franc¨¦s Agnel, que cambi¨® de t¨¦cnico y se entren¨® con Bowman, brilla en los 200 libre
Yannick Agnel entr¨® a la piscina de competici¨®n dos horas antes de nadar la final de los 200 libre. Iba a calentar con un ba?ador estampado en flores. Lo acompa?aba su coach, Fernando Canales. El castellano florido y el acento caribe?o contrastaba con su uniforme azul del equipo de Francia.
¡ª?C¨®mo est¨¢s hermano!
Canales se par¨® camino de la plataforma para saludar a un amigo. Llam¨® a Yannick y los tres intercambiaron saludos y parabienes. El campe¨®n ol¨ªmpico franc¨¦s sonre¨ªa a cada ocurrencia del gigantesco Canales. Estaba tan distendido que m¨¢s que prepar¨¢ndose para nadar una final daba la impresi¨®n de encontrarse haciendo un cursillo de verano. No hab¨ªa venido a Barcelona a culminar un ciclo sino a comenzarlo. Despu¨¦s de un a?o de vacaciones, incidentes y mudanzas, estaba mal preparado. ¡°?l reci¨¦n est¨¢ empezando¡±, dec¨ªa Canales.
Nadie esperaba lo que sucedi¨®. Ni el populoso p¨²blico franc¨¦s, el m¨¢s numeroso en las gradas del Palau Sant Jordi, ni los t¨¦cnicos, ni el propio Agnel. El estallido de j¨²bilo fue estrepitoso cuando son¨® la sirena, comenz¨® la carrera y la multitud vio emerger al tallo franc¨¦s en primera posici¨®n. Nadaba en la calle dos, marginado respecto a lo que se supon¨ªa que ser¨ªa el cogollo de la prueba. Ah¨ª, en el centro de la piscina, daban brazadas como posesos el ruso Danila Izotov, el estadounidense Ryan Lochte, y el japon¨¦s Kosuke Hagino. A falta de Sun Yang y Jeremy Stravius, era el mejor ramillete de libristas del momento. Los 200 libre son el patr¨®n que mide a los mejores nadadores: no basta con trabajar la potencia para ir r¨¢pido, ni es suficiente ser resistente. Hay que mezclar todo. Hay que ser t¨¦cnicamente perfecto.
He competido al modo americano. Es mi manera de entender el deporte
Agnel lo hizo todo bien. Se manej¨® con la soltura de los campeones. Midi¨® cada brazada, coordin¨® cada patada, aplic¨® las palancas con la m¨¢xima eficacia. No perdi¨® la cabeza de la carrera. Hizo el primer 50 m¨¢s veloz de todos (24,07s), se dosific¨® en el segundo, y volvi¨® a ser el m¨¢s r¨¢pido en el tercer largo (26,36s). Lochte perdi¨® todo nada m¨¢s empezar. Fue sexto en la primera pared y se hundi¨® intentando recuperarse. Algo parecido le sucedi¨® a la estrella japonesa, Hagino. Quedaron Izotov y el estadounidense Connor Dwayer, que nadaba en la calle 7, en la estela del franc¨¦s. Dwayer se hizo con la plata (1m45,32s) y Agnel con el oro (1m45,20s).
Ambos se entrenan juntos desde mayo en Baltimore, en la factor¨ªa de Bob Bowman. ¡°Hace un mes le dije a Connor: ¡®Ya ver¨¢s, en Barcelona haremos un 1-2¡±, dijo Agnel, al salir de la piscina, euf¨®rico. ¡°?Y ha pasado tal cual!¡±. Se arrodill¨® en la plataforma y elev¨® los brazos a la b¨®veda del Palau. Luego se fue a cantar La Marsellesa mientras sus paisanos agitaban las banderas. Hab¨ªa pasado un a?o complejo. El 3 de mayo abandon¨® la piscina de Niza despu¨¦s de una ¨²ltima discusi¨®n con el que hab¨ªa sido su entrenador durante a?os, Fabrice Pellerin. En plena crisis, cuenta, Bob Bowman, el descubridor de Michael Phelps, le envi¨® un mensaje por Twitter invit¨¢ndole a reunirse con ¨¦l en Maryland. El estadounidense lo entren¨® dos meses con la idea de conocerle para preparar un plan hasta los Juegos de R¨ªo. Como director t¨¦cnico, Bowman debi¨® nombrar a Canales, un viejo colega, para que se inscribiera en la delegaci¨®n francesa y preparara al chico en la competici¨®n.
¡°No me esperaba hacer 1m44s¡±, dijo Agnel. ¡°Es una sorpresa. Pero he competido al modo americano. Muy cool. Como Missy Franklin. Es mi manera de entender el deporte. Dejarte llevar por las buenas ondas y ver qu¨¦ pasa¡±. Mensaje para Pellerin y oro, todo en uno.
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