Mucha familia en el estadio
Hermanos y matrimonios varios coparon las pantallas de la entra?abilidad en el Luzniki


No hay p¨²blico en el Luzniki, se quejan los atletas, espantados del cavernoso efecto que da el vac¨ªo eco a los escasos aplausos de los pocos aficionados. No habr¨¢ p¨²blico, pero no ser¨¢ por falta de familia, que hay mucha y no solo en las gradas. Entre los participantes hay matrimonios, gemelos, casi trillizos y hermanos. Compiten juntos en alguna prueba, se consuelan, se animan y hasta se prenden amorosamente los dorsales, como, en un fest¨ªn de alm¨ªbar para el realizador televisivo, el hermano peque?o Valentin Lavillenie hizo con el mayor, el bueno, durante el transcurso de una final de salto con p¨¦rtiga amarga para ambos.
La felicidad la hab¨ªan alcanzado los hermanos del Puy de D?me dos d¨ªas antes, al clasificarse ambos para la final. Los Lavillenie son el objeto perfecto para el estudio de qu¨¦ pesa m¨¢s, la gen¨¦tica o el entorno, a la hora de nacer campeones. Nietos e hijos de saltadores de p¨¦rtiga, los hermanos respiran p¨¦rtiga desde ni?os, y son excelentes, como comprueban casi diariamente en las fiestas que organizan en su jard¨ªn, donde un saltadero de p¨¦rtiga arroja su sombra ominosa de cadalso sobre la parrilla en la que preparan sus barbacoas familiares antes de empezar a saltar por diversi¨®n. El mayor, Renaud, de 26 a?os, es tan bueno que es el actual campe¨®n ol¨ªmpico, salta m¨¢s de seis metros sin muchos agobios, es casi imbatible y part¨ªa como favorito ¨²nico para conseguir un t¨ªtulo Mundial que, extra?amente, nunca hab¨ªa logrado. Si la participaci¨®n del peque?o Valentin (22 a?os) dur¨® un suspiro, tres nulos en 5,50 m, la altura inicial, pese a los consejos en el talonamiento del mayor, el m¨¢s r¨¢pido, la de este se alarg¨® hasta el ¨²ltimo salto, pero no fue tan brillante como esperaba. Con un nulo inicial en las alturas que intent¨® y dos en la ¨²ltima que franque¨®, 5,89 m, el favorito siempre march¨® por detr¨¢s de un tr¨ªo alem¨¢n en el que destacaba Raphael Holzdeppe, quien pas¨® a la primera las tres alturas que le dieron finalmente el t¨ªtulo (5,65 m, 5,82 y 5,89 m). Tercero fue el alem¨¢n Bjorn Otto, con 5,82 m, con lo que se repiti¨® el podio de Londres 2012 pero en diferente orden (entonces fue Lavillenie, Otto, Holzdeppe: ninguno repiti¨® puesto).
Mientras una familia sufr¨ªa junta en un rinc¨®n del estadio, en la pista los gemelos Borl¨¦e, Kevin y Jonathan, de 25 a?os, deb¨ªan decirse adi¨®s en las semifinales de 400 m, una criba que solo super¨® Jonathan, el mayor por 45 minutos. No ser¨¢, no teman, su ¨²ltima aparici¨®n en Mosc¨², pues, en un m¨¢s dif¨ªcil todav¨ªa, a los gemelos se les unir¨¢ un tercer hermano, Dylan, de solo 20 a?os, para conformar entre ellos las tres cuartas partes del relevo belga, que correr¨¢ el viernes, algo as¨ª como los hermanos sueco Petterson del ciclismo de los a?os 70, y que, para que todo quede en casa, entrena su padre.
Y separado, pero sin perderse de vista, uno en las gradas, la otra compitiendo todo el d¨ªa, pasaron horas en el estadio la que llevaba camino de convertirse en la pareja de oro, el matrimonio Ashton Eaton-Brianne Theisen. Al d¨ªa siguiente de ganar su oro en decatl¨®n, tras dos agotadoras jornadas en la pista, el norteamericano se dispuso a sufrir como espectador, magn¨ªfica luna de miel, pues acaba de casarse con Theisen, que es canadiense y compite en el heptatl¨®n, donde es una de las favoritas. El comienzo fue magn¨ªfico, pues casi al amanecer se impuso en los 100 m vallas con 13,17 m. Fue la primera l¨ªder del d¨ªa, pero una regular altura y unos malos peso y 200 m, la condenaron, ante la desesperaci¨®n de su Ashton, a terminar el primer d¨ªa cuarta, a 102 puntos de la primera, quien, para delirio de los otros ¨²nicos ocupantes del estadio, centenares de ucranianos vestidos de bandera amarilla y azul, es su compatriota Anna Melnichenko.
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