Los pellizcos de Villa
Ambos equipos se miden en Anoeta tras sus respectivos compromisos en la Champions y la Supercopa de Espa?a
Un gesto o una acci¨®n definen a un goleador. Y una cadena de acciones le describen su interior, su estado de ¨¢nimo y Villa quiere ser Villa, aunque haya perdido cierta punta de velocidad para arrancar en diagonal por la l¨®gica de la edad.
Antes de pellizcar la pelota para superar a Bravo y enfilar la victoria del Atl¨¦tico con una picada, Villa tuvo un remate claro que le vino de una combinaci¨®n entre Arda y Koke. Le peg¨® con tanta intenci¨®n para buscar el contrapie del meta realista como imprecisi¨®n. Se ech¨® las manos a la cabeza lamentando la defectuosa ejecuci¨®n, siempre insoportable para los futbolistas que sienten que el fallo t¨¦cnico no les pertenece.
Poco despu¨¦s, Villa estuvo atento para interceptar un mal pase de I?igo Mart¨ªnez en el nacimiento de una jugada. Control¨® y ya ajust¨® m¨¢s el punto de mira. La pelota, rasa y da?ina, peg¨® en la base del poste. A la tercera que tuvo ya no perdon¨®. Gan¨® un rebote en el ¨¢rea de delantero mosc¨®n que le plant¨® ante Bravo. No eligi¨® reventar la pelota para asegurar el gol, sino que defini¨® con toda la calma que conlleva salvar al portero con un globito. El tanto mezcl¨® ratoner¨ªa, clase y eficacia, o sea, Villa, observado con lupa por el escepticismo que pueden generar sus 31 a?os o la grave lesi¨®n que padeci¨®. La medici¨®n de su rendimiento le va a acompa?ar en su etapa rojiblanca en lo que se intuye ser¨¢ una defensa de su pasado y de su presente por igual.
REAL SOCIEDAD, 1; ATL?TICO, 2
Real Sociedad: Bravo; Cadamuro, Ansotegi (Rub¨¦n Pardo, m. 81), I?igo Mart¨ªnez, De la Bella; Markel Vergara (Elustondo, m. 57), Zurutuza; Xabi Prieto, Vela, Griezmann; y Seferovic (Granero, m. 66). No utilizados: Zubikarai; Chory Castro, Ros, y Zaldua.
Atl¨¦tico: Courtois; Juanfran, God¨ªn, Miranda, Filipe Luis; Koke, Mario Su¨¢rez, Gabi, Arda Turan (Cebolla Rodr¨ªguez, m. 86); Diego Costa (Adri¨¢n, m. 91) y Villa (Ra¨²l Garc¨ªa, m. 83). No utilizados: Aranzubia, Tiago, ?liver y Gim¨¦nez.
Goles: 0-1. M. 26. Villa. 0-2. M. 55. Koke. 1-2. M. 68. Xabi Prieto.
?rbitro: Ayza G¨¢mez. Amonest¨® a Arda Turan, Filipe, Luis, Mario Su¨¢rez, Gabi, Seferovic y Zurutuza.
30.000 espectadores en Anoeta.
Fue Villa el que marc¨® las diferencias en el duelo entre los dos equipos en los que el romanticismo futbol¨ªstico tiene puestas las pocas esperanzas de que Madrid o Bar?a no escriban la historia de siempre.
La segunda gran acci¨®n de Villa, la que gan¨® el partido en el marcador, tambi¨¦n fue de delantero que entiende el juego. Ten¨ªa la pelota controlada Diego Costa cerca del pico del ¨¢rea y El Guaje le dobl¨® por detr¨¢s, en un movimiento de toda la vida. Gan¨® la l¨ªnea de fondo y su centro atr¨¢s lo caz¨® Koke con esos aires de llegador contundente con los que Simeone aspira para cada uno de sus centrocampistas de segunda l¨ªnea.
Las dos acciones de Villa concretaron la superioridad del Atl¨¦tico, que no perdi¨® sus hechuras para imposibilitar que la Real desplegara su mejor versi¨®n. Le dej¨® la pelota, pero no le concedi¨® espacios para que la maquinaria de la creaci¨®n local se pusiera en marcha. Vela estuvo fuera del partido, inc¨®modo, contemplando desde un costado como Mario Su¨¢rez y Gabi plantaban un dique infranqueable, ayudados los dos por el trabajo de Koke y Arda. Puede que no haya un centro del campo en toda la Liga m¨¢s democr¨¢tico en el reparto de esfuerzos. Una consecuencia de ese concepto del juego fabril y solidario que tiene Simeone, que no canjea brillo con el bal¨®n por un futbolista que no entienda que recuperar la pelota es tan importante como pasarla bien. Por eso Arda corre, por eso tambi¨¦n Diego lleg¨® a correr. No hay dieces sin esfuerzo para Simeone.
Tampoco pesaron en la Real ni Xabi Prieto, ni Zurutuza ni Griezmann. Durante la mayor parte del encuentro no pudieron hacer pupa con el manejo de la pelota. Apenas tuvieron oportunidad de poner en pr¨¢ctica el uno contra uno o de acelerar en los ¨²ltimos metros, porque cuando Gabi y Mario no eran suficientes se impon¨ªan God¨ªn y Miranda por anticipaci¨®n. Entre los dos centrales rojiblancos se desesper¨® Seferovic, desconectados del juego porque los creativos que jugaban a su espalda no encontraban ni rendijas ni golpes de individualismo para desequilibrar.
Busc¨® el partido la Real, pero le cost¨® encontrarlo. Empuj¨® desde el inicio del segundo tiempo, pero primero se top¨® con el gol de Koke y despu¨¦s se embarull¨®. Fue Granero, reci¨¦n entrado en el campo, el que pudo por fin encontrar una bajada de tensi¨®n en los jugadores del Atl¨¦tico. Sac¨® r¨¢pido una falta por abajo y Xabi Prieto en una acci¨®n explic¨® todo el potencial que guarda en su pierna derecha para golpear en el disparo o en el pase. En este caso fue para lo primero. Un derechazo cruzado a la escuadra. Imparable y majestuoso. Una de esas perlas que ense?a y que obligan a cuestionarse por qu¨¦ no aparece m¨¢s en los partidos, por qu¨¦ no se aleja de la banda y tata de gobernar los partidos cuando el primer plan de su equipo falla.
El tanto propici¨® un arre¨®n final que rompi¨® el partido, jugado a dos porter¨ªas ya, con cada equipo en su verdad del momento. Ambiciosos los dos, la Real a la desesperada y el Atl¨¦tico montando contragolpes en los que le falt¨® precisi¨®n en los ¨²ltimos metros. Fue la Real la que m¨¢s cerca estuvo de marcar en ese tramo final. Fue entonces el momento de Courtois, reconfirm¨¢ndose como un portero que gana puntos con dos manos prodigiosas a disparos de Granero y Rub¨¦n Pardo. Y d¨¢ndole otros tres puntos para seguir opositando, aunque sea solo por ese romanticismo que siempre alimenta la ca¨ªda de los poderosos.
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