El triunfo del Ecce Homo
El franc¨¦s Barguil (Argos), que se cay¨® el lunes, da una exhibici¨®n de fuerza en Castelldefels El italiano Nibali (Astana) sigue al frente de la general
Daba penita verlo en el aeropuerto de Granada, soportando su cuerpo delgado, huesudo, largo y estrecho en dos muletas que hac¨ªan de piernas artificiales porque las reales eran una herida inacabable. All¨ª en el aeropuerto Garc¨ªa Lorca, Warren Barguil era un aut¨¦ntico eccehomo al que daba penita verlo, casi ganas de ayudarlo para alcanzar el asiento del avi¨®n tras haberse estampado contra el suelo en la etapa que acab¨® en el Alto de Hazallanas, all¨¢ por Sierra Nevada. Vi¨¦ndole all¨ª, con la mirada triste, lami¨¦ndose las heridas costaba explicarse c¨®mo el muchacho (21 a?os) hab¨ªa conseguido acabar aquella etapa dur¨ªsima, c¨®mo habr¨ªa podido mover las rodillas este bret¨®n testarudo, al parecer, como un hierro delgado. Misterios del ciclismo donde las resurrecciones son habituales y ya causan poca sorpresa. Son distintos estos ciclistas a los que las heridas les funcionan, a veces, como acicates.
Daba alegr¨ªa verlo el viernes sorprender a sus compa?eros de fuga (ilustres como Scarponi, Nocentini, Mollema, Santarromita, Zandio, Egoi Mart¨ªnez, Txurruka y su compatriota Copell), buscando y encontrando ese instante de duda que se apodera de los perseguidores cuando alguien te roba la cartera. Y verle despu¨¦s cimbrear la bicicleta en la rampa que lleva al Castillo donde esperaba la meta con desniveles de 5, 7 y 9%. El bret¨®n mir¨® hacia atr¨¢s y no vio m¨¢s que un grupito cabreado, asustado, desconcertado. Volvi¨® a mirar, tras la curva, y ya no vio a nadie, as¨ª que se fij¨® en la pancarta roja de la meta y al parecer pens¨® en su abuelo, recientemente fallecido. Y seguro que pens¨® en la ca¨ªda que le hizo crujir los huesos, y en el viaje en el avi¨®n a Zaragoza donde no debi¨® estar muy tranquilo con el dolor de los huesos y el dolor de la rabia.
Lo que parec¨ªa una lucha italiana (Nocentini-Scarponi y Santarromita) acab¨® siendo un festejo franc¨¦s
Y lo que parec¨ªa una lucha italiana (Nocentini-Scarponi y Santarromita) acab¨® siendo un festejo franc¨¦s. Los cuatro espa?oles vivieron casi todas las emociones: Zandio y Egoi Mart¨ªnez tiraron de experiencia, hasta casi el ¨²ltimo momento. Egoi incluso intent¨® el tir¨®n final con el franc¨¦s Copell, pero Scarponi ten¨ªa la victoria entre ceja y ceja. Txurruka resisti¨® e Intxausti tuvo el infortunio de caer en el ¨²ltimo momento. Pero a los expertos italianos y espa?oles les sorprendi¨® un chico de 21 a?os (ganador del Tour del Porvenir), m¨¢s listo que el hambre.
Por detr¨¢s, los gallos se hab¨ªan ido a casa despu¨¦s de que el Katsusha intentara revolucionar la carrera en el Alto del Rat Penat con ataques leves incluso de Purito Rodr¨ªguez. Pasado el susto, todos los equipos decidieron que la fuga ten¨ªa derecho a llegar, temiendo las etapas pirenaicas donde la lluvia ensombrecer¨¢ m¨¢s el panorama.
Las fugas solo llegan un d¨ªa antes o un d¨ªa despu¨¦s de las etapas grandiosas. Por eso lleg¨® la de este viernes. Por eso y porque estaba formada por corredores de alt¨ªsimo nivel que, por distintas razones, ya no cuentan en la clasificaci¨®n general. Y ah¨ª surgi¨® la figura de aquel eccehomo en la etapa 13? de la Vuelta de 2013, que sali¨® a las 13.15 de Valls y se inund¨® de ca¨ªdas con m¨²ltiples golpes y abandonos. Pero Barguil, aquel tallo al que daba pena verlo de podadas que ten¨ªa las piernas y que bien hubiera merecido un verso triste o un canto ¨¦pico, no es supersticioso. Eso ha quedado claro.
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