Francia se da un homenaje
Geniez gana la etapa reina con un recorrido t¨ªpico del Tour sin que los favoritos marquen diferencias
Por fin sali¨® el sol y le dio de lleno a otro ciclista franc¨¦s en una exhibici¨®n del equipo franc¨¦s La Fran?aise des Jeux y llegando la vuelta a Francia en una etapa cl¨¢sica del Tour: larga distancia (225 kil¨®metros m¨¢s 16 de salida neutralizada y cuatro puertos largos, de entre 16 y 24 kil¨®metros de ascensi¨®n). Parec¨ªa el Tour en todo, menos en el p¨²blico, m¨¢s recogido que en la ronda francesa o m¨¢s desperdigado. Pero luc¨ªa el sol (los ping¨¹inos se hab¨ªan ido a casa) y eso lo agradecieron los ateridos ciclistas, y le sac¨® una sonrisa de oreja a oreja a Alexandre Geniez cuando enfilaba los ¨²ltimos 300 metros a sabiendas de que ten¨ªa tiempo incluso para orinar. Los favoritos no se hicieron da?o, aunque lo intentaron, pero con escasa fuerza, con escaso reprisse como para sorprender al l¨ªder Nibali, que viaja con una comodidad que a veces resulta insultante.
Algunos se quedaron por el camino, bien porque el cuerpo dijo basta, bien porque la l¨®gica dijo que hasta ah¨ª llegaba el esfuerzo previo al Mundial. Por ah¨ª, por las duras rampas del Puerto del Cant¨®, se qued¨® Gilbert, el campe¨®n del mundo en ruta. Y en las duras rampas de La Bonaigua, ech¨® el pie al suelo Tony Martin, el aspirante a campe¨®n del mundo contrarreloj. El reguero fue mayor dejando a algunos equipos con cuatro y cinco ciclistas en carrera.
Era un d¨ªa soleado y bello, despu¨¦s de los primeros nubarrones y las primeras gotas de lluvia que anunciaban malos tiempos. Pero el ciclista a veces tan fr¨¢gil, a veces tan duro, es capaz de resucitar cada noche como una persona nueva. Y por eso hab¨ªa cantos de guerra. Cuando la carretera encontr¨® el primer desnivel se fueron 28 ciclistas y... todos a correr como locos desesperados, cuando a¨²n quedaba un mundo por ascender, 80 kil¨®metros puntuables y muchos otros de los que punt¨²an las piernas y los pulmones.
Era un sol franc¨¦s y el FDJ se puso la bandera en la espalda y no para quitarse el fr¨ªo, precisamente. Por delante, Geniez, el ciclista que sufri¨® una mononucleosis que le fren¨® en seco, que hab¨ªa empezado en el mountain bike y que hab¨ªa hecho la carrera en el extranjero antes de retornar a su pa¨ªs (caso raro en el ciclismo franc¨¦s), por detr¨¢s, su compa?ero Pinot, dale que te pego, ataca que te ataca; una, dos, tres, cuatro veces sembrando de pol¨¦mica una estrategia dif¨ªcil. Pinot quer¨ªa ascender posiciones en la clasificaci¨®n, pero Geniez quer¨ªa y pod¨ªa ganar (y gan¨®). Curiosa esa imagen de Geniez esforz¨¢ndose en meter minutos y Pinot tirando del pelot¨®n para atrapar al atrevido Roche, que buscaba recuperar el tiempo perdido en Andorra.
La carrera estaba rota en mil pedazos, como corresponde a las grandes pruebas, algo que siempre sucede cuando entre medio las dificultades se acumulan. No es lo mismo llanear y al final subir una pared, que subir cuatro paredes casi sin llanear, casi sin respirar, con la meta como ¨²nico destino pl¨¢cido, sin altos en el camino.
Intentar lo intentaron todos: los 28 que rompieron el grupo casi al principio, los seis que luego rompieron la escapada (donde volv¨ªa a estar Barguil), los dos que rompieron el grupito, Geniez y Cardozo, y sobre todo Geniez, que dej¨® al portugu¨¦s, m¨¢s timorato,bajando el puerto de Bal¨¦s y ya no mir¨® hacia atr¨¢s sino hacia adelante.
Y lo intentaron los llamados para la gloria final, pero o las fuerzas est¨¢n justas o est¨¢n igualadas. Lo intent¨® Purito Rodr¨ªguez, Samuel S¨¢nchez, Valverde (que hab¨ªa ganado en Peyragudes en el Tour 2012). Lo intent¨® Pinot, activista infatigable, guerrillero, pertinaz. Lo intent¨® Roche, que al final solo obtuvo como recompensa un cofre de 13 segundos. A todos les puso el aliento en la nuca Nibali, el l¨ªder y de momento el jefe de la carrera, el ciclista que camina tranquilo, sin acelerones ni derrapajes, patrullando el grupo sin riesgos aparentes. Todos est¨¢n en un pa?uelo (a la vista de lo que queda por recorrer), pero el pa?uelo es suyo y lo guarda en el bolsillo con la cremallera de seguridad.
Ayer se limit¨® a aguantar, tras haber mandado al equipo que no dejara irse a los 28 pr¨®fugos del pelot¨®n. No era d¨ªas para locos. Era un d¨ªa franc¨¦s y Geniez lo agarr¨® por el cuello y no lo solt¨®. Porque al final sali¨® el sol por Peyregudes (tras subir parte del m¨ªtico Peyresourde), que como todo el mundo sabe est¨¢ muy lejos de Antequera.
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