Benzema, contra los t¨®picos
Ante el Galatasaray, el delantero del Madrid presion¨®, provoc¨® errores en el rival y corri¨® tantos kil¨®metros como el que m¨¢s
Karim Benzema es un jugador enga?oso. Enga?a a la hinchada propia porque le hace creer que todo le importa un bledo. Enga?a a los t¨¦cnicos porque les hace pensar que no corre. Enga?a a los rivales porque creen verle ausente. Pero a Benzema le interesa el f¨²tbol siempre que le proporcione placer, y aunque le desagrada el ejercicio f¨ªsico acaba corriendo tanto como el atacante m¨¢s en¨¦rgico. Deja perplejos a los defensas porque los prejuicios que le suelen definir no coinciden con la realidad. La realidad es que esta temporada suma dos goles y dos asistencias en cuatro partidos de Liga, y dos goles y una asistencia en una jornada de Champions. Su exhibici¨®n en Turqu¨ªa, el martes (1-6), contradijo todas las ideas preconcebidas sobre ¨¦l y sintetiz¨® el persistente estilo contragolpeador de este Madrid. Su gol para el 0-2 mat¨® el partido.
El aire fresco del Mar Negro, el humo de le?a, el olor a cordero asado, los tambores, los platillos, las voces marciales del estruendoso coro macho de seguidores turcos, componen el caracter¨ªstico esp¨ªritu del estadio Ali Sami Yen. Mientras huele a kebab, mientras se oye el zumbido de pitos, mientras resuenan los orfeones, hay partido. El duelo entre el Madrid y el Galatasaray iba 0-1 y el clima estaba caliente porque faltaban 40 minutos y todo parec¨ªa muy abierto y animado cuando Benzema acab¨® con el folclore.
El franc¨¦s es un jugador enga?oso porque en el campo parece ausente
Los centrales del equipo local eran una pareja de virgueros atolondrados. Uno se llamaba Chedjou. El otro, Nounkeu. Corr¨ªa el minuto 53 cuando Chedjou le pas¨® la pelota a Nounkeu y se desat¨® la tormenta. Benzema husme¨® el despiste de Nounkeu y se lanz¨® como una bala a presionarle, provocando que se precipitara y se quitara la pelota de encima. El env¨ªo acab¨® en la cabeza de Pepe, que subi¨® al c¨ªrculo central y devolvi¨® la pelota a la revuelta zaga turca. Al despeje acudieron Melo y Nounkeu, en superposici¨®n desordenada. Melo despej¨® a su izquierda, donde estaba Di Mar¨ªa, que jug¨® a un toque para que Benzema corriera al espacio. Como Nounkeu hab¨ªa ido al bal¨®n equivocado, el delantero centro madridista le gan¨® la espalda y se puso frente al portero. Un control y un remate seco y sedoso con la derecha acabaron con Muslera en el suelo, dando manotazos en el vac¨ªo, apagaron el sonido, los tambores, los olores y los cantos. La gente no tardar¨ªa en abandonar el estadio.
Benzema, de 26 a?os, comenz¨® esta temporada bajo una lluvia de pitos en el Bernab¨¦u, contra el Betis. La gente le recrimin¨® su aparente indolencia y Carlo Ancelotti, su entrenador, refrend¨® al p¨²blico insinuando que el chico debe hacer caso al reclamo de los socios porque a los socios les gustaba ¡°el trabajo¡±.
Esta temporada la comenz¨® bajo una lluvia de pitos en el Bernab¨¦u
Si a Benzema le importase mucho la opini¨®n de la gente ya se habr¨ªa exiliado. Si la afici¨®n repasara los n¨²meros que confirman su labor, tal vez cambiar¨ªa de opini¨®n. El martes, las m¨¢quinas de la UEFA determinaron que el nueve corri¨® casi lo mismo que Di Mar¨ªa, que ofici¨® de extremo y fue el hombre que m¨¢s distancia anduvo en su equipo. El argentino hizo 12,384 kil¨®metros y el franc¨¦s 11,812, un kil¨®metro m¨¢s que Cristiano Ronaldo, que sum¨® 10,930.
Karin Benzema, adem¨¢s de golear y tocar el bal¨®n como un maestro de baile, persigui¨® a Melo y apret¨® a los centrales del Galatasaray para inducirles al error. Es algo que viene haciendo desde hace tres a?os sin que nadie parezca notarlo. En Estambul puso fin al partido, al cordero, al humo, y al ruido macho del orfe¨®n turco. Eso que ciertos medios denominan infierno turco.
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