El Sevilla gana un partido inc¨®modo

En un estadio con capacidad para 5.000 personas que no se llen¨® y donde m¨¢s de la mitad del aforo lo ocuparon sus seguidores, el Sevilla se impuso en un partido en el que nunca se sinti¨® c¨®modo. Fue casi siempre el equipo de Emery demasiado vertical e impreciso. No le import¨® aceptar cierto intercambio de golpes, confiado en que tarde o temprano la calidad individual de sus futbolistas terminar¨ªa por imponerse. As¨ª fue, aunque en el saco tuvo que meter a Javi Varas, providencial con dos paradas decisivas cuando el partido mor¨ªa. La ¨²ltima, hasta milagrera, al sacar con la rodilla un disparo que se colaba.

Tard¨® el Sevilla en producir ese desequilibrio por juego y por punter¨ªa, cuando Bacca y Marco Marin desperdiciaron dos ocasiones claras. Fue Marin, con m¨¢s condiciones y ganas que el resto de sus compa?eros durante la noche, el que protagoniz¨® las mejores acciones de los de Emery en ataque. Le iba bien para sus caracter¨ªsticas ese partido sin pausa y trat¨® de gobernarlo desde su capacidad para driblar en carrera con la pegota pegada al pie. Una de esas conducciones la culmin¨® con un pase a Vitolo, que cruz¨® la pelota con rotundidad.

No le dio tiempo al Sevilla a comprobar si el Estoril se derrumbar¨ªa. Un pase de Balboa a Evandro, que dej¨® en evidencia a Cala, termin¨® en gol de Bruno Miguel, que recogi¨® el rechazo Varas. Gameiro, que hab¨ªa entrado junto a Rakitic, deshizo el empate en una jugada similar a la del tanto de Vitolo. Sufri¨® el Sevilla hasta el final para lograr una victoria muy inc¨®moda.