El Atl¨¦tico va muy en serio
Los rojiblancos asaltan de nuevo el Bernab¨¦u (0-1) y alejan a un Madrid indefinido y sin luces
Un a?o despu¨¦s, el Madrid est¨¢ casi donde estaba, extraviado en la Liga a las primeras de cambio. O lo que es lo mismo, en siete jornadas a cinco puntos del Bar?a y de un Atl¨¦tico en la cumbre, ya soberano en Chamart¨ªn, donde rein¨® en la Copa y ahora en la Liga. Mal asunto para Ancelotti y los suyos en una Liga en la que el t¨ªtulo vale 100 puntos. El Atl¨¦tico fue mejor de principio a fin, con bal¨®n y sin bal¨®n. Tiene una estructura defensiva sobresaliente y algunos futbolistas brillantes al servicio de una causa com¨²n. Al frente de todos, Koke y Diego Costa, que dejaron una huella imborrable en el partido. Del Madrid no hubo ni migas, salvo dos acciones finales de Morata. Difuminado Cristiano, desnortado Bale, sin nadie que encendiera la bombilla, a los blancos les falt¨® un catalizador, alguien que alumbrara al resto. Este Madrid no tiene molde, es un presunto proyecto. El Atl¨¦tico no tiene dudas, en lo suyo es enciclop¨¦dico, todos conocen el dictado al dedillo.
El grupo rojiblanco es un equipo con may¨²sculas, gremial. Los reclutas de Simeone son mosqueteros al servicio de una idea de la que son devotos. Nadie le obliga a ser un conjunto embriagador, pero tiene un formato muy claro y su muestrario cada vez es m¨¢s eficaz, hasta el punto de que pese a la piel de cordero que propaga su t¨¦cnico, el Atl¨¦tico amenaza con sublevarse ante los dos grandes. Tuvo a tiro al Bar?a en la Supercopa y, como ya hiciera en la Copa, volvi¨® a colonizar Chamart¨ªn.
MADRID, 0-ATL?TICO, 1
Real Madrid: Diego L¨®pez; Arbeloa, Sergio Ramos, Pepe, Coentr?o; Illarramendi (Modric, m. 46), Khedira; Di Mar¨ªa (Bale, m. 46), Isco (Morata, m. 73), Cristiano; y Benzema. No utilizados: Casillas; Carvajal, Varane y Casemiro.
Atl¨¦tico de Madrid: Courtois; Juanfran, Miranda, God¨ªn, Filipe Luis; Koke, Tiago, Gabi, Arda Turan ('Cebolla' Rodr¨ªguez, m. 88); Diego Costa (Leo Baptistao, m. 85) y Villa (Ra¨²l Garc¨ªa, m. 86). No utilizados: Aranzubia; Alderweireld, Guilavogui y ?liver Torres.
Gol: 0-1. M. 10. Diego Costa.
?rbitro: Mateu Lahoz. Amonest¨® a Arda Turan, Coentr?o, Koke, Diego Costa, Filipe Luis, Sergio Ramos, Arbeloa y Pepe.
Unos 80.000 espectadores en el Bernab¨¦u.
El equipo colchonero ha crecido tanto a trav¨¦s de lo colectivo que hoy se han fortalecido sus individuales. No hay rojiblanco peor que en otros cursos; al contrario, algunos, muchos, han crecido. El mejor ejemplo, Koke. Un futbolista estupendo, vers¨¢til, sin una cualidad sublime, pero notable alto en todo lo que hace. Quita, da vuelo al juego, es ordenado, elige bien, se sacrifica como un pretoriano m¨¢s y a bal¨®n parado es una veta extraordinaria. Un jugador para todo y para todos. Fue ¨¦l quien penaliz¨® un grave error de Di Mar¨ªa, que se hizo un ovillo ante Filipe, que le reba?¨® la pelota. El bal¨®n cay¨® a los pies m¨¢s oportunos, los de Koke, que filtr¨® un pase telesc¨®pico a las espaldas de Pepe y Arbeloa. Si Koke se ha graduado definitivamente, otro doctorado es Diego Costa, dos delanteros en uno: Falcao dentro del ¨¢rea y Costa fuera. Ante Diego L¨®pez resolvi¨® con la naturalidad propia de quien se siente iluminado. Es mucho m¨¢s que un pendenciero: potente, incordi¨®n, con una armadura privilegiada para acolchar la pelota y dar un respiro a su equipo. Y, de repente, tan preciso ante el gol que lleva los mismos que Messi. Le han tomado la matr¨ªcula y a su alrededor saltan chispas. Ahora tambi¨¦n es v¨ªctima de su matonismo y se lleva las suyas. Con todo, un jugadorazo.
El tanto de Diego Costa evidenci¨® las carencias del Madrid, que, al rev¨¦s que su vecino del Manzanares, no da con las teclas. El equipo est¨¢ indefinido, sin hoja de ruta, sin pensamiento propio. Nada m¨¢s elocuente que el baile de mediocentros de Ancelotti. En el derbi, cogieron turno Khedira e Illarra y perdi¨® el sitio Modric. Los dos fracasaron por igual. Se les tiene por futbolistas para el dique y resulta que el Atl¨¦tico se permiti¨® posesiones que le resultaron infinitas por inusuales. No es un equipo cuya expresividad sea dar pases hasta el delirio, no es recreativo con el bal¨®n. Illarra tambi¨¦n es un armador, pero a¨²n no tiene peso en este equipo, pocos le buscan para dar salida al juego, de lo que se encarga m¨¢s de la cuenta Pepe con sus pelotazos. A Khedira tambi¨¦n se le tiene por un llegador, cuando su producci¨®n goleadora es irrelevante.
Koke, un futbolista estupendo, es el mejor ejemplo del crecimiento del equipo de Simeone
Sin alguien capaz de vertebrar el f¨²tbol, el Madrid qued¨® sometido a las emboscadas rojiblancas, cuyos centrocampistas cierran muy bien, se auxilian en todas las zonas y ninguno tira de abanico. Se juntan a la l¨ªnea defensiva y limitan al m¨¢ximo las rendijas. Y al Madrid le falta un ?zil, un Koke, alguien que encienda la luz donde solo hay tinieblas. A Isco no le va ese papel. Sin arquitectura, el equipo blanco qued¨® reducido a un constante ejercicio de servicios a¨¦reos. Por ah¨ª lleg¨® su primera ocasi¨®n, un cabezazo de Benzema que rechaz¨® Courtois con la cara. No hab¨ªa noticias de Cristiano, sin aguadores, enredado por la zaga visitante. El gobierno era del Atl¨¦tico y las ocasiones, tambi¨¦n. Nadie la tuvo m¨¢s clara que Tiago, que cabece¨® solo y a un dedo del ¨¢rea peque?a un c¨®rner lanzado por Koke. Era gol o gol, pero tan f¨¢cil lo vio el luso que el bal¨®n brinc¨® por las nubes. Al filo del descanso la tuvo tambi¨¦n God¨ªn, otra vez en una jugada sin techo, porque el repertorio de jugadas ensayadas de Simeone es voluminoso. Su cabezazo lo espant¨® Diego L¨®pez como pudo.
La panor¨¢mica cambi¨® poco a poco en el segundo acto. Entraron Bale y Modric y el Madrid no encontr¨® f¨²tbol, pero gan¨® en pujanza, tuvo otro colmillo. Sin ingenio, por las bravas. Con m¨¢s ¨ªmpetu que otra cosa, el grupo de Ancelotti multiplic¨® la marcha a medida que el Atl¨¦tico se agotaba. Aun as¨ª, Costa pudo sentenciar en un mano a mano que le repeli¨® Diego L¨®pez. Villa caz¨® el rebote, pero no resolvi¨®. Simeone tard¨® en agitar el equipo desde el banquillo (sin cambios hasta el 85) y parec¨ªa que el Atl¨¦tico se marchitaba. Enfrente, apenas hubo pistas de Bale, diluido por la orilla derecha, y, de forma sorprendente tampoco de Ronaldo, fuera de escena. Ni con el oponente agotado encontr¨® otras respuestas el Madrid que el asalto al ¨¢rea de Courtois a base de ca?onazos a¨¦reos, sin trenzas, sin pausas. Casi da con la soluci¨®n Morata, protagonista de las dos mejores ocasiones locales, sobre todo un acrob¨¢tico remate. Antes, eso s¨ª, Koke, no pod¨ªa ser otro, estrell¨® el bal¨®n en el larguero tras una maniobra majestuosa. Koke marca la l¨ªnea creciente de este Atl¨¦tico. Un Atl¨¦tico que va muy en serio. Del Madrid no se sabe por d¨®nde quiere ir.
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