Nadal, a una victoria del n¨²mero uno
Tras remontar 2-6, 6-4 y 6-1 en cuartos de Pek¨ªn a Fognini, el espa?ol recuperar¨¢ el trono si gana en semifinales a Berdych (s¨¢bado, 6:30, C+)
En cuartos de final del torneo de Pek¨ªn, Rafael Nadal remont¨® 2-6, 6-4 y 6-1 ante Fabio Fognini y se lanz¨® a por el n¨²mero uno: si el espa?ol se impone el s¨¢bado en el duelo que le enfrentar¨¢ con Tomas Berdych (6.30, C+), se aupar¨¢ al trono que ahora ocupa Novak Djokovic. Si el serbio cae en semifinales (en cuartos gan¨® 6-1 y 6-2 a Querrey; le espera Gasquet), tambi¨¦n ceder¨¢ el puesto independientemente de lo que haga el espa?ol. Sin embargo, Nadal ya sabe que convertirse en el mejor tenista del planeta cuesta sangre, sudor y l¨¢grimas. Fognini, que lleg¨® a mandar 6-2 y 4-1, para encajar luego un 0-5 y un 1-11, solo le ofreci¨® un camino lleno de espinas hasta su 25? victoria seguida sobre cemento en 2013.
En el primer punto, Nadal vio c¨®mo su rodilla izquierda chocaba con el suelo. De la peque?a herida que se abri¨®, y que requiri¨® la atenci¨®n del fisioterapeuta, nacieron unos minutos en los que el espa?ol se movi¨® sin la soltura que acostumbra. Fognini le impidi¨® entrar en calor. El italiano jug¨® desatado. Fue un espect¨¢culo maravilloso. Igual que un poeta que lleva toda la vida esperando a la musa para desplegar su talento, el n¨²mero 19 se encontr¨® en Pek¨ªn con el tintero lleno, la pluma afilada y la inspiraci¨®n susurr¨¢ndole en el o¨ªdo: jug¨® largu¨ªsimo; contraatac¨® con una facilidad impensable y tuvo tacto para los cambios de ritmo. Nadal, un punto descoordinado, sufri¨® sus tiros de lo lindo. La pelota, voraz, le com¨ªa los espacios, sin darle tiempo para armar sus golpes. Llegaba como un bal¨ªn y se marchaba como una simple bola, lista de nuevo para un disparo de Fognini. El italiano se atiborr¨® de ganadores. Durante los dos primeros sets, Nadal cont¨® los suyos con los dedos de una mano. Solo sum¨® tres de los primeros trece juegos.
El espa?ol solo sum¨® tres de los trece primeros juegos. Al final, gan¨® cinco puntos m¨¢s que el italiano
Como siempre frente a un marcador adverso, el espa?ol carg¨® contra el rev¨¦s de su contrario. Ah¨ª jug¨® Fognini el 70% de los intercambios. No le supuso ning¨²n problema. Desatado, con el rev¨¦s y la derecha, el chico al que entrena Jos¨¦ Perlas, un t¨¦cnico que se las sabe todas y conoce a la perfecci¨®n a Nadal, siempre pareci¨® ir un paso por delante. Su juego siempre tuvo sentido, l¨®gica y direcci¨®n. Al de Nadal le falt¨® picante y encontrar con consistencia un tiro extra: cuando sorprendentemente le volvieron bolas con las que suele cerrar los debates, fall¨® m¨¢s que acert¨®. Firm¨® una pila de errores no forzados. Y entonces, dijo basta.
La catarsis lleg¨® cuando la tumba ya estaba cavada. Fognini tuvo dos bolas de break para ponerse 6-2 y 4-0. Nadal se las neg¨® entre gritos de ¡°?Vamos!¡±. El italiano, tan genial como volc¨¢nico, nunca se recuper¨® de la oportunidad perdida. En lugar de dejarse mecer por un marcador de lo m¨¢s favorable (6-2 y 4-1), se dej¨® adormecer por el continuo recuerdo de la oportunidad perdida. Horrorizadas, las musas huyeron a la carrera. Los brillos del inicio se convirtieron en borrones. Los aciertos en errores. El triunfo, en derrota. Nadal, que nunca se abandona, un especialista en esperar el momento m¨¢gico en el que iniciar la remontada, devor¨® un partido que ten¨ªa casi perdido, como demuestra que solo ganara cinco puntos m¨¢s que su contrario. Sigue invicto sobre cemento. Por juego, t¨ªtulos y deseo, antes o despu¨¦s, el trono es suyo.
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