Un minuto maldito
La Real casi se despide de Europa con un autogol en el ¡®Teatro de las pesadillas¡¯
Hay muchas maldiciones en el f¨²tbol. La del penalti injusto, la del gol del cojo, la del gol en el tiempo de prolongaci¨®n (antes llamado de descuento), la de la mano de Dios o el diablo, seg¨²n la camiseta de quien hable. Maldiciones sobran para explicar casi todo. Pero hay una que requiere un tratado al por mayor: la del gol en contra en el primer minuto. Disposici¨®n primera: adem¨¢s en propia puerta. Vale, vale, no cay¨® un rayo, pero... Hay que suponer que encajar un gol en el primer minuto, cuando menos te cambia la actitud, te confunde la meta y te borra casi todo lo escrito por el entrenador en la pizarra del hotel. Entonces toca sobrevivir, autogestionarse con los gritos y gestos que llegan desde la banda tratando de superar el medio ambiente, generalmente electrizado. Y la Real acab¨® muda, sin lenguaje europeo, casi, casi sin papeles.
Pues he ah¨ª la Real en Old Trafford. Obligada a ganar y perdiendo en el primer minuto. Vale que Rooney dio un discurso de diez segundos de c¨®mo debe manejarse un delantero centro en el ¨¢rea: con sutileza y sin salir del sal¨®n, es decir, de las tres rayas blancas. El peque?o delantero dispar¨® al poste. El resto lo hizo I?igo Mart¨ªnez, que sin que nadie le apretara, en un rechace manso de algo tan p¨¢lido como un poste, marc¨® en propia puerta. Que nadie le pregunte. ?l tampoco sabe qu¨¦ pas¨®. Pero ocurri¨®. Y en ese instante a la Real le cambi¨® la vida. El sue?o empezaba con una pesadilla y un apag¨®n. Se fue la luz al encender el interruptor del partido, algo con lo que el Manchester United, en horas bajas, tampoco contaba. No recibe muchos regalos ¨²ltimamente. M¨¢s bien los da. Y resulta que se encontr¨®, sin romper a sudar, con una exquisitez de Rooney y un soliloquio de I?igo Mart¨ªnez que acab¨® en gol cuando a¨²n el respetable no se hac¨ªa respetar porque estaba en el v¨¢ter, en el pasillo, en los aleda?os del f¨²tbol.
M. UNITED, 1-REAL SOCIEDAD, 0
Manchester United: De Gea; Rafael (Smalling, m. 59), Jones, Evans, Evra; Carrick, Giggs; Valencia, Rooney, Kagawa; y 'Chicharito' Hern¨¢ndez (Young, m. 80). No utilizados: Lindegaard; Nani, Buttner, Fellaini y Januzaj.
Real Sociedad: Bravo, Carlos Mart¨ªnez, Mikel Gonz¨¢lez, I?igo Mart¨ªnez, De la Bella; Markel Bergara, Zurutuza (Chory Castro, m. 75), Xavi Prieto (Rub¨¦n Pardo, m. 68); Carlos Vela, Seferovic (Agirretxe, m. 74) y Griezmann. No utilizados: Zubikarai; Ansotegi, Cadamuro y Ros.
Gol: 1-0. M. 2. I?igo Mart¨ªnez, en propia puerta.
?rbitro: Bas Nijhuis (Holanda). Amonest¨® a Carlos Vela, Rafael, Markel Bergara, Kagawa y Xavi Prieto.
Unos 75.000 espectadores en Old Trafford.
Porque la Real sali¨® con lo que ten¨ªa que salir, con la extra?eza, acaso, de sacar a Rub¨¦n Pardo para meter a Xabi Prieto. M¨¢s extra?o fue el United, que no cont¨® con Van Persie y apost¨® por el veterano Giggs en el centro del campo para que hiciera de faro y vig¨ªa, dos aptitudes que no exigen correr, sino saber. Se supon¨ªa que Prieto har¨ªa lo propio en la Real, pero no hab¨ªa corriente el¨¦ctrica. Giggs juega andando, mirando, calculando. Es de los que caminan entre las l¨ªneas de su equipo y las rivales seguro de que no pisar¨¢ una mina ni le caer¨¢ un ob¨²s. Lo suyo son una dosis de calidad (cuando asoma al ¨¢rea, pocas veces) y muchas de jerarqu¨ªa facial: esa barba tupida sin crecer, ese n¨²mero 11, que no es cualquiera. Quiz¨¢s Giggs ya no es Giggs, o aquel Giggs, pero con que lo parezca al enemigo se le antoja un Cid gal¨¦s, por extra?o que parezca.
Entre mitos (el Teatro de los sue?os y todo eso), maldiciones (primer minuto, gol en propia puerta) y autoridades (un tal Ryan Giggs, de casi 40 a?os), se enmadej¨® la Real en un hilo arrugado. Se empe?¨® Zurutuza en sacarle de la rueda del abatimiento: hizo de Prieto donde no estaba Prieto, de Bergara donde no llegaba Bergara, hasta de Seferovic, el delantero centro que miraba m¨¢s al cielo que a la tierra.
Cierto es que noticias tan malas provocan un temblor de piernas solo equivalente a la euforia relajante del rival. Por eso Rooney parec¨ªa m¨¢s Rooney que el de la Premier, m¨¢s explosivo de lo que se esperaba. Y Valencia un extremo poderoso de esos que corren sin sufrir. Y Van Persie, minuto a minuto, en vez de ser un lamento era un ausente. Y por eso, y por todo, necesit¨® m¨¢s de media hora para tirar a puerta (por medio de Seferovic), antes de que Griezmann tropezara con el poste en un libre directo.
A partir de ah¨ª empez¨® su partido la Real, pero con un gol como una losa en la mochila. El Manchester viv¨ªa a la contra, por las travesuras de Rooney y la Real de la ansiedad de saber que una derrota te despertaba del sue?o europeo. Que perder era lo m¨¢s parecido a morir aunque las matem¨¢ticas sean un suero reparador. Pero de suero no se vive. Tiene raz¨®n la Real cuando se lamenta de haber perdido con el Shakthar y el Bayer Leverkusen por mala suerte. Cierto que la loter¨ªa le gui?¨® el ojo malo. Ayer no entr¨® ni siquiera en el bombo, donde solo daban vueltas las bolitas rojas del Manchester. Una se le escap¨® a Rooney en una contra (cosa extra?a), otra a Jones en un cabezazo. En ambas tuvo mucho que ver Claudio Bravo. Otra a Valencia, que tambi¨¦n disparo al poste. Estaba claro que la madera era la materia prima del partido. Pero la que ardi¨®, la que se quem¨®, fue la de la Real. El fuego de Europa ya no calienta.
Marea ¡®txuri urdin¡¯ en Manchester
Era una fecha marcada en rojo, una noche de etiqueta. Desde que las bolas del Foro Grimaldi de M¨®naco encuadrasen en el mismo grupo a la Real y el United, el pasado 29 de agosto, la hinchada donostiarra puso el dispositivo en marcha. Vuelos, hoteles y puntos de reuni¨®n. Las redes sociales como nexo de encuentro. Todo a punto para una fiesta que no lo fue, o que se qued¨® en algo menos para aquellos que confiaban en completar la machada en un marco legendario.
Old Trafford, uno de los grandes templos del f¨²tbol europeo, acogi¨® ayer a 3.000 aficionados gipuzcoanos desplazados hasta Manchester. Otros 3.000, menos afortunados, sin billete para acceder al estadio, se quedaron a las puertas de una velada hist¨®rica para el club y su masa social.
Ya hab¨ªa respondido la marea blanquiazul en Leverkusen, adonde acudieron 2.500 seguidores en la primera cita europea a domicilio. En Manchester, de nuevo, las bufandas y las ikurri?as ondearon desde primera hora del d¨ªa en las calles de la ciudad inglesa, brumosa e industrial. Alrededor de las 18.00, la serpiente txuri urdin se dirigi¨® en procesi¨®n desde Piccadilly Gardens, en el centro, hasta el remozado recinto del United. Y una vez all¨ª, pese a la bofetada inicial en el marcador, se hizo notar en la grada durante los 90 minutos.
La de anoche fue la segunda ocasi¨®n en la que la Real Sociedad pis¨® tierras inglesas. La primera se produjo en la temporada 1975-1976, cuando el equipo donostiarra visit¨® Anfield Road para medirse al Liverpool en un duelo enmarcado en la Copa de la UEFA. Entonces, el equipo vasco encaj¨® un severo correctivo (6-0). El gal¨¦s John Benjamin Toshack, expreparador de la Real, abri¨® la goleada de los reds.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.