Alex Ferguson, ¡°pigmeo moral¡±
¡°La hipocres¨ªa es el homenaje que el vicio rinde a la virtud¡±. -Fran?ois de La Rochefoucauld, escritor franc¨¦s del siglo XVII
Afortunadamente no es necesario comprar la ¨²ltima autobiograf¨ªa de Alex Ferguson, la que sali¨® esta semana, para confirmar de una vez y por todas que, por m¨¢s triunfos que haya obtenido como entrenador del Manchester United, no es una buena persona. Los oc¨¦anos de tinta que sus memorias han generado en la prensa brit¨¢nica nos han ahorrado el dinero.
Ferguson es un caballero por t¨ªtulo honor¨ªfico (Sir Alex Ferguson) pero no por categor¨ªa humana. Si tuviera clase no hubiera menospreciado en su libro a antiguas figuras del United como David Beckham, Roy Keane y Ruud van Nistelrooy, jugadores que en su d¨ªa lo dieron todo por el club y sin cuyas aportaciones la lista de trofeos que el escoc¨¦s ha acumulado ser¨ªa apreciablemente m¨¢s corta. Si tuviera integridad moral no hubiera contado los pormenores de rifirrafes que tuvo con ellos en el vestuario, en los que ¨¦l siempre se presenta como poseedor de la virtud y la verdad, ni hubiera acusado a algunos de falta de compromiso profesional o a otros, sin iron¨ªa alguna, de deslealtad.
Especialmente innecesario, feo y -adem¨¢s¨C desacertado es lo que dice sobre Beckham. ?El pecado capital del jugador? ¡°David pens¨® que era m¨¢s grande que Alex Ferguson¡±, escribe Alex Ferguson. Bueno, tenemos noticias para usted, Sir Alex. David no se equivoc¨®. Era y es m¨¢s grande que su exentrenador. M¨¢s generoso, m¨¢s decente, m¨¢s respetuoso, m¨¢s leal, m¨¢s famoso, m¨¢s rico, m¨¢s guapo y m¨¢s futbolista que el que hace medio siglo ejerci¨® de delantero centro para tres o cuatro clubes de la Liga escocesa.
David pens¨® que era m¨¢s grande que Alex Ferguson¡±, escribe Alex Ferguson. Bueno, tenemos noticias para usted, Sir Alex. David no se equivoc¨®
Sin embargo Ferguson insiste, para colmo, en que si Beckham no se hubiera cre¨ªdo m¨¢s grande que ¨¦l, hubiera sido mejor jugador. Afirma incluso que hubiera llegado a ser un top dog, un perro alfa, uno de los grandes, grandes. Lo cual, como cualquier analista serio del f¨²tbol sabe, es una gran tonter¨ªa.
Beckham fue lo que fue. Un jugador de limitados recursos, el m¨¢s apreciado de los cuales fue saber poner la pelota donde ¨¦l quer¨ªa, y de una encomiable entrega f¨ªsica tanto en el campo de juego como en los entrenamientos. Jugar con Zidane y Ronaldo, como ¨¦l mismo humildemente confes¨®, era jugar con sus ¨ªdolos, futbolistas a cuya condici¨®n de top dog ¨¦l sab¨ªa que jam¨¢s llegar¨ªa. Pero seg¨²n Ferguson ¡°todo cambi¨®¡±, se entreg¨® al glamour y descuid¨® el f¨²tbol cuando se enamor¨® de la cantante Victoria Beckham en 1998. ?Mentira! La victoria m¨¢s ¨¦pica del United en la era Ferguson fue la derrota del Bayern M¨²nich, con dos goles en tiempo adicional, en la final de la Champions de 1999 en el Camp Nou. Ambos goles llegaron de tiros de esquina lanzados por Beckham, correctamente identificado por Ferguson despu¨¦s como el mejor jugador de su equipo a lo largo de los 93 minutos del partido.
?Por qu¨¦, entonces, la traici¨®n a Beckham, que siempre ha sido cort¨¦s y respetuoso en p¨²blico con Ferguson, y tambi¨¦n a Keane, y a Van Nistelrooy y a otros? Obvio. Porque su editorial se lo pidi¨®. Porque si se hubiera limitado a escribir un libro en el que el rencor y la pol¨¦mica gratuita estaban ausentes hubiera generado menos titulares en la prensa. Ergo, hubiera vendido menos libros.
Sin embargo, podr¨ªa haber logrado el mismo objetivo disparando contra otros objetivos. Como se ha comentado en Inglaterra, podr¨ªa habernos contado del pleito legal que tuvo con el mayor accionista del United sobre la propiedad de un caballo de carreras (llamado Rock of Gibraltar) que ambos compart¨ªan, pleito que condujo a la salida del United del accionista y a la venta del club a unos especuladores estadounidenses infinitamente menos leales al club o al f¨²tbol que Beckham, Keane o Van Nistelrooy. Pero sobre estos temas, ni p¨ªo en el libro.
La inevitable pregunta entonces es, ?para qu¨¦ necesita el multimillonario Ferguson los ingresos adicionales de un best-seller? ?Ser¨¢ porque se ha vuelto loco por el dinero? Y si no, si el prop¨®sito fue contar su verdad, ?por qu¨¦ no lo hizo? La respuesta quiz¨¢ no la ten¨ªamos tan clara antes de que publicara el libro, pero ahora s¨ª. Como coment¨® un columnista el viernes en The Times de Londres, Ferguson se delata en su autobiograf¨ªa como ¡°un pigmeo moral¡±. Y adem¨¢s, con sus cr¨ªticas f¨¢ciles a ex jugadores y su temor a enfrentarse a los que han pretendido saquear al club de su vida, como un cobarde.
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