Caviar y rancheras en el infierno mar¨ªtimo
Del puerta a puerta a construir una fortuna a trav¨¦s de la venta de electrodom¨¦sticos, el millonario mexicano Ram¨®n Carlin gan¨® la primera edici¨®n de la Volvo, la m¨¢s dura de la historia
Pese a los 11.000 kil¨®metros de litoral que lo rodean, entre la inmensidad del Pac¨ªfico por el oeste y las aguas del Mar Caribe por el este, M¨¦xico es un pa¨ªs de escasa tradici¨®n marinera. Pero all¨ª, entre los casi nueve millones de habitantes y la marabunta diaria del DF, en un enclave geogr¨¢fico privilegiado, se ubica un hombre de 90 a?os que hoy d¨ªa a¨²n conserva el orgullo del pionero. Y es que Ram¨®n Carlin (M¨¦xico DF, 1923), aquel emprendedor que comenz¨® vendiendo puerta a puerta y acab¨® fabricando una fortuna, puede presumir de ser el primer patr¨®n que inscribi¨® su nombre en las letras de oro de la Vuelta al Mundo a vela. ¡°Antes no cont¨¢bamos con la ayuda de la electr¨®nica. A veces no sab¨ªamos ni d¨®nde est¨¢bamos. Ahora es mucho m¨¢s f¨¢cil¡±, apuntaba hace dos a?os en este peri¨®dico.
Tras amasar una monta?a de billetes, resultado de la venta de electrodom¨¦sticos y productos para el hogar, Carlin demandaba nuevos est¨ªmulos. Y el acicate lleg¨®, impulsado por su hermano y de forma tard¨ªa, rebasados los 40 a?os, en la forma de un peque?o velero con el que se fogue¨® en las aguas de Acapulco y dio rienda suelta a su pasi¨®n por el mar. El resto, el empuj¨®n definitivo para lanzarse al desaf¨ªo de los desaf¨ªos transoce¨¢nicos, la Volvo Ocean Race -antiguamente denominada Whitbread World Racing-, lo hizo un escueto mensaje. Un anuncio en un peri¨®dico escoc¨¦s que ley¨® uno de sus hijos. ¡°Me llam¨® la atenci¨®n porque representaba una aventura, porque nadie sab¨ªa por d¨®nde hab¨ªa que ir¡±, suele puntualizar. Carlin pas¨®, en un abrir y cerrar de ojos, en un peque?o triunfo del romanticismo sobre la cotidianeidad, de la poltrona ejecutiva al poder seductor del agua.
En 1973 zarp¨®, junto a otras 17 embarcaciones, desde el puerto de Portsmouth (Inglaterra). A su lado, 13 tripulantes: su esposa Francisca y su hijo Enrique, seis marineros mexicanos, dos ingleses, un holand¨¦s y un australiano. A bordo, una c¨¢mara frigor¨ªfica con filetes de pollo y hamburguesas, nada de comida liofilizada. Abundante cerveza y botellas de vino -consum¨ªan unas seis diarias-, as¨ª como ron y vodka para amenizar las horas de guardia de los miembros de la tripulaci¨®n. Tambi¨¦n caviar y m¨²sica ranchera. Todo por cortes¨ªa del se?or Carlin, conocido como El Rey de la vela, y sus patrocinadores. ¡°Dar la Vuelta al Mundo en un velero no es demasiado c¨®modo, as¨ª que intentamos hacerlo de la forma menos desagradable posible¡±, reconoce Butch Dalrymple-Smith, su jefe de guardia.
Con 20 metros de eslora, el Sayula II -nombre que le dio por la ciudad del estado de Jalisco, donde naci¨® su esposa- era el cuarto velero m¨¢s grande que concluy¨® la primera edici¨®n. Carlin y sus hombres lograron la victoria despu¨¦s de una aventura n¨¢utica de 27.000 millas (50.000 kil¨®metros), dividida en cuatro etapas, con paradas en Ciudad del Cabo, Sidney y R¨ªo de Janeiro antes de volver a echar el ancla definitivamente en Portsmouth. Despu¨¦s, la gloria. Aquella estampa de Carlin con un poncho blanco e impecable, patillas pobladas, gafas de pasta y un sombrero mexicano. A su lado, en el destino brit¨¢nico, Francisca, que solo hab¨ªa podido aguantar 44 d¨ªas a bordo. Una etapa. Por el camino, una traves¨ªa tan bella como traicionera. Vientos ¡°rugientes¡± y ¡°aulladores¡± de hasta 60 nudos. Olas de 14 metros. Un infierno que lleg¨® a voltear al Sayula II -por suerte, no se rompi¨® la quilla- y se cobr¨® la vida de tres personas en aquella edici¨®n. En la Volvo, en total, han muerto cinco.
¡°No pudimos entrenar. Tuvimos mucha suerte, fuimos por buenas rutas y nuestro barco era fuerte¡±, explicaba a EL PA?S hace dos a?os, en una visita a Alicante; ¡°la situaci¨®n era escandalosa. Decid¨ª dejar esa ruta, la m¨¢s r¨¢pida para llegar a Sidney, e ir por otro lado. Ah¨ª ganamos la regata¡±.Y ah¨ª dej¨® su huella. La senda imborrable del pionero Carlin, del hombre de negocios que dio un golpe de tim¨®n a su vida. De los otros 12 intr¨¦pidos miembros del Sayula II. El orgullo naviero de M¨¦xico.
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