Armstrong dispara contra la UCI
¡°El presidente Verbruggen tap¨® un positivo m¨ªo en el Tour del 99¡±, denuncia el tejano
Hablando de dopaje, a Lance Armstrong se le podr¨ªa decir lo que le dijo John Wayne a un Dean Martin con una resaca hom¨¦rica en ¡®R¨ªo Bravo¡¯: ¡°Deja de darte importancia, amigo, ?te crees que has inventado las borracheras?¡± Y, seguramente, Lance Armstrong, le responder¨ªa lo mismo que el quejoso Dean Martin: ¡°No, pero podr¨ªa patentar las m¨ªas¡±.
La semana pasada, el ¡®Daily Mail¡¯ reuni¨® en Florida a Armstrong con Emma O¡¯Reilly, la joven que fue su masajista en sus primeros a?os de ganador del Tour y que despu¨¦s testific¨® contra ¨¦l. Era la primera vez que se ve¨ªan en 13 a?os. En la conversaci¨®n, grabada con c¨¢maras para su conveniente explotaci¨®n medi¨¢tico-sentimental, Armstrong reconoce que se pas¨® cuando la llam¨® ¡°puta y mentirosa¡± por denunciarlo, y admite dos cosas: que, en efecto, le pidi¨® que le maquillara un brazo para que no se vieran las marcas de una aguja y que era verdad aquello que dijo la masajista de que taparon un positivo por cortisona utilizando una receta prescrita posteriormente a la fecha que figuraba en su encabezamiento. Y ello le permite a Armstrong, lanzado a una nueva guerra, siempre en guerra, disparar plenamente contra Hein Verbruggen, el expresidente de la Uni¨®n Ciclista Internacional (UCI) a quien ahora acusa de haberlo traicionado despu¨¦s de haber estado toda la vida protegi¨¦ndolo. ¡°Aquel 1999, Verbruggen me protegi¨®¡±, dice Armstrong. ¡°Me dijo que un a?o despu¨¦s del esc¨¢ndalo Festina el Tour no soportar¨ªa otro gran caso de dopaje¡±.
Eso seguramente ocurri¨® as¨ª, pero conociendo el estado del ciclismo, y de los usos del momento, Verbruggen no solo proteger¨ªa a Armstrong, sino a decenas de corredores y equipos que realizaban por costumbre las mismas pr¨¢cticas. Verbruggen, y posteriormente su sucesor y amigo, Pat McQuaid, no proteg¨ªan ni a los ciclistas ni al ciclismo, sino al Tour. Armstrong quiz¨¢s podr¨ªa patentar sus borracheras, porque de hecho, si no fueron las m¨¢s grandes s¨ª que fueron las m¨¢s eficientes, pues gan¨® siete Tours, pero entonces todos se emborrachaban.
Verbruggen me dijo que un a?o despu¨¦s del esc¨¢ndalo Festina el Tour no soportar¨ªa otro gran caso de dopaje Lance Armstrong
Aquel Tour de 1999, a los m¨¦dicos de los equipos el Tour y la UCI les advirti¨® de que el laboratorio de Ch?tenay-Malabry hab¨ªa comenzado a detectar los corticoides y que deber¨ªan de tener cuidado. As¨ª, les dec¨ªan, siempre que por razones terap¨¦uticas teng¨¢is que infiltrar a un corredor o aplicarle una pomada en el perineo para tratar una inflamaci¨®n (la infiltraci¨®n es un uso permitido de los corticoides, igual que su aplicaci¨®n t¨®pica, en pomada, no as¨ª su administraci¨®n en inyecci¨®n intramuscular o por v¨ªa oral) ten¨¦is que redactar el correspondiente informe o receta para entregarlo en el control antidopaje. Esta pr¨¢ctica gener¨® una picaresca y un peligro. La picaresca derivaba de que el hecho de que los an¨¢lisis de detecci¨®n eran cualitativos y no cuantitativos: se detectaba la sustancia pero no la cantidad administrada. As¨ª, protegido un corredor con un informe de una tendinitis que requer¨ªa una infiltraci¨®n se aprovechaba para inyectarle un trig¨®n depot intramuscular buscando ¨²nicamente sus efectos dopantes.
El peligro era el olvido, el que por la falta de costumbre (era el primer momento aquel Tour en que se exig¨ªa la receta), un m¨¦dico no se acordara de redactar el correspondiente informe de tendinitis o de inflamaci¨®n perianal para justificar el uso del corticoide. Ello ocurri¨® con varios corredores, a los que el m¨¦dico de la UCI les record¨® a posteriori que le enviaran la receta. Esto lo hac¨ªa el m¨¦dico del equipo antedatando la prescripci¨®n. As¨ª, si la administraci¨®n se hab¨ªa efectuado un 12 de julio y la UCI se lo recordaba una semana despu¨¦s, el m¨¦dico redactaba el 19 una receta con fecha de 11 de julio, por ejemplo. Esto es lo que ocurri¨® con Armstrong, entre otros, aquel Tour: cuando el laboratorio de Ch?tenay-Malabry anunci¨® su positivo por cortisona, el m¨¦dico del equipo hizo una receta con fecha anterior de una pomada que en realidad nunca hab¨ªa usado.
En su confesi¨®n televisiva ante Oprah Winfrey y en entrevistas posteriores Armstrong hab¨ªa admitido esta trampa. La novedad actual es que, ahora que ni Verbruggen ni su hombre de paja, McQuaid, tienen ya poder en la UCI, Armstrong ha decidido disparar contra ellos, contra sus antiguos protectores, pues fueron ellos los que le condenaron a la cadena perpetua, y ser¨¢ el nuevo presidente, el ingl¨¦s Brian Cookson, el que pueda reducir su sanci¨®n a ocho a?os por su colaboraci¨®n. ¡°Es rid¨ªculo pensar que pueda proteger a alguno de ellos despu¨¦s de la manera en que me han tratado¡±, dice Armstrong en el ¡®Daily Mail¡¯. ¡°No les voy a proteger de ninguna manera. No les debo ninguna lealtad. No voy a seguir mintiendo para protegerlos. Les odio. Ellos me tiraron a las ruedas de un autob¨²s. He acabado con ellos¡±.
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