El Celta se desata por fin en Bala¨ªdos

Corr¨ªa el minuto 25 de partido cuando ocurri¨® un acontecimiento realmente prodigioso en Bala¨ªdos: gol del Celta, gol de Orellana. Fue como derribar un muro. Puso fin el chileno a 536 minutos de sequ¨ªa en Vigo y el equipo entendi¨® el mensaje como el fin de una maldici¨®n. Sin losa, el Celta se desat¨®, para someter sin piedad a un Almer¨ªa voluntarioso que se hab¨ªa adelantado en el marcador. Por fin el complejo proyecto de Luis Enrique se pareci¨® en su feudo a lo que viene ofreciendo lejos de su afici¨®n.

Se la jugaba el Celta, que no hab¨ªa pasado del empate en Vigo, pero sobre todo un Luis Enrique que subi¨® la apuesta con una alineaci¨®n extra?a, con sus dos hombres m¨¢s en forma, Nolito y Augusto, sentados en el banquillo. Le sustituyeron un Krohn Dheli sensacional y el ciclot¨ªmico Orellana, al que persiguen m¨¢s fantasmas que al propio Celta. Liberado del zumbido de la grada con su gol, un fuerte disparo desde la esquina del ¨¢rea que igual¨® el marcador, tortur¨® a Nelson y ofreci¨® su mejor versi¨®n.

El partido se inici¨® con el Almer¨ªa oliendo la sangre de su rival y estirado hacia Yoel, con ?scar D¨ªaz y Soriano intimidando a los centrales. Pero quien golpe¨® y encendi¨® todas las alarmas fue Suso, a gusto por la derecha y obsequiado por Toni, que se comi¨® sus amagos. El resto fue llegar al pico del ¨¢rea y soltar un latigazo que enmudeci¨® el estadio.

Cundi¨® el des¨¢nimo en los de Luis Enrique, un grupo que tiene su aut¨¦ntico punto d¨¦bil en una jovenc¨ªsima defensa. Charles padeci¨® la presi¨®n como algo personal: necesit¨® cinco remates claros, larguero incluido, para volver a sentirse delantero. Pero desde el momento en que Oubi?a puso a los suyos por delante al inicio de la segunda mitad, el Celta se pareci¨® a ese equipo insolente que trata de imponer su entrenador con m¨¢s fe que eficacia.