El jugador de la NBA es mortal

En nuestra condici¨®n de seres humanos, damos por hecho que el progreso es inevitable. Creemos que todo ser¨¢ m¨¢s grande, mejor y m¨¢s r¨¢pido. El PIB crece, se baten r¨¦cords, los seres humanos se perfeccionan. En el contexto de la historia, casi siempre tenemos raz¨®n. Excepto cuando dejamos de tenerla, cuando alcanzamos el l¨ªmite m¨¢ximo. Un pa¨ªs solo puede producir una determinada cantidad de pl¨¢tanos; un hombre solo puede correr a una velocidad limitada; un ligamento solo puede resistir el esfuerzo hasta un punto.
Antes, la NBA se parec¨ªa al f¨²tbol pero con una dimensi¨®n adicional. Ahora es como si se jugase al f¨²tbol dentro de una m¨¢quina de pinball
¡°Derrick Rose sufre un desgarro del menisco medial. Se perder¨¢ el resto de la temporada¡±. ¡°Marc Gasol tiene un esguince de rodilla. No hay fecha para su regreso¡±. Titulares como estos se encuentran entre los m¨¢s temidos por cualquier seguidor de la NBA. Transmiten una sensaci¨®n de futilidad: la temporada est¨¢ perdida y nadie puede hacer mucho al respecto.
Adem¨¢s, este columnista tiene la impresi¨®n de que estos titulares son cada vez m¨¢s frecuentes. Piensen en las brutales lesiones que las estrellas de la NBA sufrieron el a?o pasado: la rotura del tend¨®n de Aquiles de Kobe Bryant, la pierna fracturada de Tyson Chandler, los desgarros del ligamento cruzado anterior de Rajon Rondo, Ricky Rubio, Danilo Galinari...

Aunque no soy traumat¨®logo y aunque no pueda interpretar una radiograf¨ªa mejor de lo que puedo navegar en un barco de ladrillo, tengo la sensaci¨®n de que esta racha de lesiones no es una anomal¨ªa estad¨ªstica. Creo que su frecuencia (alta) y sus caracter¨ªsticas (terribles) indican que hemos alcanzado la cima del rendimiento humano. Los jugadores de la NBA poseen una coordinaci¨®n y una fuerza de voluntad que les permite realizar proezas sobrehumanas; pero su cuerpo sigue siendo mortal.
Por supuesto, podr¨ªa estar equivocado. Vivimos en una ¨¦poca en la que es posible reservar un billete de avi¨®n por tel¨¦fono, pero cuando se trata del cuerpo humano, lo ¨²nico que sabemos con certeza es que fumar es malo, que la verdura es buena y que el vino es ambas cosas, dependiendo de la cantidad. Sin embargo, cuando veo un partido no puedo evitar pensar que no ando descaminado. Antes, la NBA se parec¨ªa al f¨²tbol pero con una dimensi¨®n adicional. Ahora es como si se jugase al f¨²tbol dentro de una m¨¢quina de pinball. Los jugadores no rebotan unos contra otros; se desplazan a toda velocidad de un sitio a otro, y sus cuerpos cambian de direcci¨®n como si estuvieran movidos por magos caprichosos.
Esto no quiere decir que el juego sea demasiado r¨¢pido. No creo que las vidas de los jugadores est¨¦n en peligro. Pero sus cerebros los han condicionado para esperar de sus cuerpos m¨¢s de lo que estos pueden dar de forma constante. Y, claro, esto puede que d¨¦ al traste con la esperanza que acude con absoluta naturalidad a nuestro cerebro humano de que en los pr¨®ximos a?os la NBA ser¨¢ m¨¢s atl¨¦tica, m¨¢s interesante, m¨¢s emocionante. A no ser que se mire desde este punto de vista: si estamos en el l¨ªmite m¨¢ximo de la capacidad atl¨¦tica, hoy estamos viendo el mejor baloncesto que existir¨¢ nunca.
?Qui¨¦n necesita progreso cuando el futuro ya est¨¢ aqu¨ª?
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