Epopeya Valdemoro

Nunca la pasi¨®n competitiva lleg¨® tan alto y tan lejos. Amaya Valdemoro Madariaga puso ayer, a los 37 a?os y en su Alcobendas natal, punto final a su memorable carrera deportiva tras unos meses de puntos suspensivos y v¨¦rtigo a la retirada. Met¨¢fora y colof¨®n de su trayectoria, su ¨²ltima imagen sobre una cancha de baloncesto ser¨¢ la de una ganadora: con una medalla de oro colgada al cuello y levantando el trofeo de campeona de Europa con Espa?a junto a su inseparable compa?era de viaje, Elisa Aguilar.

¡°Ni so?¨¢ndolo hubiera imaginado un final mejor¡±, repasa Amaya minutos antes de su acto de despedida. ¡°Es, sin duda, el mejor recuerdo. Tengo la suerte de que casi todos los a?os he ganado cosas, pero este t¨ªtulo fue especial. Es el torneo en el que menos he jugado, en el que menos puntos he metido, pero el que m¨¢s he disfrutado de largo; dentro y fuera de la pista. He sido incre¨ªblemente feliz¡±, explica al rememorar su sexta medalla con la selecci¨®n ¡ªtras una plata y tres bronces europeos y un bronce mundial¡ª lograda en Orchies (Francia) el pasado 30 de junio. Con la cinta rojigualda en el pelo y el n¨²mero 13 en la camiseta. ¡°Siempre he sido diferente. Cuando empezaba era el n¨²mero que no quer¨ªa nadie. A m¨ª me parec¨ªa un n¨²mero con much¨ªsima personalidad y car¨¢cter¡±, cuenta. Fue la coronaci¨®n de la reina del baloncesto espa?ol tras 22 a?os dedicados en cuerpo y alma a meter canastas. ¡°Lo m¨ªo es pasi¨®n por jugar y por ganar¡±.

Tres anillos de la WNBA, una Euroliga, ocho Ligas espa?olas, nueve Copas de la Reina, cuatro Supercopas, una Superliga rusa, tres Copas en Rusia y tres Mundiales de clubes colman un palmar¨¦s de leyenda que inaugur¨® con apenas 16 a?os. Sus padres intentaron encauzar su hiperactividad a trav¨¦s del atletismo y en sus primeros sue?os se imagin¨® como campeona ol¨ªmpica de 1.500, pero pronto el baloncesto se cruz¨® para siempre en su vida. Debut¨® en Primera Divisi¨®n en 1992 con el hist¨®rico Dorna Godella y en la selecci¨®n espa?ola un a?o despu¨¦s, con 17 primaveras, hasta convertirse en la deportista espa?ola (en categor¨ªa masculina y femenina) con m¨¢s internacionalidades: 258.

¡°Amaya es una de esas personas que invitan a so?ar porque tienen una osad¨ªa sana. La convicci¨®n de que se puede alcanzar el podio y conseguir cualquier objetivo aunque todas las circunstancias indicaran lo contrario. Fue la primera en creer que todo era posible¡±, se?al¨® el presidente de la FEB, Jos¨¦ Luis S¨¢ez, antes de entregarle la insignia de oro y brillantes de la federaci¨®n. El broche a la carrera de una pionera que pas¨® por Estados Unidos ¡ªtres temporadas en los Houston Comets¡ª, Brasil, Rusia y Turqu¨ªa y que recorri¨® pr¨¢cticamente todos los equipos importantes en Espa?a.

Un camino que Amaya estir¨® entre la ambici¨®n y el miedo. ¡°Los deportistas vivimos en una burbuja, acumulamos experiencias y valores, pero la vida real y la retirada asustan. Ser¨¦ jugadora de baloncesto toda mi vida pero a partir de ahora no podr¨¦ disfrutarlo. No me da verg¨¹enza decir que lo he pasado mal porque te encuentras vac¨ªa. Poco a poco el cuerpo y la mente se van adaptando, pero gran parte de m¨ª se va a ir. Me va a faltar algo¡±, confiesa al tiempo que repasa su calvario. ¡°Los ¨²ltimos a?os han sido una pesadilla. Los fisios que me han tratado han sido mis psic¨®logos. Ve¨ªa que esto se acababa y que no pod¨ªa estar al nivel que necesitaba¡±.

Lleg¨® in extremis a los Juegos de Atenas en 2004 tras superar problema en el s¨®leo de la pierna izquierda. Y se sum¨® a la convocatoria para el Mundial de 2010 en la Rep¨²blica Checa tras una tit¨¢nica recuperaci¨®n de una compleja lesi¨®n de gemelo que la tuvo varios meses apartada de las pistas y la llev¨® incluso a plantearse la retirada. El esfuerzo mereci¨® la pena y tuvo la recompensa de una hist¨®rica medalla de bronce, pero el 12 de octubre de 2011 regres¨® a la fatalidad, se fractur¨® las dos mu?ecas y volvi¨® a sufrir un martirio. Tambi¨¦n lo super¨®. ¡°Se retira la m¨¢s grande y siempre lo quiso hacer por la puerta grande. Lleva muchos a?os jugando con dolor. A otros, cualquiera de sus graves lesiones, les hubieran llevado a dejarlo. Pero su car¨¢cter y su sacrificio han tenido recompensa. Se retira una persona con un coraz¨®n tan grande como su curr¨ªculo deportivo¡±, repasa Elisa Aguilar.

¡°Siempre que metas una canasta acu¨¦rdate de m¨ª¡±, le dijo su madre pocos d¨ªas antes de morir por culpa de un c¨¢ncer fulminante. Amaya ten¨ªa entonces 18 a?os y la frase le acompa?¨® durante toda su trayectoria. Fue su lema, su fuerza y su est¨ªmulo. ¡°Si tengo que poner alg¨²n pero a mi carrera es no haberla podido compartir con mi madre. Esa casta y ese car¨¢cter que he demostrado siempre en la pista se lo debo a ella. En los momentos malos siempre he rezado y he hablado con mi madre¡±, confes¨® antes de ponerse como sorpresa final en su acto de despedida la camiseta de la selecci¨®n espa?ola.

Flanqueada por Jos¨¦ Luis S¨¢ez, por la directora general de deportes del CSD, Ana Mu?oz, y por el alcalde de su Alcobendas, Ignacio Garc¨ªa de Vinuesa, y rodeada de familiares y amigos, Amaya Valdemoro barniz¨® de l¨¢grimas su epopeya triunfal.