Del campo al palco
La situaci¨®n se ha agravado porque los jugadores ya no se culpan entre s¨ª o acusan al entrenador, como hasta hace poco, sino que ahora se refieren a la directiva
Hay quien sospecha que a Messi ya no le preocupa Cristiano Ronaldo sino que quiere ser Maradona y, como tal, le ocupa el Mundial de Brasil. Incluso se ha escrito que, mientras tanto, hay que olvidarse del 10. As¨ª consta en un art¨ªculo de Rodolfo Chisleanschi. Leo, de momento, ha dejado de utilizar a intermediarios para hablar como en su d¨ªa hac¨ªa Diego. Los ¡°alcahuetes¡± de entonces, t¨¦rmino acu?ado por Maradona en referencia a los directivos del Bar?a, han sido sustituidos ahora por ¡°Faus es una persona que no sabe nada de f¨²tbol¡±.
La declaraci¨®n de Messi evoca tiempos pasados y que se supon¨ªan superados en el Bar?a. Hay tanto ruido alrededor del club y del jugador que es imposible separar las medias verdades de las medias mentiras, saber qu¨¦ se quiere decir y qu¨¦ se escapa sin querer, complicado de descifrar. Queda claro en cualquier caso que la firma Messi sigue siendo una cuesti¨®n familiar, porque no hay nada que ocultar, y que el jugador aspira a que le actualicen el contrato como es de ley o se?alar¨¢ al que se oponga.
Hay quien sospecha que a Messi ya no le preocupa Cristiano Ronaldo sino que quiere ser Maradona
No hay estrategia que valga con Messi, ni futbol¨ªstica ni informativa, y bien que lo saben en el Camp Nou. Ocurre que el 10 ya no es noticia por su silencio, y sobre todo por la dificultad para interpretar sus signos, sino por la virulencia de sus afirmaciones, circunstancia que invita a pensar que su incomodidad en el club desde la llegada de Neymar no solo es salarial sino de trato.
La directiva ha viajado de manera muy c¨®moda hasta hace poco por el respaldo social hist¨®rico que tuvo en 2010. Rosell se gan¨® fama de gran administrador por ordenar y sanear a la entidad, despu¨¦s de poner en evidencia la gesti¨®n del consejo anterior, y por respetar la obra de Guardiola. Aunque procur¨® demostrar que la cuesti¨®n econ¨®mica no ten¨ªa nada que ver con la deportiva, perdi¨® para su causa integradora a Cruyff y despu¨¦s nada pudo hacer para renovar a Guardiola. La partida del entrenador, m¨¢s desgarradora con el tiempo por la enfermedad de Tito Vilanova, y el despilfarro de Laporta, fueron causas objetivas para avalar el proceder de Rosell. Nada ha destrozado m¨¢s al barcelonismo que sus continuas luchas cainitas.
La junta encontr¨® coartada despu¨¦s en el victimismo para justificar cuantos sucesos se han acumulado en las oficinas: el fraude fiscal de Messi y la investigaci¨®n sobre sus bolos ben¨¦ficos, el contrato de Neymar o las investigaciones de la Comisi¨®n Europea. La culpa ha sido de la prensa de Madrid, de los poderes f¨¢cticos de Espa?a y de la Guardia Civil. ¡°Luchamos contra todo y contra todos¡±, proclam¨® Rosell en recuerdo de Narc¨ªs de Carreras.
La situaci¨®n se ha agravado porque los jugadores ya no se culpan entre s¨ª o acusan al entrenador, como hasta hace poco, sino que ahora se refieren a la directiva
Incluso las derrotas, sintetizadas por el presidente en la denominada ¡°crisis de la posesi¨®n¡±, tuvieron un culpable en los talibanes defensores del estilo. Hasta que ha salido Messi y ha apuntado a Faus. El vicepresidente no hizo m¨¢s que expresar la queja de una parte de la junta, preocupada por el aumento de la masa salarial del plantel y cansada de actualizar los ingresos de Messi, sabedor de que en los ¨²ltimos seis meses Cristiano ha pasado por la caja de Florentino y Neymar cobra una prima de fichaje.
El consejo se mueve en una gran contradicci¨®n: no quiere tocar nada del equipo para que no se diga que atenta contra un legado ¨²nico y, por otra parte, entiende que se imponen cambios estructurales. As¨ª se explicar¨ªa la desconfianza que a veces provoca su actuaci¨®n. Ocurre que ahora el problema ya no se puede achacar al gabinete de comunicaci¨®n y dif¨ªcilmente se arregla con una disculpa de Faus y la renovaci¨®n de Messi. La situaci¨®n se ha agravado porque los jugadores ya no se culpan entre s¨ª o acusan al entrenador, como hasta hace poco, sino que ahora se refieren a la directiva, como ocurr¨ªa en la ¨¦poca de Maradona. La pelota ha pasado de la cancha al palco, y ah¨ª las cosas tienen mal pron¨®stico.
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