¡°El f¨ªsico de Diego Costa es il¨®gico¡±

¡°Nac¨ª en Montevideo, en el barrio de Punta Carretas, llevo en la sangre el carnaval y la murga (una especie de chirigotas) y soy un futbolero de ley, de Pe?arol, porque me gusta lo popular¡±. Quien se define as¨ª es el hombre sobre el que recaen gran parte de los m¨¦ritos que llevaron a Joaqu¨ªn Caparr¨®s a definir al Atl¨¦tico, tras la exhibici¨®n f¨ªsica que derrot¨® al Levante el s¨¢bado pasado, como ¡°un martillo que te machaca¡±.

Bajito y poseedor de una mirada p¨ªcara que transmiten sus tambi¨¦n diminutos ojos, ?scar Ortega (55 a?os), el preparador f¨ªsico del Atl¨¦tico, transmite un porte en el que se entremezclan los andares de una autoridad docente, responde al apodo de El Profe, con una verborrea vivaracha y sat¨ªrica. ¡°Eh Villa, vos ven¨ªs de un grande como el Barcelona y te gusta hacer trampas¡±, se le escucha bromear en el Cerro del Espino durante un ejercicio que pone a prueba la capacidad de reacci¨®n y la explosividad del plantel.

¡°En mi barrio fui un chico de esquina porque hab¨ªa que estar vivo, solo hab¨ªa una pelota para jugar y si no estabas r¨¢pido no jugabas, o no te pod¨ªas agarrar a la plataforma trasera del ¨®mnibus para no pagar. Tambi¨¦n juntaba pelotitas de golf para sacar dinero. Hab¨ªa que ayudar a la familia e incluso cuando empec¨¦ a trabajar en el f¨²tbol base lo compagin¨¦ ense?ando rugby en el colegio Brit¨¢nico de Montevideo¡±, relata con nostalgia. La pregunta es obligada porque el Atl¨¦tico juega con el aire combativo del deporte del bal¨®n ovalado: ?Qu¨¦ extrajo del rugby? ¡°No es que me guste mucho o que lo domine, pero del rugby aprend¨ª el sistema de cuadr¨ªculas, es un deporte que divide en muchos sectores el campo para montar estructuras donde se crean unas situaciones de juego con enfrentamiento directo. Hay cosas que son transferibles, c¨®mo saber en qu¨¦ sector es m¨¢s importante una presi¨®n, un tackle¡­ Tambi¨¦n el trabajo integrado¡±.

Con esto ¨²ltimo, Ortega se refiere a que el Atl¨¦tico juega como entrena, con una intensidad brutal, recreando en los ejercicios situaciones que pueden darse en los partidos, incluso dependiendo del rival. ¡°Es un modelo duro de asimilar porque obliga a una mejora metab¨®lica, a entrenar a otro ritmo, y luego hay que saber llegar al jugador para poder llevarlo al campo, que es lo m¨¢s dif¨ªcil¡±.

Del rugby aprend¨ª el trabajo en cu¨¢driculas y en qu¨¦ zonas es mejor presionar

De esa mejora metab¨®lica, Ortega hace hincapi¨¦ en el V02max: ¡°Es la potencia aer¨®bica, un ¨¢rea de consumo de ox¨ªgeno que puede ser m¨¢xima o casi m¨¢xima. El consumo m¨¢ximo se mejora hasta un punto, despu¨¦s hay que mantenerlo. A este nivel tenemos que enfocarnos en la potencia aer¨®bica para lograr un rendimiento, en el cual si un futbolista tiene un mejor consumo tiene m¨¢s posibilidades de distribuirse por el campo con menor cansancio¡±.

El Profe, ¡°a los 21 a?os me convert¨ª en el extranjero que soy¡±, es un trotamundos. Ha preparado en M¨¦xico, Colombia, Chile, Jap¨®n, Argentina y Espa?a. De ese amplio periplo, cuando se le pide que hable de los jugadores que m¨¢s le han impactado, se?ala al Pato Aguilera, ¡°con todos los respetos, el ¨²ltimo gran futbolista de Uruguay, porque era la calle, tan bajito y p¨ªcaro y con esa calidad para definir¡±; de la exquisitez de Fernando Torres ¡°desde la velocidad¡±; del colombiano Ren¨¦ Valenciano ¡°tan goleador y tan t¨¦cnico, pese a sus problemas de sobrepeso¡±. Y c¨®mo no, de Diego Costa: ¡°Un toro. Hay cosas il¨®gicas en ¨¦l que son dif¨ªciles explicar, aunque hayas le¨ªdo mil libros. No tiene l¨®gica que se est¨¦ recuperando de una grave lesi¨®n de rodilla y se vaya al Rayo y marque nueve goles, cuando no ten¨ªa trabajo de base, eso habla de un portento. Me romp¨ªa los ojos, cuando lo vi en la primera pretemporada. Le preguntaba qu¨¦ trabajo hab¨ªa hecho de juvenil y me respond¨ªa que ninguno, que jugaba al f¨²tbol de la calle. Para ¨¦l no hay l¨ªmites de la fuerza, aunque hay que cuidarle mucho su rodilla y de su tobillo¡±.

En Espa?a, Ortega aterriz¨® en el Sevilla de la mano de Marcos Alonso y en 2003 coincidi¨® por primera vez con Simeone, que afrontaba su segunda etapa como jugador rojiblanco dirigido por Gregorio Manzano. ¡°Cuando lo tuve de futbolista ya era un entrenador, miraba m¨¢s desde afuera que desde adentro. Era m¨¢s un nucleador, un eterno provocador de reuniones cuando algo no le gustaba, y siempre con la intenci¨®n de transmitir esa competitividad tan fuerte. De futbolista era m¨¢s duro que de entrenador, era tremendo con sus compa?eros, era muy exigente hab¨ªa que ganar y no entraba en muchas razones. Ahora es tambi¨¦n muy exigente, pero m¨¢s contemplativo, m¨¢s flexible y pedag¨®gico y m¨¢s compa?ero. Le preocupa mucho no ser justo con los jugadores¡±.

Mantenernos cerca del Bar?a alimentar¨¢ la tensi¨®n y la estabilidad competitiva

La otra gran cuesti¨®n que le ata?e a Ortega, la que tiene en vilo a la hinchada rojiblanca y alimenta las tertulias de la prensa, es saber si el equipo aguantar¨¢ a su vuelta de las vacaciones ese ritmo infernal con el que se emplea en los partidos y en los entrenamientos: ¡°En la segunda parte de la temporada nos tenemos que preocupar mucho en las tareas profil¨¢cticas de prevenir lesiones, cuidar la alimentaci¨®n y hacer buenos controles telem¨¦tricos con los GPS que utilizamos. Con todo ese bagaje, el equipo va a mantener la estabilidad. Va a tener alg¨²n baj¨®n, pero tambi¨¦n picos altos¡±.

El fondo de armario tambi¨¦n lo considera decisivo para que el Atl¨¦tico siga arriba: ¡°Los jugadores que puedan entrar cuando el m¨ªster los necesite nos tienen que mantener el nivel. Si nos dan un salto de calidad, mejor, pero si no nos bajan el nivel, tambi¨¦n lo aplaudimos. Hasta ahora lo hemos logrado y sabemos que la predisposici¨®n del grupo la tenemos porque les planteas si van a estar preparados para esto o aquello y te responden: ¡®Como toros profe¡¯. Se llevan bien y tienen ese hambre de ganar y ganar¡±. El estar muy parejo en la tabla al Barcelona es otro acicate: ¡°Este a?o es distinto al otro, a estas alturas nos sacaban ocho puntos. Mantenernos tan cerca nos alimentar¨¢ m¨¢s la tensi¨®n y la estabilidad competitiva¡±, concluye.