El Chelsea puede con el f¨²tbol
El equipo de Mourinho, escudado en una defensa imperial y unos contragolpes ocasionales, logra firmar las tablas a cero con un Arsenal escaso de juego e ingenio
El Arsenal es el l¨ªder de la Premier junto al Liverpool pero no lo parece. Sobre todo porque se ha diluido en el ¨²ltimo mes, con unas tablas ante el Everton, un batacazo contra el N¨¢poles en Europa y una expresiva derrota frente al City (6-3). Pero es un mal end¨¦mico el del conjunto de Wenger, que pierde su efervescencia cuando alcanza diciembre, siempre tan atildado en su propuesta como an¨¦mico cuando se le exige ser competitivo, am¨¦n de los Invencibles de 2004, con Henry, Bergkamp, Vieira y Pires. Se le presum¨ªa a este Arsenal, sin embargo, m¨¢s rotundidad, sobre todo porque ?zil pon¨ªa la magia y Ramsey y Giroud los remates. Pero ha perdido el paso y frente al Chelsea de Mourinho tambi¨¦n la identidad, toda vez que los blues, r¨¢canos y felices con su propuesta, cerraron huecos y espacios para firmar un duelo de escaso f¨²tbol y menos remates, ning¨²n gol.
ARSENAL, 0 ¨C CHELSEA, 0
Arsenal: Szczesny; Sagna, Mertesacker, Vermaelen, Gibbs; Arteta, Ramsey; Walcott, ?zil, Rosicky; y Giroud. No utilizados: Fabianski; Monreal, Jenkinson, Flamini, Cazorla, Bendtner y Podolski.
Chelsea: Cech; Ivanovic, Cahill, Terry, Azpilicueta; Ramires, Mikel, Lampard; Willian (Oscar, m. 77), Torres (David Luiz, m. 87) y Hazard (Schurrle, m. 73). No utilizados: Schwarzer; Cole, Mata y Eto'o.
?rbitro: Mike Dean. Mostr¨® la cartulina amarilla a Ramires, Walcott y Rosicky.
Emirates Stadium. 60.000 espectadores.
Aunque el Chelsea, a petici¨®n y gusto del presidente Abramovich ha perseguido el toque en el inicio del curso, Mourinho ha regresado a los or¨ªgenes, con la contra como bandera y el toque de ali?o. As¨ª lo argument¨® en el Emirates, donde sent¨® a Oscar y Mata para anteponer el m¨²sculo y la brega sobre el pase. Tres mediocentros que no entienden de filigranas, pero que act¨²an de palanca y punto final, cada uno a su estilo. Mikel se apoya en los costados; Lampard filtra pases en profundidad; y Ramires se anima con la conducci¨®n y galopadas tit¨¢nicas. Y con su fe y convicci¨®n, piernas poderosas para pisar el ¨¢rea, les alcanza para amedrentar a cualquiera. Como en esa contra impulsada por Ramires, prolongada por Willian e Ivanovic, y finiquitada por el mismo Ramires, testarazo torcido.
No pod¨ªa pedir m¨¢s de inicio el Chelsea, que cont¨® incluso con la permisividad colegial, toda vez que Mike Dean utiliz¨® m¨¢s la charla que el silbato, ausente ante la terrible entrada de Mikel sobre Arteta (con los tacos por delante y al tobillo) o la patada a destiempo de Azpilicueta sobre Ramsey. No tuvo, sin embargo, doble rasero porque tambi¨¦n hizo caso omiso a la sucia patada de Rosicky sobre Azpilicueta. M¨¢s puntapi¨¦s que f¨²tbol en la medular, pecado capital para un Arsenal formado para bailes de sal¨®n y no mel¨¦s. No jug¨® ?zil, tampoco lo hizo Ramsey, y ni la tocaron Walcott ni Giroud.
?zil, abrumado por tantas sombras, recog¨ªa el bal¨®n demasiado lejos para soltar el pase definitivo
S¨ª que prob¨® el Arsenal, en cualquier caso, la mezcla, con Arteta imperial en la ra¨ªz del juego, siempre con pases que descontaban una l¨ªnea de presi¨®n. El problema es que, atosigado por tantas sombras, la recog¨ªa ?zil demasiado lejos para soltar el pase concluyente. Asociaciones est¨¦riles que se descompon¨ªan en el balc¨®n del ¨¢rea rival, desatendidas las rupturas desde la segunda l¨ªnea de Ramsey y anulado entre los centrales Giroud, que parece haber recogido el gafe de Benzema el mismo d¨ªa que le quit¨® la titularidad con Francia. Solo la profundidad de Gibbs por el flanco izquierdo aireaba a los gunners. Pero sus centros, desatinados, no encontraron continuidad, m¨¢s all¨¢ de unos c¨®rners donde se relam¨ªan las torres del Chelsea.
Lo contrario expres¨® el equipo de Mourinho, exigente en terminar las jugadas, siempre a la carrera y sin pausa con Hazard como el mejor crupier. Suya fue la asistencia a Lampard, que solt¨® una volea con el empeine escupida por el larguero, y suya fue esa contra que enlaz¨® con Willian, torpe en la definici¨®n cuando, un poco escorado, solo le quedaba batir a Szczesny. Tambi¨¦n Torres pidi¨® su turno al bajar un pelotazo de 60 metros para Lampard, que engatill¨® con mala baba hasta que Szczesny la ataj¨®.
Pero se le acab¨® las fuerzas al Chelsea y pidi¨® protagonismo el Arsenal, convencido de que su f¨²tbol merec¨ªa m¨¢s. El error fue que Giroud no se lo crey¨®, con dos oportunidades claras y dos disparos desviados que firmaron la paz. Nada para uno; nada para el otro. Y todo para una Premier que tiene al l¨ªder y al quinto separados por dos puntos.
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