Griezmann alumbra un cl¨¢sico oscuro
Un gol del delantero franc¨¦s, que sigue enrachado, derriba a un Athletic que no pisa el ¨¢rea rival con convicci¨®n
El f¨²tbol a veces son detalles, circunstancias, casualidades, an¨¦cdotas, intuiciones. Todo lo que no est¨¢ en los manuales de la f¨ªsica cu¨¢ntica ni de la qu¨ªmica inorg¨¢nica del f¨²tbol. A veces sucede que alguien pasaba por all¨ª, o estaba all¨ª esperando a que se pusiera el sem¨¢foro en verde para cruzar con calma, caso de Griezmann, y de pronto, a la salida de un c¨®rner, t¨² que andabas por all¨ª mirando la luz en una esquina del ¨¢rea por si hab¨ªa que empezar de nuevo, te encuentras con el bal¨®n y lo golpeas, y el portero lo rechaza, mientras tu marcador, Susaeta, mira al cielo por ver si llueve m¨¢s que nada, y como te vuelve a los pies y te llamas Griezmann, que en franc¨¦s no significa nada, pero en espa?ol se traduce por gol ¡ªen una traducci¨®n libre¡ª, pues le vuelves a pegar y botando, el bal¨®n se va a la red mientras el Athletic se pregunta qu¨¦ ha pasado.
Y se lo pregunta porque hasta ese minuto 43 hab¨ªa vivido feliz, es decir, lo que en el f¨²tbol significa tener todo el campo tomado, no sufrir con las llegadas del rival, anudar a Griezmann y a Vela, encarcelar a Xabi Prieto ¡ªo lo que es lo mismo, hacerle jugar de espaldas¡ª y vivir en una sala de estar peque?a pero confortable, calentita, pero sin m¨¢s, porque la cocina de Bravo ni la visit¨® antes de que Griezmann le tirase los cacharros por el suelo.
REAL SOCIEDAD, 2; ATHLETIC, 0
Real Sociedad: Bravo; Carlos Mart¨ªnez, Ansotegi, I?igo Mart¨ªnez, Jos¨¦ ?ngel; Bergara, Rub¨¦n Pardo; Vela (Seferovic, m. 85), Xabi Prieto, Griezmann (Chory Castro, m. 79); y Agirretxe (Elustondo, m. 65). No utilizados: Zubikarai; Mikel Gonz¨¢lez, Ros y Zaldua.
Athletic: Iraizoz; De Marcos, Gurpegui, Laporte, Balenziaga (Iraola, m. 59); Iturraspe, Rico (Ibai, m. 74); Susaeta (Toquero, m. 80), Herrera, Muniain; y Aduriz. No utilizados: Herrer¨ªn; San Jos¨¦, Be?at y Ekiza.
Goles: 1-0. M. 43. Griezman, tras un rechazo de Iraizoz a la salida de un c¨®rner. 2-0. M. 91. Rub¨¦n Pardo.
?rbitro: P¨¦rez Montero. Amonest¨® a Balenziaga y Bergara, Elustondo y Rico.
29.785 espectadores en el estadio de Anoeta.
Valverde hab¨ªa preferido asegurar la defensa con la velocidad de De Marcos para frenar a Griezmann o a Vela (que se intercambian las bandas) que optar por el car¨¢cter ofensivo de Iraola. El pagano de ambas cosas fue Susaeta, el desequilibrante, que es otra cosa cuando tiene a Iraola a su lado proponi¨¦ndole continuas superioridades frente a la defensa rival. Pero Valverde prefiri¨® guardar la vi?a que extraer el zumo. Arrasate tir¨® de l¨®gica y puso las naranjas sobre la mesa para quien quisiera estrujarlas. Pagaba as¨ª que Xabi Prieto, siendo alta cocina, se oculte en los banquetes masivos y en Anoeta hab¨ªa un men¨² del d¨ªa, suculento pero apresurado, sin delicatesen.
La Real sab¨ªa que buscaba su momento, su aria, incluso su instante. Poco importaba que Vela fuera m¨¢s artificial que explosivo, que Griezmann rebuscara entre los pies de Balenziaga lo que no hab¨ªa o que Rub¨¦n Pardo no encontrara el estrecho hueco que queda entre Iturraspe y Mikel Rico. La misi¨®n de la Real era no perder el sitio aunque perdiera el bal¨®n. M¨¢s que intimidar hab¨ªa que proteger la hacienda.
Y entre que uno no llegaba a donde quer¨ªa llegar y el otro prefer¨ªa proteger en vez de llegar, los porteros calentaron correteando en el ¨¢rea por falta de trabajo. No es que hiciera fr¨ªo en Anoeta pero la temperatura tampoco estaba para estar quieto. As¨ª que se mov¨ªan, no por inquietud, sino por no estar quietos. Porque no hubo m¨¢s disparos a puerta, intencionados, que los dos Griezmann en la misma jugada que le valieron el gol. Porque el primero no solo exigi¨® una buena respuesta de Iraizoz sino que le anestesi¨® para el segundo. Tan aburrido estaba que jam¨¢s pod¨ªa imaginar que en apenas 10 segundos tuviera que intervenir dos veces: as¨ª que no intervino en la segunda.
El Athletic y la Real lo ten¨ªan todo pensado, pero la realidad no siempre se asemeja a los pensamientos. Una cosa es el diccionario y otra los sin¨®nimos. Griezmann fue sin¨®nimo de gol sin que su nombre apareciera, m¨¢s que por eso, en el partido. El problema para el Athletic es que ninguno de sus futbolistas aparec¨ªa en el diccionario del ¨¢rea. Se dir¨ªa que cocinaba a veinte metros de la vitrocer¨¢mica y as¨ª, por mucha inducci¨®n que exista, es imposible calentar el cacharro. Aduriz fue una sombra nada alargada de s¨ª mismo, como lo fue Agirretxe, quiz¨¢s porque los dos lo vienen siendo (sombra que no da sombra) y no era el d¨ªa elegido para que ardiera el fuego.
Vali¨® el gol de Griezmann hasta que Rub¨¦n Pardo, otro an¨®nimo, aprovech¨® la desesperada del Athletic, apurando sus ¨²ltimas opciones, para hacer el segundo gol en el ¨²nico contragolpe realista (m. 91) de todo el partido. No fue el cl¨¢sico que se les supon¨ªa al cuarto y quinto clasificados de la Liga, sino el que se atribuye a los cl¨¢sicos hist¨®ricos donde los matices o la fortuna inclinan la balanza para el lado que sea. La inclin¨® Griezmann, porque de los 22 que estaban en el campo es el que tiene el gol metido entre ceja y ceja, entre cord¨®n y cord¨®n de la bota. Fue un regreso a la historia m¨¢s que al futuro, aunque a la Real le dio el aliento necesario para seguir creyendo en s¨ª mismo, para seguir confiando en sus posibilidades, para entender que su juego, m¨¢s o menos luminoso ¡ªseg¨²n los casos¡ª resulta efectivo. Para seguir pensando que no ha perdido la eficacia. Al Athletic le queda resolver la prueba del nueve. Hoy por hoy, no le sale.
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