El Michael que yo conozco

Ahora que Michael Schumacher est¨¢ ingresado todav¨ªa en un hospital de Grenoble, debati¨¦ndose entre la vida y la muerte, pasan por mi cabeza muchos de los momentos inolvidables que pasamos juntos. La nuestra fue una historia de pasi¨®n, v¨¦rtigo, fracasos y ¨¦xitos que jam¨¢s olvidar¨¦. Eran tiempos dif¨ªciles para la F¨®rmula 1, a?os en los que a¨²n se estaba construyendo todo y en los que el campeonato crec¨ªa a velocidad de crucero. Todo cambiaba de un curso a otro, incluso de una carrera a otra. Pero en Benetton fuimos capaces de cuadrar un equipo campe¨®n. Y Michael era nuestro hombre, nuestro piloto, nuestro descubrimiento.
All¨ª estuvimos juntos Flavio Briatore, director del equipo, compartiendo tareas con Tom Walkinshow, yo mismo, entonces team manager y director de operaciones, Ross Brawn, Rory Byrne y Pat Symonds, entre otros excelentes t¨¦cnicos. Y todos unidos, trabajando para dar el mejor coche posible a un piloto que acababa de aterrizar en el equipo, un chaval que le hab¨ªamos birlado literalmente a Eddie Jordan. Aquello ocurri¨® en 1991 y Michael estuvo en el equipo hasta 1995. En 1996 fich¨® finalmente por Ferrari y se llev¨® a 20 personas a Maranello, con un contrato blindado. A nosotros nos dej¨® una estela de ¨¦xito gracias a los dos t¨ªtulos que conseguimos en 1994 y 1995. Todos aprendimos mucho, Michael incluido.
Todo comenz¨® despu¨¦s del estreno de Michael en la F-1, con Jordan y en Spa Francorchamps (B¨¦lgica). Lleg¨® precedido por una aureola impresionante debido a todo lo que hab¨ªa apuntado en su etapa como piloto del Mercedes Junior Team y antes en los karts. Jordan se la jug¨® con ¨¦l como sustituto de Bertrand Gachot, detenido en Gran Breta?a por haber tirado gases lacrim¨®genos a un taxista. En B¨¦lgica, Schumacher realiz¨® una gran carrera. Hasta el punto de que Briatore utiliz¨® todas las artima?as jur¨ªdicas necesarias para quit¨¢rselo a Jordan y convertirlo en nuestro segundo piloto ya con vistas al siguiente gran premio, Monza. Todo con el consentimiento y la colaboraci¨®n de Willi Webber, representante del alem¨¢n.
En Silverstone, Pat Symonds y yo acudimos a las primeras pruebas con Schumacher. Era la primera vez que se sub¨ªa al Benetton. Utilizamos la pista corta y ten¨ªamos el referente del tiempo que hab¨ªa conseguido Nelson Piquet, nuestro primer espada. Era un d¨ªa gris, h¨²medo, con fr¨ªo. Pero en cuatro vueltas fue capaz de mejorar aquel crono en medio segundo. Pat le par¨®. ¡°Oye, estamos probando, no es necesario que fuerces tanto¡±, le dijo. Y Michael contest¨®: ¡°No lo hago, voy muy tranquilo¡±. Entonces Symonds y yo nos miramos, pusimos cara de sorpresa y esbozamos una sonrisa. Est¨¢bamos frente a un aut¨¦ntico fen¨®meno.
La primera vez que se subi¨® a un F-1 mejor¨® el crono de Piquet tras solo cuatro vueltas
El 8 de septiembre de 1991 corri¨® en Monza la primera carrera con Benetton. Fue un debut que sobrepas¨® todas nuestras expectativas. La FIA nos hab¨ªa cerrado el taller en el pit lane por el esc¨¢ndalo que hab¨ªa supuesto el despido improcedente de nuestro segundo piloto, Roberto Moreno. Briatore se negaba a pagarle lo que le correspond¨ªa. Pero, al final, cuando vio lo que parec¨ªa inevitable le pag¨® creo que alrededor de un mill¨®n de d¨®lares. Eran las cinco de la madrugada cuando nos abrieron el taller. Trabajamos a destajo para adaptarle el asiento y colocarlo en el coche y afinar el volante para que se ajustara todo a sus necesidades. Y a pesar de todas estas vicisitudes acab¨® quinto: sum¨® dos puntos.
Era incre¨ªble. Su primera victoria lleg¨® en 1992, tambi¨¦n en Spa, donde el a?o anterior se hab¨ªa presentado a lo grande. Y en 1993 gan¨® otro gran premio en Portugal. Entonces, Schumacher era un soldado que hac¨ªa todo lo que le dec¨ªamos, mostrando una fidelidad y un compromiso impresionantes. Desde el exterior pod¨ªa parecer un chico introvertido y muy reservado. Pero dentro de la escuder¨ªa se relacionaba con todo el mundo. Era amigo de todos los mec¨¢nicos, los ingenieros y los dirigentes. Estaba claro que quer¨ªa aprovechar la oportunidad que le est¨¢bamos ofreciendo. Y lo hizo.
Y cuando comenzamos la temporada 1994 est¨¢bamos todos listos para plantar cara al gran favorito, Ayrton Senna, que debutaba con su flamante Williams, que incorporaba un motor Renault que conced¨ªa 100 CV m¨¢s que nuestro Cosworth ¡ªpudimos comprobarlo porque al a?o siguiente tambi¨¦n lo usamos nosotros¡ª. Aquella temporada fue la locura. Creo que me pas¨¦ m¨¢s d¨ªas en la plaza de la Concordia en Par¨ªs, en la sede de la FIA y resolviendo conflictos, que en la escuder¨ªa. Michael gan¨® en Brasil y en el GP del Pac¨ªfico y le puso una presi¨®n insoportable a Senna.
Y entonces lleg¨® la carrera de Imola. Fue un desastre desde el primer d¨ªa. Un drama. Accidente de Barrichello el viernes. Accidente mortal del austriaco Roland Ratzenberger el s¨¢bado. Y el domingo la gran tragedia. Michael presion¨® a Senna desde la salida y en la sexta vuelta vio c¨®mo el brasile?o se estrellaba contra el muro. La carrera se par¨®. Nadie sab¨ªa todav¨ªa que Ayrton iba a fallecer por m¨¢s tarde. Y se reanud¨®. Michael gan¨®. No hubo celebraciones ni en la pista ni el podio.
Era un soldado que hac¨ªa todo lo que le dec¨ªamos, mostrando una fidelidad incre¨ªble
Volvi¨® a ganar en M¨®naco. Y en Espa?a ocurri¨® algo incre¨ªble. A las pocas vueltas tuvo un problema con la caja de cambios y tuvo que correr el resto de la prueba con solo dos velocidades, la segunda y la quinta. No pod¨ªa utilizar ni la primera, ni la tercera, ni la cuarta, ni la sexta. Y a¨²n as¨ª fue capaz de concluir en segunda posici¨®n por detr¨¢s de Damon Hill. La prensa italiana se mostraba tan incr¨¦dula que les invit¨¦ a que vinieran al taller y les mostr¨¦ la telemetr¨ªa para que vieran que no les est¨¢bamos mintiendo. Despu¨¦s llegaron las victorias en Canad¨¢ y en Francia. Ten¨ªamos el campeonato muy bien encarado. Pero entonces llegaron los problemas. Nos descalificaron en Silverstone porque Williams denunci¨® a Michael por haber adelantado en la vuelta de calentamiento. El reglamento lo prohib¨ªa pero todo el mundo lo hac¨ªa. Recuerdo que acud¨ª a la FIA con un v¨ªdeo en que se ve¨ªa a Senna haciendo lo mismo. Le ense?aron bandera negra. Entr¨® en boxes pero los comisarios le permitieron volver a salir y acab¨® segundo. Pero Roberto Causo, de la FIA, apel¨® la decisi¨®n de los comisarios y fuimos descalificados.
En Spa volvieron a descalificar a Michael Schumacher porque se sali¨® de la pista y con el piano fue rozando la parte central del suelo. En el control posterior a la carrera, la plancha era 1,5mm, demasiado estrecha, fruto del desgaste. Nos dejaron sin poder correr las dos carreras siguientes. Gan¨® el Gran Premio de Europa y fue segundo en Jap¨®n. Y lleg¨® con un punto de ventaja a la prueba decisiva, Australia. All¨ª (Adelaida), Hill era m¨¢s r¨¢pido que ¨¦l. No pod¨ªa evitar que le pasara. Cuando el brit¨¢nico le adelant¨®, ambos coches se tocaron y tuvieron que abandonar. Michael fue campe¨®n. Y no quise indagar m¨¢s sobre la culpabilidad de nuestro piloto en aquel asunto. Que cada cual juzgue como prefiera.
En cambio, el t¨ªtulo de 1995 lleg¨® de una forma mucho m¨¢s c¨®moda. La superioridad de Benetton fue absoluta. Ten¨ªamos ya el motor Renault y fue un a?o tranquilo. Michael hab¨ªa comprendido ya que para ganar t¨ªtulos necesitaba a su equipo. Y cuando se fue a Ferrari en 1996 se lo llev¨® casi todo. Nos quedamos con Briatore Pat Symonds y yo mismo. Y tambi¨¦n a nosotros nos tent¨®. Pero nos mantuvimos fieles a Flavio. Sin embargo, me lo pens¨¦. Porque mi relaci¨®n con Michael fue siempre muy buena. Le daba alg¨²n tir¨®n de orejas cuando las cosas se complicaban. Le dec¨ªa las cosas tal como eran. En la f¨¢brica su comportamiento fue siempre excepcional. Y en las fiestas era el primero. Alguna vez incluso le vi subirse a una mesa y tirar champ¨¢n a sus compa?eros.
Aquel equipo fue una pi?a. Para todos fue la primera experiencia de un t¨ªtulo mundial, para m¨ª fue el primero como team manager. Tambi¨¦n para ¨¦l. Hubo respeto, cari?o y agradecimiento. Despu¨¦s, todos tomamos nuestro camino. Pero en los a?os siguientes, siempre que nos hemos encontrado en los circuitos ha sido una alegr¨ªa. La ¨²ltima vez que coincidimos y pudimos sentarnos a hablar fue cuando le entrevist¨¦ para TV3 hace un a?o. Entonces recordamos viejos tiempos y le dije que el volante que hab¨ªa utilizado toda la temporada en 1994 me lo qued¨¦ yo. ¡°Pues me enga?aste¡±, dijo con una sonrisa de c¨®mplice. ¡°Cre¨ª que me hab¨ªa quedado con todo el Benetton que me hab¨ªa dado el primer t¨ªtulo¡±.
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