Moyes o menos
¡°Ser totalmente honesto con uno mismo es un buen ejercicio¡±.
¡ªSigmund Freud
Al final del partido que el Manchester United perdi¨® esta semana contra el Sunderland, ¨²ltimo en la Premier League, las c¨¢maras de televisi¨®n se dirigieron a tres se?ores mayores en una grada alta del estadio. Alex Ferguson, Bryan Robson y Bobby Charlton, leyendas del United, un exentrenador y dos exjugadores, se levantaban de sus asientos en la semioscuridad con aspectos f¨²nebres. La sensaci¨®n era de un tr¨ªo de dioses griegos esforz¨¢ndose para reprimir la rabia, gravemente decepcionados con la labor del ser mortal que hab¨ªan elegido para llevar a cabo su misi¨®n en la tierra. Ese ser es David Moyes, el entrenador que remplaz¨® a Ferguson al terminar la temporada pasada, y a continuaci¨®n era su rostro el que llenaba la pantalla de televisi¨®n, la imagen y semejanza de la confusi¨®n y el desconsuelo.
Triste destino el de Moyes, un hombre decente elevado a un puesto mucho m¨¢s all¨¢ de sus capacidades. El United, que con Ferguson gan¨® 13 de los ¨²ltimos 20 campeonatos ingleses, incluyendo el de la temporada pasada, est¨¢ viviendo una ¨¦poca atroz. Va s¨¦ptimo en la Premier y el fin de semana pasado cay¨® a la primera en la FA Cup contra el modesto Swansea, la cuarta derrota en casa de la temporada. Queda un consuelo. El United sigue en la Champions. Pero no tiene la m¨¢s m¨ªnima posibilidad de ganarla y hoy por hoy pocos dir¨ªan que lograr¨¢ clasificarse para el m¨¢ximo campeonato europeo la temporada que viene. El equipo ha perdido la fe y acabar en mayo entre los primeros cuatro de la Premier parece una misi¨®n imposible.
Los aficionados del United navegan a la deriva en aguas desconocidas. Viven con dolorosa nostalgia el recuerdo de Alex Ferguson. ?l s¨ª que fue un gran l¨ªder, un sabio capit¨¢n, un genio de la motivaci¨®n cuya haza?a m¨¢s extraordinaria fue ganar la Premier la temporada pasada con los mismos jugadores, la mayor¨ªa de ellos asombrosamente mediocres, que est¨¢n hoy a la disposici¨®n de Moyes. Ferguson fue ¨²nico, irrepetible, inmortal, piensan los aficionados.
Y eso es precisamente lo que Ferguson quiere que piensen. La pregunta que varios observadores del f¨²tbol ingl¨¦s se est¨¢n haciendo es si Ferguson orden¨® su legado con precisamente esta finalidad en mente. Haber elegido a un entrenador m¨¢s distinguido como su sucesor no hubiera empa?ado su gloriosa trayectoria pero se le hubiera olvidado m¨¢s r¨¢pidamente. Su sombra no planear¨ªa sobre el estadio de Old Trafford de la manera que lo hace hoy. Y no solo su sombra, su persona f¨ªsica. Atiende religiosamente todos los partidos de casa del United y en el caso de la reciente derrota contra el Sunderland se tom¨® la molestia de viajar a ver al equipo en otra ciudad.
Es bien sabido que Ferguson, Zeus en el Olimpo del United, personalmente eligi¨® a Moyes. Como nos record¨® The Guardian esta semana, Moyes respondi¨® con nerviosismo, preocupado sobre c¨®mo deb¨ªa ir vestido, cuando recibi¨® una invitaci¨®n de Ferguson en la primavera para ir a verle a su casa. Ah¨ª fue informado de que ser¨ªa el nuevo entrenador del United. No fue una oferta. Fue un hecho consumado. Moyes no dud¨® en aceptarlo como tal. No repar¨® en preguntarse si realmente estaba a la altura del reto, si pose¨ªa el necesario curr¨ªculum, cuando la realidad era que dirigir al United despu¨¦s de no haber ganado ni un solo trofeo durante 11 a?os en su anterior club, el Everton, era como sentar al piloto de una avioneta al mando de un Jumbo.
La ambici¨®n, naturalmente, lo ceg¨®. No quiso ver que el United le quedaba muy grande, que entre otras cosas la Champions era para ¨¦l territorio desconocido. No reflexion¨® sobre sus escasos conocimientos en las altas esferas del mundo de los fichajes. Dej¨® pasar, por ejemplo, la opci¨®n de pagar al Real Madrid los necesarios millones por ?zil, precisamente el tipo de jugador creativo que la actual plantilla del United m¨¢s desesperadamente requiere.
?Supo Ferguson que hab¨ªa optado por un sucesor destinado a fracasar? ?Fue consciente de que al elegir a Moyes eliminaba cualquier duda de que su gloria fuese eterna? Quiz¨¢ no. Todos nos mentimos a nosotros mismos. Nadie controla el inconsciente. Pero es dif¨ªcil evitar la sospecha de que al acabar el partido contra el Sunderland esta semana Ferguson se permiti¨®, cuando nadie le ve¨ªa, una leve sonrisa de satisfacci¨®n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.