Por qu¨¦ me gusta Kevin Love
Cuando ca¨ª en la cuenta de que Kevin Love, el jugador de los Timberwolves de Minnesota, se encontraba entre los cinco mejores jugadores de la NBA tanto en puntos como en rebotes, mi reacci¨®n inmediata fue preguntarme por qu¨¦ no hab¨ªa m¨¢s gente que hablase de Love. Quiz¨¢s sea por la geograf¨ªa, pens¨¦. Despu¨¦s de todo, Love juega en Minnesota, que no es precisamente la meca de los medios de comunicaci¨®n estadounidenses. O quiz¨¢s fuese lo habitual. No prestamos atenci¨®n a Love porque no es lo bastante llamativo, ni lo bastante espectacular, ni lo bastante ego¨ªsta.
Pero entonces detuve el tren descontrolado que hay en mi cerebro y me di cuenta de lo que estaba pasando. Nadie ignora a Love concretamente porque juegue en los Timberwolves. La gente habla de Kevin Durant todo el tiempo, y Durant juega en Oklahoma City. En lo que se refiere a ciudades estadounidenses, Oklahoma City es mucho menos importante que Minneapolis. Y est¨¢ claro que la gente no le reprocha a Love su buen trabajo; a los aficionados al baloncesto les encantar¨ªa ver triunfar a alguien muy trabajador.
Quer¨ªa que la gente pensase m¨¢s en Kevin Love porque me gusta Kevin Love. Y me gusta Kevin Love por una raz¨®n muy concreta.
Por lo general, es dif¨ªcil decir por qu¨¦, exactamente, nos gustan las cosas que nos gustan. No tengo ni idea, por ejemplo, de por qu¨¦ me gusta tanto la lombarda. A nadie le gusta la lombarda, excepto a m¨ª. Pero en el caso de Kevin Love, es bastante f¨¢cil saberlo. Kevin Love se parece a m¨ª. No solo en el sentido de que su cara tiene m¨¢s o menos la misma forma que la m¨ªa, sino tambi¨¦n porque posee una caracter¨ªstica bastante ¨²nica entre los jugadores de la NBA. Kevin Love es blanco.
Love atrae m¨¢s o menos la cantidad de atenci¨®n adecuada por parte de los aficionados al baloncesto y de los miembros de los medios de comunicaci¨®n
A diferencia de algunos de mis compatriotas m¨¢s reaccionarios, no me parece que sea insidioso el hecho de que la gente de una raza o de unos or¨ªgenes concretos anime a gente de esa misma raza o de esos mismos or¨ªgenes. Es natural y previsible que mi vecino negro en Los ?ngeles no elija a un tipo blanco como su jugador favorito de la NBA. Supongo que gran parte del p¨²blico que lee este peri¨®dico tiene debilidad por cierto compa?ero de equipo espa?ol de Love. Pero dicho afecto basado en la apariencia solo es aceptable hasta un punto.
No hay una gran conspiraci¨®n para mantener a Kevin Love en secreto a pesar de que actualmente est¨¦ destacando en las estad¨ªsticas. Love atrae m¨¢s o menos la cantidad de atenci¨®n adecuada por parte de los aficionados al baloncesto y de los miembros de los medios de comunicaci¨®n. Aunque Love es un muy buen jugador de la NBA, todav¨ªa no ha demostrado que merezca la atenci¨®n que se presta a menudo a LeBron James, a Kevin Durant, o incluso a Carmelo Anthony. No ha ganado suficientes partidos de baloncesto y no es lo suficientemente fascinante como personaje del baloncesto.
No, la ¨²nica conspiraci¨®n que hab¨ªa era la que exist¨ªa entre mi cerebro y sus prejuicios. Esos prejuicios cambiaron mi percepci¨®n de la realidad y crearon un ¨¢ngulo muerto.
Por suerte, el secreto para solucionar los ¨¢ngulos muertos es bastante sencillo: solo tienes que mirar con un poco m¨¢s de atenci¨®n. Entonces, la verdad se vuelve tan evidente como un cami¨®n rojo en la carretera. O un jugador de baloncesto que me gusta solo un poco m¨¢s de lo que deber¨ªa gustarme.
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