Chris Chataway, atleta que contribuy¨® a derribar un mito
El plusmarquista mundial de los 5.000 metros, apodado El Zorro Rojo, ayud¨® a Roger Bannister a bajar de los 4 minutos en la milla
Entonces, hace 60 a?os, los atletas, alumnos de Oxford, ol¨ªmpicos que le¨ªan a los cl¨¢sicos griegos, consideraban la carrera como una de las formas m¨¢s perfectas de expresi¨®n f¨ªsica, perfecci¨®n que se pod¨ªa alcanzar entren¨¢ndose solo media hora al d¨ªa, cinco d¨ªas a la semana, despu¨¦s de haber terminado el trabajo, por ejemplo, como m¨¦dico en un hospital o como qu¨ªmico en un laboratorio. Roger Bannister lo predicaba as¨ª, era su cruzada, y Chris Chataway, fallecido el domingo, a los 82 a?os, era uno de sus ap¨®stoles.
Entonces, reci¨¦n ascendida Isabel II al trono brit¨¢nico, la conquista del Everest era un mito reci¨¦n derribado y correr una milla por debajo de cuatro minutos se convirti¨® en el Everest del atletismo, un desaf¨ªo al esp¨ªritu de conquista. De manera espont¨¢nea se estableci¨® una competici¨®n feroz entre tres pa¨ªses: EE UU, representado por Wes Santee; Australia y John Landy; y el Reino Unido de los llamados j¨®venes isabelinos, determinados, ingenuamente optimistas y, sobre todo, patriotas, liderados por Bannister, m¨¦dico licenciado en Oxford, al que acompa?aban Chataway, abogado y economista, tambi¨¦n de Oxford, y Chris Brasher. El 6 de mayo de 1954, a las 11 de la ma?ana, una vez terminada su guardia de interno en el servicio de neurolog¨ªa en el hospital de Saint Mary's, en Londres, Bannister afil¨® los clavos de sus zapatillas y tom¨® en Paddington un tren a Oxford. Aquella tarde, en la pista de Iffley Road de la ciudad universitaria, le esperaban Brasher y Chataway, sus liebres, uno de los elementos clave del intento.
Mientras Brasher, un especialista de 3.000 metros obst¨¢culos, se encarg¨® de marcar el ritmo en las dos primeras vueltas, que pas¨® por debajo de los 2m, como estaba previsto, Chataway, un especialista en 5.000 metros conocido como El Zorro Rojo por su tenacidad y el color de su pelo, y como gran fumador de puros (como el que encendi¨® despu¨¦s de batir el r¨¦cord del mundo de los 5.000 metros ese verano, 13m 51s) tem¨ªa no estar a la altura y no ser capaz de pasar por 3m justos los 1.200m. Pero aquel 6 de mayo lo consigui¨® y fue capaz de seguir tirando de Bannister 100 metros m¨¢s de lo convenido. ¡°Ha sido una tarea com¨²n, entre los tres lo hemos conseguido¡±, reconoci¨® luego Bannister, despu¨¦s de conocer que, con un tiempo de 3m 59,4s, se hab¨ªa convertido en el primer atleta que bajaba de los 4 minutos en la milla (1.612 metros).
Quiz¨¢ a su pesar, el esfuerzo de Chataway fue fundamental para que el r¨¦cord de su amigo Bannister durara solo 46 d¨ªas. En junio, en Turku (Finlandia), Landy corri¨® la milla en 3m 58s. ¡°No lo habr¨ªa conseguido sin la feroz oposici¨®n de Chataway¡±, dijo el australiano. ¡°He sentido su aliento en la nuca hasta la ¨²ltima curva, me ha obligado a ir al l¨ªmite¡±.
Cuando dej¨® el atletismo, Chataway trabaj¨® como periodista en la ITN, la primera televisi¨®n comercial brit¨¢nica, y en la BBC. Despu¨¦s se dedic¨® plenamente a la pol¨ªtica. Fue largos a?os diputado del partido conservador en la ¨¦poca de Harold Macmillan y lleg¨® a ser ministro en el gabinete de Edward Heath en 1970. Nunca dej¨® de fumar, de beber buen vino y, por supuesto, de correr, la actividad m¨¢s perfecta a la que se puede dedicar el ser humano.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.