El Athletic da el do de pecho

La diferencia entre el acierto y el error, entre el ¨¦xito y el fracaso tiene, muchas veces, el grosor del cable por el que transita un funambulista. Y de ese alambre se cayeron en el Sadar varios, muchos futbolistas, con algo m¨¢s que da?os colaterales. Vamos, que se dieron de bruces contra el suelo. El que m¨¢s sangr¨® fue el franc¨¦s Loties, que escenific¨® con notables aspavientos los da?os que padec¨ªa. Por momentos, sus gestos de tristeza mov¨ªan a la compasi¨®n, no a Aduriz que le buscaba con ansiedad y le robaba una y otra vez la cartera. Y un central nervioso es como un funambulista con el baile de San Vito: un cartel de "Peligro, obras" en una carretera sin iluminar.

Su martirio, que fue el de Osasuna, comenz¨® muy pronto, en el minuto 3 cuando Aduriz le tambale¨® del alambre rob¨¢ndole el bal¨®n y poni¨¦ndolo en el pie de derecho de Susaeta, que lo incrust¨® en la red en un visto y no visto: de su pie a la red apenas transcurri¨® una d¨¦cima de segundo. La ecuaci¨®n fue sencilla: acierto (de Aduriz)-error (Loties)-acierto (Susaeta) y en cierto modo esa ecuaci¨®n defini¨® el partido. De esa jugada jam¨¢s se levant¨® Loties por m¨¢s que quiso circular sobre el alambre. Tampoco Osasuna supo qu¨¦ hacer con su vida. Ni siquiera cuando en el minuto 10 Armenteros le dio el empate en un libre directo. La ecuaci¨®n volv¨ªa a ser acierto (del argentino)-error (de Iraizoz) porque el portero rojiblanco cometi¨® la chiquillada de dar un paso hacia el tap¨®n visual de la barrera y el bal¨®n entr¨® por su lado, por el que nunca debe entrar, salvo que estalle el ob¨²s, que no era el caso.

Y no fue el caso por dos razones. Porque el Athletic hab¨ªa tomado El Sadar como quien toma un castillo y coloca vig¨ªas en todos los pasillos. Lo vigilaba en el centro del campo Iturraspe, que eleva el don de la ubicuidad a la capacidad de estar no en dos sino en siete sitios a la vez, con dos ingenieros jefes por delante, Herrera y Susaeta, y un lanzador de cuchillos en el ¨¢rea con los ojos bien abiertos. La segunda raz¨®n fue fiel a las ecuaciones de partido. En el minuto 16, cuando Osasuna so?aba con volver a nacer tras el empate, Herrera cabece¨® de forma esplendorosa y pl¨¢stica un centro de Iturraspe, al que respondi¨® magn¨ªficamente Andr¨¦s Fern¨¢ndez. Acierto por partida doble... pero faltaba el error y entre el portero y... Loties le dejaron el bal¨®n a un metro del gol a... Aduriz, que la empuj¨® desde el suelo. La verdad, en este caso quien m¨¢s err¨® fue Andr¨¦s Fern¨¢ndez, al que se le resbal¨® por los guantes esa cosa redonda y amarilla que unos segundos antes hab¨ªa alejado de su red.

A partir de ah¨ª, m¨¢s all¨¢ de las actuaciones cient¨ªficas, el Athletic no solo se adue?¨® del castillo sino que lo amuebl¨® a su gusto. Cada vez que el Athletic superaba el centro del campo osasunista, cosa que ocurr¨ªa con facilidad y asiduidad, el ¨¢rea rojilla se incendiaba. Definitivamente, el lanzador de cuchillos, o sea Aduriz, ten¨ªa el cargamento lleno. Su partido fue una lectura, con puntos y comas, del manual cl¨¢sico del delantero centro: pertinaz, ¨¢gil, m¨®vil, jugando de frente y de espaldas, arrancando goles y tarjetas a sus oponentes (Arribas, desquiciado, fue expulsado en la segunda mitad y Loties a?adi¨® a su tembleque una amarilla que le increment¨® el v¨¦rtigo).

El tercer gol del Athletic fue la culminaci¨®n de cuando se combinan el arte y el oficio. Herrera pinch¨® el bal¨®n como si en vez de u?as tuviese garfios y se lo puso a Aduriz en la cabeza. El delantero guipuzcoano se mantuvo unos instantes en el aire antes de golpear el bal¨®n con la cabeza junto al poste. En vez de cuello, parec¨ªa tener las extensiones flexibles del inspector Gadget.

Osasuna solo dej¨® la noticia de una gran jugada de Marc Bertr¨¢n, que prefiri¨® la violencia a la sutileza para batir a Iraizoz, y un par de disparos francos desde la frontal cuando ya apelaba m¨¢s a la gen¨¦tica que a la inteligencia. En el tramo final cayeron otros dos goles: uno de Ibai G¨®mez, fiel a su cita juegue los minutos que juegue (ayer no llegaron a 15) y de Kike Sola, el exosasunista, que como buen hijo pr¨®digo dej¨® un recado en casa aunque no lo festej¨®. Disfrutado el castillo, lo abandon¨® en silencio, en espera de su semana intensa de Copa (frente al Atl¨¦tico) y de Liga (frente al Real Madrid), y con un colch¨®n de cinco puntos para la Liga de Campeones.