Francia es eterna

Caminaba sonriente Jerome Fern¨¢ndez hacia el podio. Al frente de la ¨²ltima selecci¨®n en subir. La campeona. Un camino que el capit¨¢n de Francia ha recorrido ya ocho veces desde 2001. Seis desde que se colgase el oro en los Juegos de Pek¨ªn. Solo han dejado de subirse al caj¨®n, a lo m¨¢s alto, en el Europeo de Serbia y en el Mundial de Espa?a. Un manch¨®n en el curr¨ªculo de la mejor selecci¨®n de la historia del balonmano. Un equipo para la eternidad.

Un a?o despu¨¦s de la estrepitosa derrota del Mundial de Espa?a, Dinamarca volvi¨® a sucumbir (32-41) en una final. Esta vez, a¨²n m¨¢s dolorosa si cabe por jugarla en casa, con el apoyo de los 14.000 espectadores que enmudecieron ante el recital ofensivo de les bleus, liderados por Nikola Karabatic.

Fue la estrella francesa quien descorch¨® la goleada. Un arranque demoledor, como el de hace un a?o en el Sant Jordi, sac¨® otra vez del partido a la genial Dinamarca, vertiginosa con el viento a favor, incapaz de remar en mareas adversas. Tard¨® casi cinco minutos en anotar el primer gol. El 4-13 que reflejaba el marcador a los 17 minutos se tornaba en un Himalaya imposible de ascender por los anfitriones.

No encontr¨® Dinamarca, o no tiene, forma de parar las alas de Francia: Abalo y Gigou propiciaron una sangr¨ªa goleadora a la que se uni¨® el joven Porte, verdugo de Espa?a en semifinales, y a la que tambi¨¦n contribuy¨® Narcisse y Karabatic. 41 goles, un 73% de efectividad, dan para mucho. Si de la defensa danesa no hab¨ªa rastro, la porter¨ªa parec¨ªa no haber comparecido a la cita. A Landin se le volvi¨® a atragantar una final. Excelso todo el campeonato, solo consigui¨® parar 4 de 26 lanzamientos. Una pena capital ante esta Francia eterna.