Como un pez fuera del agua

A las 3.30 de la madrugada de ayer en Sidney, una persona llam¨® a la polic¨ªa alert¨¢ndoles de que estaba viendo a un joven que deambulaba por la acera aparentemente mareado, desorientado, perdido como un pez fuera del agua, y que hasta intentaba abrir sin llaves una furgoneta aparcada. Cuando lleg¨® la polic¨ªa al rescate, descubri¨® que el joven perdido no era otro que Ian Thorpe, una de las personas m¨¢s admiradas de Australia, un nadador que ha ganado cinco oros ol¨ªmpicos y 11 mundiales, que ha brillado como una estrella, que ha sido Thorpedo para todos los australianos a los que ha hecho sentirse orgullosos de ser australianos vi¨¦ndole nadar, que ha sido ¨²nico, el mejor australiano de la historia. Y esto fue as¨ª desde que ten¨ªa 14 a?os, desde que gan¨® su primer t¨ªtulo mundial.

Despu¨¦s de trasladarlo al servicio de urgencias de un hospital cercano, Thorpe fue derivado a una cl¨ªnica psiqui¨¢trica, donde permanece ingresado. Ya la semana pasada algunos tabloides hab¨ªan publicado que debido a sus problemas con el alcohol y los antidepresivos, Thorpe estaba ingresado en una cl¨ªnica. ¡°Pero eso no es verdad¡±, afirm¨® ayer su representante, James Erskine. ¡°Estuvo ingresado en un hospital, s¨ª, pero fue para tratarse de las heridas que se hab¨ªa producido en un hombro despu¨¦s de sufrir una ca¨ªda¡±. ¡°Esas informaciones no ayudaron para nada a Ian¡±, continu¨® Erskine tras admitir que en esta ocasi¨®n, s¨ª, que Thorpe estaba ya ingresado en una cl¨ªnica de rehabilitaci¨®n. ¡°Mezcl¨® los antidepresivos que siempre toma con analg¨¦sicos y por eso entr¨® en ese estado de desorientaci¨®n, pero no hab¨ªa bebido nada de alcohol. Iba con un amigo y simplemente intent¨® entrar en el que cre¨ªa que era el coche del amigo¡±.

Thorpe tiene 31 a?os. Dej¨® de competir con el equipo ol¨ªmpico australiano tras los Juegos de Atenas 2004, pero en noviembre de 2011 volvi¨® a entrenarse con fuerza con la intenci¨®n de clasificarse para los Juegos de Londres 2012. El intento termin¨® en fracaso, pero Thorpe, como si solo en el agua encontrara el ox¨ªgeno que le permitiera seguir viviendo, sigui¨® entren¨¢ndose, creyendo siempre que podr¨ªa volver a ser si no el de sus grandes tiempos si un buen nadador y encontrar un hueco en el equipo australiano que disputar¨¢ este verano los Juegos de la Commonwealth. Se fue a vivir a Suiza y all¨ª se entren¨® hasta que una lesi¨®n en el hombro en agosto pasado le oblig¨® a tirar la toalla definitivamente. Hasta Navidades permaneci¨® en Suiza. Despu¨¦s volvi¨® a Sidney a vivir con sus padres.

Igual que para Michael Phelps, el mejor nadador de la historia, la piscina fue la mejor terapia para curar los brotes de autismo que destrozaron su infancia, Ian Thorpe encontraba en el agua y en el olor a cloro el ¨²nico remedio a la depresi¨®n, una enfermedad que, seg¨²n desvel¨® en 2012 en su autobiograf¨ªa, ha estado persigui¨¦ndole toda su vida. Su regreso en 2011, confes¨®, no era m¨¢s que un intento de encontrar un refugio en la piscina contra la depresi¨®n.

¡°Cuando dej¨¦ la nataci¨®n, cuando perd¨ª la rutina de los entrenamientos cotidianos, hab¨ªa ma?anas en las que no ten¨ªa ni fuerzas para levantarme de la cama. Ni fuerzas, un gran peso me oprim¨ªa el pecho, ni razones, solo miedo de enfrentarme al mundo, a las tareas m¨¢s banales¡±, declar¨® a finales de 2012. ¡°Pero cuando volv¨ª a entrenarme, s¨²bitamente todo pareci¨® mucho mejor. La competici¨®n puede aumentar la presi¨®n, s¨ª, pero cuando compito es cuando mejor puedo manejar la ansiedad y la depresi¨®n. Los peores d¨ªas son los d¨ªas normales. En t¨¦rminos deportivos, mi intento de volver en Londres fue un completo fracaso, pero me permiti¨® volver a descubrir lo que amaba de un deporte que hab¨ªa dejado odi¨¢ndolo. Encuentro una gran belleza y calma en la repetici¨®n de los entrenamientos, en sus ritmos, en sus rituales...¡±.