Sobre la caducidad de Navarro
Una de las cuestiones, tras la derrota del Barcelona ante el Madrid en la final de la Copa, es por qu¨¦ Xavi Pascual, dado que Navarro no estaba jugando bien, no le dio cuerda a Abrines en el ¨²ltimo tramo. La derrota del Barcelona, por m¨¢s que se produjera en el ¨²ltimo segundo, aviva los reproches hacia el flojo rendimiento de su capit¨¢n y la decisi¨®n de su entrenador de mantenerlo en la cancha. El asunto es que un cambio de esa naturaleza, en una final, en un momento cr¨ªtico y frente al rival de los rivales, hubiera contenido una carga de profundidad con efectos secundarios.
Navarro tiene 33 a?os. Ten¨ªa 17 y estudiaba tercero de BUP cuando debut¨® en la ACB. Joan Montes fue el t¨¦cnico que le dio la alternativa en el Palau Blaugrana. Desde aquel 23 de noviembre de 1997, desde que era un j¨²nior, Navarro ha sido ¨²nico, por sus virtudes y caracter¨ªsticas. Las mismas que ahora pueden hacer m¨¢s dif¨ªcil para un entrenador aplicarle una simple regla de tres: si no est¨¢ bien, si no tiene su d¨ªa, al banquillo. Nunca ha funcionado esa pauta con ¨¦l, ni siquiera cuando su carrera era incipiente; menos a¨²n desde que adquiri¨® definitivamente el estatus de l¨ªder.
En sus inicios en la selecci¨®n se produjeron dos ejemplos sobre c¨®mo es visto por los entrenadores. Lolo Sainz se lo llev¨® a los Juegos de Sidney 2000 y en cambio dej¨® en Barcelona a su inseparable compa?ero de quinta Pau Gasol. ¡°Navarro, si no posee esa experiencia que da los a?os, s¨ª tiene una manera de jugar y actuar con picard¨ªa que es lo que todav¨ªa le falta un poquito a Pau¡±, argument¨® entonces Sainz.
Con el capit¨¢n del Bar?a, de 33 a?os, nunca ha servido la pauta de mandarle al banquillo si no est¨¢ bien
En el Europeo de 2001 en Turqu¨ªa, Espa?a iba camino de ser eliminada por Rusia en los cuartos de final. Perd¨ªa por 49-53. Faltaban algo m¨¢s de tres minutos y la cosa ten¨ªa muy mala pinta. Y Navarro hab¨ªa fallado 12 lanzamientos. Pero Imbroda lo mantuvo en pista. En ese tramo decidi¨® el partido, 62-55, y Espa?a se meti¨® en las semifinales. Imbroda argument¨®: ¡°Navarro es un jugador ¨²nico. Cuanta m¨¢s presi¨®n, mejor juega. Y no se hunde nunca, por m¨¢s que falle. Por eso lo mantuve en la pista¡±. Eso dec¨ªa el seleccionador de un jugador que ten¨ªa entonces 21 a?os.
Evidentemente, la ley de la naturaleza acerca a Navarro al final de su carrera y a un declive f¨ªsico. La clave es determinar cu¨¢ndo y actuar en consecuencia. En la final de M¨¢laga, solo anot¨® uno de los cinco tiros de dos puntos que intent¨®, fall¨® cuatro triples y anot¨® tres de los seis tiros libres que lanz¨®. Dio cuatro asistencias, perdi¨® dos balones y recibi¨® un tap¨®n. Concluy¨® con una valoraci¨®n estad¨ªstica negativa: -3. De haber sido otro jugador, probablemente hubiera sido sustituido. Pero un l¨ªder debe estar en la cancha en los momentos decisivos. A menos que, como le sucedi¨® a Epi al final de su carrera, el entrenador le cambie su estatus y pase a desempe?ar otro papel. Epi se retir¨® a punto de cumplir 36 a?os y en sus tres ¨²ltimas temporadas tuvo que adaptarse a salir desde el banquillo y jugar menos de la mitad de los 30 minutos que promediaba en 1993. Cualquier decisi¨®n al respecto es de gran calado. Afecta al l¨ªder del equipo y, en consecuencia, al microclima del vestuario. No existe un modelo de actuaci¨®n. Unos se cuidan m¨¢s, otros menos; algunos se ven m¨¢s perjudicados por las lesiones. Incluso la posici¨®n en que act¨²an repercute en sus pilas. El caso de Felipe Reyes, por ejemplo, es diferente al de Navarro. A punto de cumplir 34 a?os, Felipe empez¨® un a?o m¨¢s tarde en la ACB y acumula 1.100 minutos menos que el 11 azulgrana, sin tener en cuenta los 2.117 que este jug¨® en la NBA.
Se antoja vital la forma en que Pascual y Orenga administren el tramo final de la carrera de un jugador excepcional como Navarro. Hay quien cree adivinar que ya est¨¢ cerca. Otros se atienen a casos de longevidad de grandes jugadores que rindieron a buen nivel con m¨¢s de 40 a?os: Creus, Oscar Schmidt o Meneghin. Orenga, por extensi¨®n, tendr¨¢ que administrar el final de la generaci¨®n de oro que afronta el pr¨®ximo Mundial de Espa?a y que, despu¨¦s, deber¨¢ decidir si llega en condiciones a los Juegos de R¨ªo de Janeiro en 2016. A Navarro, en su d¨ªa, se supo verle llegar. ?Se sabr¨¢ gestionar su etapa final?
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