Nadal se pasea por el alambre
El mallorqu¨ªn, dolido en la espalda y en una mano, salva dos puntos de partido y once bolas de break para remontar 2-6, 6-3 y 7-6 a And¨²jar y citarse hoy en la final con Dolgopolov (21.00, C+ deportes)
Es set arriba y bola de break en el inicio del segundo parcial para Pablo And¨²jar. En semifinales del torneo de R¨ªo, Rafael Nadal ha perdido la br¨²jula y se toca un par de veces la espalda, como si volvieran a atenazarle los dolores que sufri¨® en la final del Abierto de Australia. El mallorqu¨ªn, que de nuevo se protege la zona lumbar con cuatro cintas de fisioterapia, no est¨¢ fino. Se mueve sin soltura. Con malos apoyos. Frecuentemente pierde la posici¨®n en la pista. Cada uno de sus segundos saques es aprovechado por el n¨²mero 40 para quitarle la iniciativa o el punto (m¨¢s de 10 restos ganadores). Sufre Nadal, dolorido tambi¨¦n en la mano izquierda. Pena ante los derechazos de su contrario, que se procura dos bolas de partido y cierra la noche habiendo ganado m¨¢s puntos. Finalmente, el n¨²mero uno se clasifica para su tercera final en tres torneos de 2014 (le espera hoy, a las 21.00 y por C+ Deportes Dolgopolov, verdugo por doble 6-4 de David Ferrer), igual que podr¨ªa haber perdido. Esto es lo que ocurre: durante casi tres horas, Nadal se pasea por el alambre (2-6, 6-3 y 7-6).
Sin chispa en las piernas, el n¨²mero uno se mueve con cierta pesadez, y eso se traslada a sus golpes. El tenis es un deporte de armon¨ªa, en el que la posici¨®n de cada parte del cuerpo influye en c¨®mo resulta el tiro. Al llegar pocas veces hasta la pelota en la situaci¨®n adecuada, el mallorqu¨ªn dispara m¨¢s errores no forzados de los que acostumbra y pocas veces tiene el dictado del juego. En ocasiones est¨¢ fuera de sitio, con la posici¨®n en la pista perdida, en tierra de nadie. Sorprendentemente, es And¨²jar quien lleva la voz cantante con una propuesta que no tiene nada de novedosa. El conquense intenta encerrar al mallorqu¨ªn sobre el rev¨¦s y huir de los intercambios largos. Sin ser un especialista en la volea, no le hace ascos a las subidas a la red, todo con tal de no sufrir innecesariamente sobre la l¨ªnea de fondo. Dispara diagonales deliciosas con su drive, hurgando en el punto d¨¦bil de Nadal, que es el hueco que deja en el lado de su propia derecha. El mallorqu¨ªn no tiene piernas para contrarrestar eso en el inicio del partido. And¨²jar juega a c¨¢mara r¨¢pida y ¨¦l a c¨¢mara lenta.
Al campe¨®n de 13 grandes le cuesta mover la pelota, y la acumulaci¨®n de errores con su derecha invertida es el mejor retrato de que no se mueve como acostumbra. El segundo set hace de bisagra en el partido. Varias veces se equivocan los jueces de l¨ªnea, casi todas perjudicando a And¨²jar (¡°?Est¨¢n ciegos o qu¨¦? ?La que es buena la cantan mala!¡±, se queja cuando le quitan un punto que le daba bola de break), que no le pierde la cara al duelo.
Es el conquense el que juega bien plantado dentro de la pista, dominando. Suyas son las cuatro primeras bolas de break en la tercera manga. Son cuatro oportunidades, ?cuatro!, para poner tierra de por medio y adelantarse en busca de una victoria de las que se recuerdan toda la vida. Nadal aprovecha la primera que tiene, conquistada adem¨¢s desde un 40-15 en contra (4-3 y saque), pero cede su servicio inmediatamente. Es 4-4. Es, tambi¨¦n, un partido a cara de perro, de partitura sucia, con el marcador lleno de tirones y frenazos. Y as¨ª se llega al tie-break. Es la locura.
¡°?Pablo, Pablo, Pablo!¡±, se cae el estadio. ¡°?Rafa! ?Rafa!¡±, contesta otra parte de la grada. Los cinco primeros puntos los gana el jugador que se posiciona al resto, fiel imagen de los vaivenes del encuentro. And¨²jar tiene el duelo en sus manos por dos veces, porque en dos ocasiones tiene punto de partido. Nadal sue?a con levantar los brazos en tres ocasiones al resto, listo para a?adir otro nombre a la lista de rivales derrotados por la leyenda que le se?ala como el mejor en los momentos cumbre. Y And¨²jar que dispara derechazos llameantes, uno de ellos, en punto de partido en contra, capaz de limpiar de polvo la l¨ªnea. Y Nadal que aprieta mientras gru?e de dolor, quej¨¢ndose de la mano izquierda. La tensi¨®n aumenta hasta el 10-10. El reloj se acerca a las tres horas, y todo est¨¢ en equilibrio. Saca And¨²jar, y quien gane ese punto tendr¨¢ una nueva pelota de partido. El conquense, que tantas cosas buenas hizo durante el partido, elige mal: lanza una dejada que no est¨¢ en el guion, y deja que Nadal discuta con su saque su cuarta opci¨®n de triunfo. Cuando el reloj marca 2h47m, todo ha quedado decidido.
As¨ª llega el campe¨®n de 13 grandes a la victoria: por un camino lleno de curvas y espinas, sin claridad, por la carretera regional, no por la autopista. Todo un aviso de cara a la lucha por el t¨ªtulo. Este domingo le espera Dolgopolov, un tenista sin patr¨®n, absolutamente impredecible, que con sus dejadas y sus tiros planos pondr¨¢ a prueba la chispa de las piernas del n¨²mero uno.
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