Esperando al otro Diego
Simeone ha cambiado sin ¨¦xito el dibujo del Atl¨¦tico para encajar al refuerzo m¨¢s deseado
Cuando a los jugadores del Atl¨¦tico se les pregunta en p¨²blico por Diego Ribas y su encaje en el sistema de juego su tono se corta y el discurso es muy medido. Perciben que tienen que responder sobre un eslab¨®n delicado en el engranaje del equipo. Tambi¨¦n emplean el futuro en sus tiempos verbales cuando se refieren a la estrella brasile?a recuperada en el mercado invernal. Curioso, en un equipo en el que el plantel y su entrenador han justificado los ¨¦xitos por su permanencia en el presente. ¡°Estamos confiados en que ser¨¢ muy importante¡±, advierte Diego Costa, que apunt¨® a un periodo de acoplamiento necesario. Curioso tambi¨¦n, en una din¨¢mica en la que no se esperaba a nadie porque la competitividad y el calendario de la competici¨®n lo imped¨ªan. ¡°Viene de una liga distinta... no es culpa suya. Ante Osasuna no fuimos nosotros. Diego nos aporta mucho y confiamos en ¨¦l¡±, le defiende Costa.
La realidad de que las cuatro titularidades de Diego se hayan saldado con cuatro derrotas estaba fuera de cualquier imaginario. Su llegada deb¨ªa suponer un salto de calidad y una variante necesaria ante las nuevas necesidades creadas al equipo por los planteamientos m¨¢s cerrados de los contrarios. Hasta ahora, el efecto Diego solo se ha percibido en dos partidos, en su regreso ante la Real Sociedad y ante el Valladolid. En ambos sali¨® desde el banquillo para cerrar dos victorias ya edificadas por sus compa?eros.
El equipo ha perdido los cuatro partidos en los que el brasile?o ha jugado de titular
Simeone ha tratado de ayudar a su gran apuesta acomod¨¢ndole en un dibujo diferente al que ha utilizado durante el curso. En el partido de Copa en el Bernab¨¦u (3-0) mut¨® del 4-4-2 al 4-2-3-1 con el brasile?o por detr¨¢s de Diego Costa. A Diego Ribas no se le vio c¨®modo y hasta se gan¨® una tarjeta por una dura entrada a Cristiano. Por ello, y ante la superioridad del Madrid en el medio del campo, Simeone opt¨® por dejarle en el banquillo. Con el 4-2-3-1, Diego brill¨® mucho en su primera etapa como rojiblanco. El planteamiento de El Sadar, de nuevo con ese sistema y con Adri¨¢n en un costado, tuvo visos de querer recordar aquel exitoso primer a?o. Entre medias de esos cambios de dibujo, dos victorias, Valladolid y Milan, sin Diego en el campo y con un regreso al molde cl¨¢sico de este curso.
Diego estuvo jer¨¢rquico en cuanto a su reclamo del bal¨®n, incluso autoritario en este sentido con Alderweireld, al que le reclam¨® varias veces que le buscara m¨¢s cuando sacaba la pelota, pero una vez con ella no desequilibr¨®. Perdi¨® 10 balones y no filtr¨® ning¨²n pase da?ino. El propio Simeone ha reconocido que con Diego el equipo est¨¢ m¨¢s capacitado para aumentar la posesi¨®n del bal¨®n y que sin ¨¦l, el conjunto juega m¨¢s directo. Su aterrizaje deb¨ªa darle otra forma diferente de ganar los partidos cuando fuera necesario. Sin embargo, todav¨ªa no ha logrado engrasarse en el juego de ataque. Tampoco los jugadores parecen sentirse tan c¨®modos en el 4-2-3-1 como lo est¨¢n en el 4-4-2. ¡°Por el sistema hay que preguntar al m¨ªster. ?l intenta lo mejor para el equipo. A veces sale bien y otras no. Pero lo de Pamplona es culpa nuestra, porque si salimos con ganas somos un equipo muy fuerte¡±, apunta Costa.
En Pamplona, el equipo se parti¨® tanto en defensa como en ataque. Las l¨ªneas se separaron m¨¢s de lo habitual en un equipo que se caracteriza por ser un bloque compacto. Si en los goles encajados se apreci¨® falta de intensidad y concentraci¨®n, en la salida de bal¨®n hab¨ªa muchos metros entre la defensa y los centrocampistas. El contexto f¨ªsico del equipo en el que ha llegado Diego tampoco le ha ayudado. En esas cuatro derrotas, el Atl¨¦tico fue superado en una faceta en la que siempre ganaba: la agresividad.
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