La paradoja de Ancelotti
El 2-2 del Madrid en el Calder¨®n hace dudar al entrenador entre sus convicciones 'italianizantes' y los deseos de la directiva
El ¨²ltimo derbi puso de manifiesto la paradoja de Ancelotti. La contradicci¨®n que atormenta al entrenador del Madrid, que desde hace meses se debate entre dos fuerzas. Primero, su conciencia, que le anima a obrar obedeciendo principalmente a sus criterios futbol¨ªsticos y a limitar las concesiones a la directiva a decisiones puntuales. Segundo, las recomendaciones que le trasladan terceros de parte de eso que llaman ¡°club¡±, en donde el t¨¦cnico cree entrever la figura omnipresente de Florentino P¨¦rez.
Los empleados de Valdebebas aseguran que nunca hab¨ªan visto a Ancelotti tan nervioso como en la ¨²ltima semana. No son pocos los jugadores y los asistentes que creen que el entrenador finalmente da s¨ªntomas de doblegarse a la presi¨®n que supone entrenar a un club como el Madrid.
Dicen los colaboradores de Florentino P¨¦rez que el presidente contrat¨® a Ancelotti con la misi¨®n primordial de mejorar el ¨²nico aspecto de la gesti¨®n de Mourinho que le desagradaba: nada m¨¢s y nada menos que el juego del equipo. El presidente quer¨ªa acabar con el contragolpe como ¨²nica salida. Aspiraba a que el Madrid dominara los partidos, que fuera protagonista, que llevara la iniciativa apoder¨¢ndose del bal¨®n. Ancelotti se comprometi¨® a esto en las charlas que mantuvo con el Madrid siendo todav¨ªa entrenador del PSG. Sin embargo, con el correr del tiempo, el t¨¦cnico desisti¨® de procurar un juego elaborado para configurar un sistema defensivo eficaz y alentar el contragolpe. Florentino P¨¦rez lo interpret¨® como un s¨ªntoma de incorregible pereza. Ancelotti argument¨® que los mejores jugadores de la plantilla no sab¨ªan expresar su talento de otra manera, y que si deb¨ªa jugar con Bale y Cristiano por imposici¨®n estrat¨¦gica presidencial, no le quedaba m¨¢s remedio que liberarlos haci¨¦ndose fuerte atr¨¢s. Para parapetarse atr¨¢s deb¨ªa descartar a Isco e Illarra (dos favoritos presidenciales) y apostar por un medio campo con Alonso, Modric y Di Mar¨ªa. Este 4-3-3 era, dijo, la menos imperfecta de las opciones posibles. La respuesta de los emisarios de la directiva fue simple: si fracasaba por este camino no gozar¨ªa del respaldo del club.
El 2-2 del Calder¨®n constat¨® que el modelo de Ancelotti es imperfecto y que, frente a rivales s¨®lidos, corre el riesgo de resquebrajarse. Ni con el 0-1 a favor consiguieron contragolpear al Atl¨¦tico. Fuentes presentes en el banquillo del Calder¨®n observaron que fue el propio entrenador el que pareci¨® renunciar a sus principios en un cambio que medio vestuario juzg¨® con mirada suspicaz: Isco por Di Mar¨ªa en el minuto 62. Isco, el jugador con m¨¢s padrinos en la directiva despu¨¦s de Bale, en lugar de Di Mar¨ªa, el hombre que Florentino P¨¦rez dese¨® vender con todas sus fuerzas el pasado verano. Isco, ese jugador en el que el presidente puso sus esperanzas de elevar la calidad del juego de toque madridista, pero que, sin embargo, fue resentido por Ancelotti y los veteranos debido a su escasa capacidad defensiva. La lectura que hizo la plantilla tras el derbi fue instant¨¢nea: Ancelotti se rend¨ªa. Ancelotti hac¨ªa pol¨ªtica. Ancelotti prefer¨ªa fracasar tranquilo aplicando ideas ajenas antes que permanecer fiel a sus convicciones luchando por un ¨¦xito improbable contra la voluntad se?alada de los poderes que gobiernan el club. El cambio necesario, opinaron algunos jugadores tras el partido, fue evidente: Bale por Jes¨¦. Pero Bale, concluyeron, era la piedra fundamental del ¨²ltimo proyecto y Jes¨¦ le hac¨ªa una inesperada competencia interna.
Hay una parte importante de la plantilla que no ha dejado de observar a Ancelotti como un delegado presidencial, inevitablemente m¨¢s atento a realizar las visiones de Florentino P¨¦rez que a decidir con principios de justicia deportiva. Los veteranos creen que la propuesta contragolpeadora de Ancelotti no es infalible pero es la mejor alternativa, dada la situaci¨®n. Coinciden con el entrenador en que Jes¨¦ es m¨¢s necesario que Bale del mismo modo que Di Mar¨ªa ayuda m¨¢s al equipo que Isco, pero temen que se impongan medidas de ¨ªndole pol¨ªtica. Se preguntan si la entrada de Isco en el Calder¨®n y la postergaci¨®n de Jes¨¦ y Di Mar¨ªa no es un indicio de la nueva deriva.
Las palabras de Ancelotti ensalzando a Isco, ayer, en v¨ªsperas de recibir al Levante, parecen justificar un cambio inminente: ¡°Isco jug¨® como volante contra el Schalke y contra el Atl¨¦tico, y lo volvi¨® a hacer muy bien en la selecci¨®n sub-21. Est¨¢ m¨¢s cerca de inspirarme la confianza total de poder jugar en el centro del campo. Yo tuve un jugador de parecidas caracter¨ªsticas, como era Seedorf, un mediocampista ofensivo que con sacrificio jug¨® de volante y fue clave en el buen juego del Milan. Creo que Isco puede hacer lo mismo porque tiene diez a?os menos que Seedorf¡±.
Ancelotti sabe que comparar a Isco con Seedorf es lo mismo que comparar un gamo con un caballo. F¨ªsicamente se parecen muy poco. Isco no defiende m¨¢s porque no puede; Seedorf no defend¨ªa porque no le daba la gana.
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