Otro mal trago del City
Sobre el papel parec¨ªa una gran idea: ?qu¨¦ mejor que acercarse a media ma?ana de un s¨¢bado de primavera al Emirates para ver un Arsenal-Everton (4-1) de cuartos de final de la Copa de Inglaterra? Buenos, quiz¨¢s una cosa: haberse acercado el domingo a Manchester para ver c¨®mo al City se le atragantaba la Copa ante un segunda divisi¨®n, el Wigan (1-2). El mismo que le gan¨® la final en Wembley el a?o pasado en el ¨²ltimo minuto d¨ªas antes de descender.
Para el City, era una cita importante: una semana despu¨¦s de ganar la Copa de la Liga, superar al Wigan en casa a partido ¨²nico (solo hay partido de vuelta si hay empate en la ida) parec¨ªa la preparaci¨®n ideal antes de viajar a Barcelona y aprovechar el letargo suicida del Bar?a para remontar el chasco de la ida en Champions.
El Arsenal se enfrentar¨¢ al Wigan y el Hull (en semifinales por primera vez en 80 a?os) al Sheffield United
Pero f¨²tbol es f¨²tbol, la Copa es la Copa y Demichelis es Demichelis: el argentino no falt¨® a su cita con los penaltis y cometi¨® uno a la media hora que permiti¨® a Jordi G¨®mez adelantar al Wigan. Nada m¨¢s empezar la segunda parte, Perch marc¨® el segundo. Y ah¨ª empez¨® el partido copero. Pellegrini meti¨® de golpe a Silva, Dzeko y Milner y aquello se convirti¨® en un asedio sin cuartel a la porter¨ªa del Wigan. Sobre todo cuando Nasri marc¨® cuando a¨²n quedaban 20 minutos largos. La presi¨®n del City fue brutal y con ella las ocasiones. Pero entre postes, mala punter¨ªa y aciertos de la defensa, el pez chico se comi¨® al gordo.
En el Emirates, todo hab¨ªa sido distinto la v¨ªspera. Arsenal y Everton jugaron un partido de guante blanco, en el que casi compet¨ªan a limpieza, cortes¨ªa y calidad. El Everton de Roberto Mart¨ªnez, cada d¨ªa m¨¢s lejos del que hab¨ªa armado David Moyes, sali¨® a ganar pero empez¨® perdiendo: ?zil, de vuelta de su larga crisis de identidad, marc¨® al poco de empezar. De la mano de la quiz¨¢s m¨¢s brillante promesa de Inglaterra, Ross Barkley, el Everton se fue haciendo con el partido y el empate de Lukaku no fue m¨¢s que el l¨®gico reflejo del juego.?
Entre el sol, un estadio moderno, c¨®modo y hermoso en el que casi hasta se come bien, los ni?os tienen juegos con los que entretenerse mientras pap¨¢ (y mam¨¢) se toman otra pinta, aquello era el para¨ªso. Nadie quer¨ªa estropearle el fin de semana al rival. En el Everton, Barkley empez¨® a perdonar goles. Y el Arsenal parec¨ªa jugar con diez porque no se recuerda que el jugador con el n¨²mero 22, apellidado Sanogo, llegara a tocar la pelota. Aunque se alinea en posiciones distintas, Sanogo recuerda mucho a su compa?ero Diaby: fabulosa calidad aparente y eficacia cero.
Sanogo se retir¨® a la hora de partido y entr¨® Giroud, un jugador que parece casado con el gol desde que la prensa aire¨® sus aventuras extraconyugales. Siguiendo en la misma l¨ªnea de suave bondad, el veterano Barry cometi¨® un penalti innecesario. El ¨¢rbitro, quiz¨¢s parea compensar la gentileza de Barry, le oblig¨® a Arteta a marcarlo dos veces. El Everton sigui¨® pareciendo capaz de empatar, pero Giroud hizo completa la felicidad de la parroquia local con dos goles en contraataques de ¨²ltima hora.
En las semifinales a partido ¨²nico en Wembley, el Arsenal se enfrentar¨¢ al Wigan y el Hull (en semifinales por primera vez en 80 a?os) al Sheffield United, que est¨¢ en la mitad de la tabla de la League One, como Segunda B. Si el Arsenal no gana esta copa, quiz¨¢s ya nunca gane ninguna¡
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