Costa mantiene la persecuci¨®n

El Atl¨¦tico mantiene su esforzada persecuci¨®n del Madrid. Lo hace sufriendo, desde el sudor, pero no cede en su empe?o de pelear el campeonato. Se ha tomado este final de Liga como un sprint de 11 jornadas y ya ha avanzado una siguiendo de cerca la nuca de su vecino. Todo indica que de aqu¨ª a que acabe el curso, el Atl¨¦tico va a ser un equipo duro, vertical y muy competitivo. Capaz de meterle una marcha m¨¢s a los partidos en los segundos tiempos como hizo anoche y tambi¨¦n hace una semana en Vigo. Fue uno de esos partidos que enorgullecen a Simeone, por la intensidad que exigen, porque el equipo trata de buscar el triunfo desde sus armas, buscando por fuera, por dentro, con jugadas a bal¨®n parado o en vertical, como sucedi¨® en un gol tan valioso como peleado.

No es el de Simeone un equipo que conozca la victoria relajada y f¨¢cil. Todo lo contrario, da la impresi¨®n de que siempre va a necesitar de Courtois, espl¨¦ndido otra vez cuando su equipo perdi¨® fuelle y tuvo que someterse a un tiroteo final, y de Diego Costa, decisivo con su tanto.

No se esperaba que el Espanyol le concediera una noche pl¨¢cida, as¨ª que el Atl¨¦tico tuvo que buscarla en una noche de f¨²tbol tan dura como emocional. Primero se vio en la necesidad de hacer un gol, despu¨¦s tuvo que fajarse con el agobio de no encajarlo. Fue Costa el que a la hora de juego abri¨® la lata tras un primer tiempo muy guerrillero. En dos pases, todo muy en l¨ªnea recta, por fin pudo vencer a la s¨®lida defensa del Espanyol. Gabi conect¨® con Villa y este le filtr¨® un bal¨®n al espacio a Diego Costa, rompedor a la carrera contra Colotto y sibilino al cruzar el bal¨®n con la izquierda sobre la salida de Kiko Casilla. De nuevo, su demoledora zancada fue crucial. Lleva ya 22 goles en Liga. Si su equipo le mira a la cara al Madrid en la pelea por el campeonato, ¨¦l le sostiene la mirada a Cristiano Ronaldo en la tabla de goleadores. Tal y como estaba anunciado en uno y otro lado, el partido fue de inicio una batalla por cada espacio y por cada pelota. Un combate de esos en los que primero se choca y despu¨¦s se trata de hacer algo con la pelota. Un duelo muy pizarrero, con las miradas muy puestas en el error ajeno. Sin apenas tr¨¢mite, con el bal¨®n parado como arma arrojadiza.

El alto voltaje depar¨® que el Espanyol cometiera m¨¢s de una docena de faltas en el primer tiempo. Eso sirvi¨® para que Sosa ense?ara su excelente golpeo. En el juego a¨²n no pesa mucho, pero el toque le da para sobrevivir. En una falta lateral cerrada que ejecut¨®, Villa se adelant¨® para conectar un cabezazo que oblig¨® a Kiko Casilla a tirar de reflejos. Un c¨®rner se lo puso a Gabi en la frontal del ¨¢rea, pero lo empal¨® mal. Otro saque de esquina, este desde la derecha, lo peg¨® plano, a media altura, una delicia de golpeo, de especialista, que Villa pein¨® y Diego Costa no alcanz¨® a cazar en una acrobacia similar a la que ejecut¨® ante el Milan.

Como el Atl¨¦tico se impuso en ese f¨²tbol de segundas jugadas, gan¨® campo. Dominador, se dedic¨® a buscar agujeros, principalmente por la banda izquierda. All¨ª rein¨® Filipe Luis, hiperactivo y profundo. Muy buscado por todos sus compa?eros, Alderweireld le lanz¨® una de esas pelotas cruzadas que el central belga tiene como uno de sus mejores recursos. Sac¨® un centro el lateral brasile?o que Villa volvi¨® a tocar de cabeza, tambi¨¦n desviado. No le iba ese juego de trincheras y roce a Villa, pero no le perdi¨® la cara. Hizo media docena de remates de cabeza entre dos centrales que le sacan un par de cuartas como H¨¦ctor Moreno y Colotto. Y fue decisivo con su pase a Diego Costa.

Mordi¨® siempre el Espanyol, en defensa, pero le cost¨® desplegarse, sobre todo en el primer acto. Contuvieron bien sus dos mediocentros, David L¨®pez y V¨ªctor S¨¢nchez, pero apenas encontraron enlaces con los de arriba hasta la descarga final. Fue el Espanyol el que pretendi¨® vivir m¨¢s de los errores ajenos. En uno, Stuani, tras una p¨¦rdida de Gabi y un ca?o a God¨ªn, dispar¨® manso. Sergio Garc¨ªa tambi¨¦n estuvo a punto de aprovechar un bal¨®n suelto. El remate, que toc¨® en Alderweireld, oblig¨® a Courtois a una parada meritoria porque tuvo que rectificar y sacar la pelota con el antebrazo.

Fue la primera parada de otra noche grande para ¨¦l, que se empez¨® a forjar cuando el Atl¨¦tico empez¨® a acusar el esfuerzo realizado para ponerse por delante. Ya con Koke en el campo, sustituto de Sosa, fundido. En esa decadencia rojiblanca, empez¨® a emerger Sergio Garc¨ªa, m¨¢s suelto en el remate. Creci¨® con la entrada de C¨®rdoba, que hizo mucho da?o con su velocidad. Fue m¨¢s la angustia lo que gener¨® que peligro verdadero. Y cuando lo logr¨®, apareci¨® Courtois.